Sobre el estatismo – Marcelo Ostria Trigo – 16.3.2012
Los bolivianos hemos intentado casi todos los modelos políticos y económicos; y los hemos aplicado mal.
Los bolivianos hemos intentado casi todos los modelos políticos y económicos; y los hemos aplicado mal.
Entrevista exclusiva de DW con el periodista Ronen Bergman, reconocido experto en cuestiones militares del diario israelí Yedioth Ahronoth, quien cree posible que Israel ataque las instalaciones atómicas iraníes en 2012.
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Nuevo material relacionado enviado por ROMULO RUIZ [romulorui@gmail.com] en fecha 10.2.2012
Los seres humanos frecuentemente faltan a la verdad: unas veces para obtener ventajas, otras para dañar al prójimo o para ocultar malas conductas e, inclusive, es un modo para vengar agravios supuestos o verdaderos. Pero las mentiras mayores –si hay una jerarquía en estas- son las que provienen de los autócratas, cuyo designio manifiesto es dominar a los ciudadanos.
Muchos no quedamos sorprendidos al saber que el presidente, en una conferencia de prensa en Nueva York –fue a Naciones Unidas a hablar sobre el agua como derecho humano–, insistió en atacar a Estados Unidos. Nuevamente dijo que la DEA y el embajador Goldberg, al que guarda singular encono, estuvieron en trajines para alentar un golpe para derrocar a su gobierno. Esto lo viene repitiendo con mucha frecuencia, junto a sus agresivas críticas al capitalismo y a los neoliberales bolivianos.
El 16 de octubre próximo, los bolivianos hemos sido convocados a votar en la elección de magistrados de los altos tribunales de justicia, de acuerdo con una discutida modalidad establecida en la nueva constitución política del Estado. Será la primera vez –creo que en el mundo no hay parangón– que se ‘elegirá’ a unos importantes señores que deben proteger el Estado de Derecho y la institucionalidad de la Nación, así como la vida, la libertad, la honra y la propiedad de los ciudadanos.
Marcelo Ostria Trigo
Con mucha frecuencia nos sorprenden unos anuncios desbordantes de un optimismo ajeno a la realidad: “Todo marcha bien y lo mejor está todavía por venir”. Se exhiben indicadores socioeconómicos y estadísticas para probar que el “proceso de cambio” está bien encaminado y que es notorio el avance en la tarea de edificar una nueva sociedad fundada en los valores de culturas milenarias.
Marcelo Ostria Trigo
Hay sabios refranes populares que surgen de las experiencias de los pueblos. Uno de ellos muestra lo perverso que es hacer el mal que no se quiere recibir. Esto se acrecienta en el juego de la política, la que crea símbolos y hasta dioses –los caudillos frecuentemente son objeto del culto a la personalidad–, exaltando dudosas virtudes y poderes que supuestamente dan impunidad.
Aunque existen diferencias de percepción política, casi todos proclaman objetivos comunes. La gran mayoría entiende que para asegurar la vida plena de los ciudadanos es indispensable promover la libertad, la justicia y la seguridad ciudadana, así como mejorar la educación y la atención de la salud pública, garantizando el trabajo digno para todos. Estos son, en suma, los elementos del país que queremos. Sin embargo, los caminos propuestos para alcanzarlos difieren: unos prefieren la vía democrática, mientras que otros pretenden la imposición.
Autor: Marcelo Ostria Trigo
La Guerra Fría, desatada luego de la Segunda Guerra Mundial, presagiaba una catástrofe nuclear. Por ello, los dos polos de poder –Estados Unidos y la URSS– aceptaron la ‘coexistencia pacífica’, aunque esta fue entendida por los soviéticos como “una forma peculiar de la lucha de clases, que se lleva a cabo por medios pacíficos, con la particularidad de que el principal campo de batalla entre socialismo y capitalismo radica en la emulación económica, en la cual el socialismo, gracias a las ventajas que le son inherentes, alcanzará la victoria” (Diccionario soviético de filosofía). Esa victoria no fue alcanzada y el sueño imperial comunista terminó en 1989, cuando cayó el Muro de Berlín.
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