Democracia Arrolladora – EL DIA Editorial – 17.10.2011
El Gobierno del MAS quería que las elecciones fuesen históricas y lo ha conseguido, pero con resultados totalmente adversos a los esperados por el oficialismo. Nunca antes en la historia de Bolivia, tanta gente había expresado con tanta contundencia su postura sobre algún aspecto de la realidad. El propio presidente Morales, que obtuvo un triunfo inédito en el 2005, ha sido superado por esta manifestación democrática que expresa con suma claridad la convicción del pueblo boliviano.
Ha ganado la democracia; han sido derrotados la imposición…..
…….y el intento de instaurar en Bolivia un nuevo modelo de dictadura disfrazada, que durante los últimos años ha estado buscando constantemente la ratificación mediante eventos plebiscitarios. Pese a que no es la primera vez desde el 2006 que el soberano se manifiesta por la vigencia del pluralismo político y el estado de derecho –lo hizo en las elecciones de abril de 2010-, esta vez lo ha hecho de una manera que le impide al régimen de Evo Morales soslayar los resultados o tratar de taparlos con medidas purgativas como aquella ley corta que dio cuenta de decenas de alcaldes y algunos gobernadores de la oposición que le dieron un tremendo revés electoral al MAS.
Sería nefasto que, conocidos los resultados de la jornada dominical, el régimen intente minimizar el mensaje que le está enviando la ciudadanía y persista en su proyecto de avanzar en el copamiento de los poderes republicanos. En este caso, el pueblo ha salvado al Poder Judicial, el más importante de todos, el que tiene la misión de equilibrar el poder, controlarlo, proteger los derechos de las personas, vigilar que este y cualquier gobernante respete su misión principal de cumplir y hacer cumplir las leyes.
Los aventureros que han estado manejando los hilos del poder en estos años y que a toda costa trabajan para construir una dictadura estalinista en Bolivia, no pueden seguir inventando figuras, jugadas y estrategias para continuar en su ruta. Ya no pueden tapar el sol con un dedo, la gente los ha puesto en evidencia; sus graves errores son los culpables de que hoy, una administración que estaba llamada a hacer cambios sustanciales en el país, esté pisando las cornisas de la deslegitimación, un paso previo a la inestabilidad. Lo primero que hizo el vicepresidente ayer, al inicio de la jornada electoral, fue tratar de dividir las aguas. Él no quiere sentirse parte de esta derrota, pese a que seguramente es el principal artífice. El presidente Morales debe darse cuenta de que la próxima manifestación popular será mucho más clara aún y, naturalmente, el destinatario no va a ser más que él.
Qué valor pueden tener esos jueces y magistrados derrotados por el inmenso rechazo popular. Qué legitimidad puede tener la nueva administración de justicia que ha prometido el oficialismo. No se trata solo de rechazar nombres que, de hecho, deberían renunciar antes de tomar la toga y el mallete. Ellos son apenas unos instrumentos, pequeños eslabones del absolutismo que busca imponer el MAS. Lo que ha fracasado es todo el proceso –que debería anularse obviamente-, y sobre todo, se ha consolidado definitivamente el rechazo a todo un proyecto político que desde hace mucho ha perdido el rumbo, sus ideales y, por lo visto, también su base política.
Los aventureros que han estado manejando el poder en estos años, no pueden seguir inventando jugadas y estrategias para continuar en su ruta. Ya no pueden tapar el sol con un dedo; sus graves errores son los culpables de que hoy, una administración que estaba llamada a hacer cambios sustanciales en el país, esté pisando las cornisas de la deslegitimación.
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Tags: Bolivia, democracia, Estado plurinacional, Evo Morales, Poder Judicial, poder total, totalitarismo
Sin categoría | Willi Noack 17 Octubre 2011
By Erick, 18 Octubre 2011 @ 2:41 am
La presente editorial no es otra cosa más que la falacia hecha texto. Debo disculparme, antes que nada, si la siguiente no cumple con las normas mínimas para ser considerada una redacción, ya que mi vocación es distinta a la dedicada a las letras; sin embargo, este hecho no me impide expresar mis ideas de manera que sean comprensibles.
Dada la cantidad de afirmaciones hechas en la presente editorial, intentando forzar una visión como “la realidad absoluta” sobre las recientes elecciones y del accionar del actual gobierno, es que se me hace realmente difícil elegir por dónde empezar:
Pretender comparar las recientes elecciones judiciales con las ya clásicas elecciones de orden político, (donde el elector se inclinaba por uno u otro candidato por simpatía, ya sea al partido político al que representa o al candidato en sí) no me parece racional: el proceso es completamente distinto, probablemente la particularidad más notable es la ausencia de propaganda política, llevada a cabo por las tradicionales casa de campaña. Posiblemente este fue el factor más importante que causó confusión en buena parte de los electores ante la gran cantidad de candidatos. Pero afirmar que las recientes elecciones estuvieron libres de propaganda política sería una gran mentira: si existió un candidato, promovido al nivel de los grandes partidos políticos de antaño, con grandes espacios en los medios de comunicación, y como no podía ser de otra manera, contaba con el apoyo (desde sus inicios) con esos personajes tan famosos por su clara postura opositora, y este candidato no es nada más ni nada menos que “El Voto Nulo”, con semejante movimiento de recursos, me extraña que no haya conseguido mayores porcentajes de votación.
Pretender hacer creer que el país vive en un régimen de dictadura, no es nada más que un argumento en pos de restaurar privilegios a esos sectores minoritarios que durante años se aprovecharon de los recursos que debían ser para todos. No deja de ser curioso, que a pesar de jurar vivir cuartados de derechos, puedan expresar sus ideas de forma libre, en la gran mayoría de los casos exentos de cualquier responsabilidad. Además, me parece una ofensa grande para quienes si vivieron en verdaderos regímenes dictatoriales, que perdieron seres queridos, que fueron sometidos a torturas y otros crímenes.