DE REPÚBLICA A SINDICATO – Ovidio Roca – 17.8.2011

Lo evidente es que con la aprobación ilegal de una Constitución inaplicable e ininteligible se destruyo la Republica Boliviana y se esta desmontando la poca institucionalidad que se había venido construyendo en el siglo pasado, especialmente a partir del 52 y después de la recuperación de la democracia el 83.

Los pueblos tienen el gobierno que se merecen y nosotros debemos haber cometido muchos pecados, para que los dioses nos hayan mandado las bíblicas siete plagas y además con yapa: Se enrojecen las aguas contaminadas por residuos químicos de la pichicata y la minería; ranas azules cubren el territorio nacional y cada casa, incluyendo al palacio; se mata a los primogénitos y finalmente a toda la nación boliviana; los piojos y polillas carcomen el erario nacional y las empresas estatizadas; voraces langostas destruyen los bosques y campos; las tinieblas empiezan a manifestarse y los apagones se hacen frecuentes; lluvias de granizo y fuego destruyen los campos.

 

Como yapa, plagas que destruyen la moral, la responsabilidad, los principios y valores de las personas; la economía y la estructura productiva del país; las instituciones y valores democráticos del Estado; la seguridad personal, la libertad y los bienes de los ciudadanos bolivianos.

 

 

 

Lo evidente es que con la aprobación ilegal de una Constitución inaplicable e ininteligible se destruyo la Republica Boliviana y se esta desmontando la poca institucionalidad que se había venido construyendo en el siglo pasado, especialmente a partir del 52 y después de la recuperación de la democracia el 83.

 

 

 

En su camino al poder, el proyecto etnocomunista del MAS esta consolidando una nefasta cultura social y política, especialmente en los grupos sindicales organizados alrededor del cultivo mas rentable del mundo, la coca; enseñándoles que no hay normas mas allá de sus propios intereses y que todo es posible de lograr presionado al gobierno de turno y aterrorizando a la población con bloqueos salvajes, para tener vía libre a su rentable cultivo y su correspondiente industrialización y comercialización.

 

 

 

Para dividir a los ciudadanos se instituyeron 36 naciones, excluyendo en sus derechos y existencia, a la nación Boliviana, producto de casi quinientos años de mestizaje étnico y cultural.

 

 

 

Luego, buscando presencia y apoyo nacional, se enrola a los grupos informales dedicados a todo tipo de actividades ilegales (lumpen dirían los marxistas), así como a los más pobres y menos informados, que ahora esperan soluciones fáciles desde el gobierno. Se ofrecen bonos en lugar de darles apoyo y capacitarlos, promover fuentes de empleo para que trabajen y se ganen la vida con su propio esfuerzo.

 

 

 

Se aplica una política de estatización de empresas, de prohibición de exportaciones, de fijación de precios, mecanismos que han fracasado siempre y se los reitera con el fin de liquidar a la empresa privada. Se avasallan las tierras, los bosques y parques naturales donde se chaquea y piratea la madera, luego los colonos siembran coca y establecen los “mitimaes” dentro de la estrategia de ocupación aimara – quechua de las llanuras orientales.

 

 

 

La institucionalización de las marchas, bloqueos y tomas de tierras perjudica a toda la población, pero no a los grupos ilegales de cocaleros, narcotraficantes, contrabandistas, a quienes esta situación mas bien favorece, porque crea conflictos que distraen la opinión y evitan el control, permitido el libre trafico, procesamiento e industrialización de la cocaína, sin la molestia de los organismos policiales y de la DEA, ahora expulsada.

 

 

 

El discurso populista se impuso en la población y la necesidad de cada uno se convirtió en un derecho y ante la anomia y la abundante demagogia, cada cual exige su parte de la torta, la que hay que repartir y no contribuir a su elaboración. La riqueza y los recursos naturales son entregados a los elegidos, en fin se trata de distribuir la torta y los peces, no aprender a producir o a pescar.

 

 

 

El discurso comunista como siempre maldice al capitalismo y al imperialismo, aunque todos los gremios que forman parte del movimiento del cambio, practican el capitalismo más salvaje y participan en el mercado trasnacional: de la droga, del contrabando, del robo de vehículos.

 

 

 

La cultura y práctica sindical del líder del “proceso de cambio” se impone. Es Presidente de las seis federaciones de Cocaleros y Presidente del Sindicato Plurinacional de Bolivia. A su vez el ideólogo de un proyecto de poder totalitario y etnocomunista es Presidente del Sindicato Parlamentario. El próximo paso es instalar el Sindicato Judicial, para el juzgamiento y aprehensión de todo aquel que piense diferente al gobierno.

