Quintana en las fronteras – EL DIA (Editorial) – 8.6.2010

El caso del linchamiento de cuatro policías en el municipio potosino de Uncía debería ser tratado fundamentalmente como un problema de frontera. Los campesinos que asesinaron a esos uniformados trabajan para los contrabandistas y narcotraficantes que controlan una vasta región del Altiplano limítrofe con Chile y Perú.

En esas zonas, los comunarios viven de la protección a los convoyes que ingresan con mercaderías ilegales desde los puertos chilenos; participan también del intercambio de productos por cocaína, contrabandean garrafas de gas, diesel, precursores químicos para la fabricación de drogas y cualquier otro género que sea menester.

El flamante director de la rimbombante “Agencia para el De- sarrollo de las Macro-Regiones Fronterizas”, Juan Ramón Quintana, ni siquiera ha mencionado el caso de Uncía para referirse a la ausencia de Estado en las áreas limítrofes y prefiere enfocarse en aquellos lugares donde ha desplegado una serie de acciones políticas y militares que nada tienen que ver con un supuesto plan desarrollista.

¿Política DE fronteras o política EN las fronteras? Nadie duda que Bolivia nunca ha cuidado sus límites y además de haber sufrido la desmembración del territorio nacional, aquellos recónditos lugares han quedado librados al accionar de contrabandistas, narcotraficantes y militares de malos antecedentes, más apegados a la bebida que al resguardo de la Patria. Es obvio que estos problemas no se solucionan con la instalación de regimientos financiados por Venezuela ni con comisarios políticos del estilo Quintana, sino con vías de acceso, creación de polos de desarrollo, promoción de zonas francas, instalación de industrias y la aplicación de fortalecidas políticas sociales, orientadas a la salud y la educación.

No es casual que Quintana se aboque al oriente boliviano, la Amazonia, el Chaco y la Chiquitania, pues pertenecen a aquellos departamentos donde el MAS necesita copar espacios políticos, debilitar a las gobernaciones autonómicas y minar la autoridad de los municipios en manos de la oposición y para ello no va a dudar en aplicar los mismos métodos usados en Pando. ¿O es que se puede esperar otra conducta del ex ministro, vinculado a uno de los escándalos más grandes de contrabando? Esperemos que todo esto sólo sea parte de sus negros antecedentes, aunque el reciente nombramiento de la ex Miss Bolivia, Jessica Jordan, como una suerte de delegada personal en el Beni, sólo puede anticipar una intención de paralelismo y confrontación con la primera autoridad departamental.

Si Quintana quiere desarrollar las fronteras, que lo demuestre buscando una solución definitiva al Mutún, proyecto que podría generar en Puerto Suárez el horizonte más promisorio para el despegue no sólo de aquella región, sino del país. Que promueva la finalización de la carretera Santa Cruz-Quijarro; que agilice la ruta hacia el Paraguay; que siente las bases para que Pando y Beni dejen de ser “el hermoso futuro” del canto “Salve oh Patria”.

Quintana ya habló de fomentar la migración a las fronteras ¿para qué? Si en los límites no hay hospitales, no hay servicios básicos, caminos ni trabajo, elementos que deben ser fomentados con antelación, si es que no pretendemos que esa gente termine como los campesinos en Uncía, vendiendo su alma a los narcos y contrabandistas. A no ser que las pretensiones sean otras.

Bolivia necesita fortalecer sus fronteras, eso nadie lo duda, pero bajo ese pretexto, se busca imponer un sistema de control político.

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