Ninguna empresa puede competir con el Estado Caballero Pregunta – Julio César Caballero M. – 21.6.2010

Esta fue la afirmación contundente del vicepresidente García Linera, que más allá de la disputa por el mercado de las aerolíneas, traduce la concepción que tiene el funcionario de gobierno, sobre el rol del Estado en el  modelo político vigente en este país.  “El Estado es la empresa más grande de Bolivia. El Estado administra cerca de 14.000 millones de dólares. Ninguna empresa puede competir con él y qué bien que sea así”, dijo.

Y amén, no se escuchó ninguna respuesta contundente de los empresarios y otros gremios afines, que por estos días andan preocupados por otros temas.  Nadie, excepto el empresario dueño de la línea aérea aludida por García Linera, salió en defensa de las libertades económicas en un estado de derecho, y menos aún esgrimió la Constitución Política del Estado, que como otras tantas veces, es considerada como un librito de enunciados que se aplica a conveniencia de partes.

En ningún momento se me ocurriría defender con miopía fundamentalista, los principios de formulación clásica, expresados por Adam Smith (1776, La riqueza de las naciones), que concibe al ser humano como un individuo cuya única motivación es huir del dolor y buscar el placer, lo que le hace conducirse como empujado por una mano invisible hacia el bien común cuando se le deja libertad.  Ni en el país considerado como el más liberal del mundo se practica estos  principios puros.  El estado debe actuar. Es más, ha salido en defensa de empresarios quebrados, de especuladores de bolsa y de las grandes transnacionales, cuando el libertinaje convirtió a Estados Unidos en un país aterrorizado por el desplome de sus símbolos de intermediación financiera que pedían a gritos el salvavidas que les fue lanzado por Obama hace dos años.  Ese fue un extremo, como lo es la afirmación y el pensamiento que motivo la frase de Álvaro García Linera. ¿Hasta donde debiera llegar el estado? La discusión sobre el tema terminó en Bolivia con la aprobación y promulgación de la nueva Constitución Política del Estado, donde claramente se establece un modelo de economía mixta, fundamentado en el pluralismo económico, Capítulo Primero, artículo 1 y más específicamente en el Capítulo 307 donde el estado reconoce, respeta y protege la iniciativa privada.  ¿Más contundente aun? En la misma carta magna, esta garantizada la libertad de empresa y el pleno ejercicio de las actividades empresariales que serán reguladas por ley.   El conflicto surge cuando el estado es Juez y parte, cuando usando sus privilegios aplica todos los mecanismos a su alcance para sacar ventajas competitivas, que pueden ser consideradas como desleales.  Y si a esto se le suma el uso de otras formas de “maniatar” a la competencia privada, todo apunta  a que se busca consolidar un monopolio.

Más allá de la discusión de si el estado es eficiente o no haciendo de empresario, esta el principio de seguridad jurídica  y principalmente la aplicación de reglas claras para aquellos que han decidido crear una cadena de valor a partir de sus inversiones.

* Periodista y cientista jurídico

Julio Cesar Caballero [jccaballero@cotas.com.bo]

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