(REPORTAJE: Dinero & inversiones) La tentación del dólar – EL PAIS – 6.6.2010

La apreciación de la divisa estadounidense da una rentabilidad extra a sus activos

Un empleado cuenta fajos de billetes de dólares en una oficina bancaria en Bangkok (Tailandia).- REUTERS

“….en Europa, el riesgo de que se produzcan nuevas quiebras en el sistema financiero sigue existiendo…”

Dicen del mercado de divisas que es el más impredecible. Que a corto plazo se mueve por impulsos en función de los acontecimientos políticos y de la aleatoriedad, del cuándo y del cómo, de los sucesos económicos. Hoy por hoy, incluso hay quien asegura que este mercado, ya de por sí cambiante, vivirá los próximos meses con extraordinaria volatilidad, que las cotizaciones de las distintas monedas adquirirán los movimientos de un péndulo. “Lo nunca visto”, dicen. Una lotería.

    Estados Unidos

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    A FONDO

    Capital:
    Washington.
    Gobierno:
    República Federal.
    Población:
    303,824,640 (est. 2008)

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El de divisas es quizás el mercado más volátil del mundo

A largo plazo hay más consenso: el cambio euro-dólar tenderá a la paridad

Visto así, ninguna inversión está exenta de riesgo cambiario. Ni si se lleva a cabo en euros, ni en dólares americanos, ni en yenes, ni en coronas noruegas, ni en dólares canadienses o australianos. Pero si el inversor particular obtiene sus ingresos en euros y con ellos realiza sus pagos, esta es precisamente la única moneda que en alguna medida le garantiza seguridad.

La cuestión es que la evolución del dólar respecto al euro o del yen en relación con la divisa europea -ambas monedas se han revalorizado con fuerza en muy pocos meses- produce una cierta “tentación”. Basta echar un vistazo a los fondos españoles más rentables a lo largo de 2010 para comprobar que una gran mayoría de ellos -sus rendimientos superan el 10%, 12% o incluso el 15%- están vinculados bien al dólar, bien al yen. ¿Conviene esperar un poco más por si la depreciación del euro continúa o realizar posiciones, recoger los beneficios y apostar por otros activos?

Dentro de la inestabilidad que se dibuja para la cotización del euro frente dólar (el yen sigue, más o menos, el mismo patrón), hay expertos que, a corto plazo, aventuran que la divisa americana llegará a colocarse en torno a 1,18 dólares por euro (el viernes perforó el soporte de 1,20). Razones esgrimen varias: Europa es la región del mundo que menor crecimiento registrará a corto plazo; Europa no puede subir los tipos de interés, con lo que hace relativamente menos atractiva su moneda; la estabilidad el euro depende de demasiados Estados miembros que no han logrado la cohesión en materia presupuestaria ni fiscal; en la eurozona hay un conjunto de países que preocupan -España está entre ellos, y se le exige la concreción entre otras cosas de una reforma laboral y de un claro plan de ajuste-; en Europa, el riesgo de que se produzcan nuevas quiebras en el sistema financiero sigue existiendo…

Si se cree en estas perspectivas, habría que tener posiciones en fondos (o tomarlas nuevas ya fuera en estos productos, en imposiciones en dólares, en depósitos estructurados en esta divisa o directamente en ella), pues los beneficios serían evidentes: rendimientos directos del 2,5%-3%.

En el lado opuesto hay analistas que, a corto plazo, apuestan por que la divisa americana vuelva a ceder posiciones: que haga una primera parada a 1,28 dólares por euro y llegue hasta 1,32. En su caso, las explicaciones también son varias. En primer lugar, dicen que la revalorización del dólar ha sido demasiado rápida: un 15% en cinco meses se considera “demasiado”. Otro motivo es que Washington ha practicado una política keynesiana de endeudamiento público a la espera de que, tal y como sucedió al término de la II Guerra Mundial -se dice que los americanos tienen buena memoria económica-, dé como fruto un aumento mayor de la riqueza, lo que aún está por verse.

Otro de los argumentos que se manejan en favor del euro es que EE UU se beneficia excesivamente de la debilidad de Europa cuando realmente otras monedas, como el dólar canadiense o el australiano o la corona noruega, son bastante más seguras y con mejor futuro dada la solvencia de sus sistemas financieros, su capacidad de proporcionar materias primas a los países en desarrollo… Si se consideran acertadas estas expectativas, habría que tener posiciones en fondos o en cualquier otro activo en la divisa estadounidense y realizar beneficios. A la espera de tiempos mejores.

A medio plazo -se habla de dos-tres años-, con los inconvenientes sobre perspectivas que el mercado de divisas plantea, hay algo más de consenso. En general, se estima que el dólar se encamina de nuevo hacia la paridad original. Si se dispone de este tiempo, de la paciencia necesaria para aguantar los envites puntuales y se cree firmemente en esta opinión, está claro que el dólar será a futuro una buena inversión, ya que proporcionará una rentabilidad adicional lo suficientemente significativa (15%-18%). Para quienes no cumplen las condiciones anteriores de partida, mejor no asumir el riesgo. No hacerlo no significa que no deban o no puedan tomar posiciones en acciones o títulos del mercado estadounidense -su cotización teóricamente se moverá por razones más fundamentales de crecimiento y beneficio-, simplemente que deberán “cubrirse”, con futuros o seguros de cambio.

El riesgo de la deuda

Si apostar por la inversión en dólares es ciertamente arriesgado en estos días, “ni hablar”, dicen los expertos, de endeudarse. Por lo menos para los particulares. Es cierto que hasta hace unos meses, tener un crédito (por ejemplo, una hipoteca) en una moneda distinta del euro: dólar americano, franco suizo o yen, fue más que rentable. Los tipos de interés de salida eran más bajos y, además, el efecto tipo de cambio era positivo, al revalorizarse el euro. Pero… desde finales de 2009, la situación se ha dado la vuelta drásticamente con la revalorización de un 15% de la divisa estadounidense. Por poner un ejemplo: quien debía 100.000 dólares a 31 de diciembre del pasado año tenía una deuda en euros en torno a los 70.000 euros. El importe de esta actualmente supera los 81.600 euros. Introducir, por tanto, este factor riesgo en los préstamos suena, según los analistas, innecesario. Para quien ya esté “pillado” en un préstamo en dólares, dan dos opciones: si las condiciones lo permiten, variar de moneda, y si no, suscribir un seguro de cambio.

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/dinero/inversiones/tentacion/dolar/elpepueconeg/20100606elpnegdin_1/Tes

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