 

 

 

Como en todo sindicato la estructura es vertical y autoritaria, existe un ritual folklórico de consulta, de bajar a las bases, en las que el líder fija la línea de acción y pensamiento y la masa sindical la acata, pues nadie osa oponerse sin sufrir las consecuencias.

 

Evo coherente con su origen y compromisos, apoya a sus sindicatos cocaleros y les da ventajas y protección para la expansión del cultivo y toda la cadena de producción y comercialización.

 

El sindicato parlamentario produce leyes para destruir la República, la democracia y el estado de derecho. Produce leyes retroactivas y diseñadas con nombre y apellido, para destruir a los opositores, las empresas y la propiedad privada y coordina la estrategia continental con Cuba, Venezuela e Irán.

 

 

 

Como consecuencia, estamos viviendo una nueva era, la era masista, donde el Estado de Derecho ha sido destruido, donde impera la anomia; donde cualquier reivindicación sectorial, legal o ilegal se exige mediante el bloqueo, atropellando cualquier norma; donde no existe seguridad jurídica para nadie y diariamente se avasallan tierras urbanas y rurales, minas y concesiones forestales; donde no es seguro circular por las carreteras; donde las inversión que requiere un tiempo de maduración no se realizan por falta de seguridad y solo es posible aquellas de alta ganancia y de inmediata ejecución, como las del contrabando y narcotráfico; donde la fuerza publica se ha convertido en grupo armado que trabaja para si y para la instancia de poder, donde las FFAA han perdido su institucionalidad y son un grupo político para apuntalar un proyecto étnico y totalitario. En fin, cuando las percepciones de lo que debe ser el país y su economía son diversas y contrapuestas; cabe preguntarse ¿ahora que hacemos?, ¿como actuamos para reconstruir el país que queremos?, prospero, democrático e inclusivo.

 

Esta claro que el proyecto totalitario masista va a colapsar por su errado enfoque de la economía que destruirá el aparato productivo y energético, lo que causara crisis alimentaria, violencia y miseria y finalmente el pueblo enardecido y hambriento lo derrotará.

 

Pero después de cada plaga, quedaran las secuelas: ingobernabilidad, violencia, inseguridad, narcotráfico, desconfianza, aislamiento internacional, endeudamiento. Con esa herencia recomponer el país será una tarea titánica y no se ve aún la calidad de dirigentes capaz de emprenderla, pero como nos muestra la historia finalmente surgen.

 

Cuando un problema es complejo casi siempre es mejor trabajarlo por partes, pero sin perder la visión del todo. Una alternativa es volver a los orígenes, no olvidemos que la República de Bolivia se constituyo en base a las Republiquetas autónomas preexistentes; la de Moxos de adhirió días después de firmada el Acta Constitutiva y Tarija bastante tiempo después. Recién a partir de 1952 se impulso la creación de la Nación Boliviana como síntesis de la diversidad étnica y cultural del país. Ahora corresponde avanzar hacia un Estado Federal y Democrático.

 

 

 

Tenemos un incipiente proceso autonómico, del que debemos aprender para no repetir errores. La autonomía inspiro y movilizo a la población, todos participamos esperanzados en los cabildos y manifestaciones, pero luego la misma no avanzo, porque además de que el gobierno fiel a su cultura totalitaria profundizo el centralismo, los líderes locales no asumieron sus competencias y en algunos casos para evitarse problemas pidieron al gobierno central que las retome. La gestión de la Gobernación y Alcaldía siguió los moldes tradicionales de la Prefectura y Municipio, no se realizo una necesaria reingeniería institucional y construcción de una cultura de compromiso en el trabajo. No se convoco a los técnicos y profesionales más capaces e idóneos, solo se busco a los amigos de la “frater” y los gestores de los intereses de empresas vinculadas a la inversión pública, excluyendo la opinión de algunos meritorios funcionarios que no pertenecen al cenáculo.

 

 

Se mantuvo los feudos burocráticos de antiguo origen partidario, no se tecnifico ni modernizo la institución ni la gestión, no se diseño un plan de acción, ni acciones concretas. Se mantuvieron en el mero discurso, con estructuras obsoletas e ineficaces. La gente los denosta cuando se enfrenta a interminables trámites, que para agilizarse necesitan aceitar la maquinaria. El problema no solo es la corrupción sino el añadido de la ineficiencia.

 

 

 

Esta experiencia debe ser asimilada para no repetirla y ahora vamos a necesitar a los mejores hombres y mujeres para construir un verdadero Estado Federal, en el marco de un proyecto nacional y a largo plazo que exprese la seguridad de que hay un camino firme para avanzar hacia el progreso y que hay un futuro para los emprendedores, los que quieran trabajar y producir en libertad y con responsabilidad con el medio ambiente y los conciudadanos.

 

La opción sería actuar desde la base, desde los pueblos y los Departamentos, profundizando la autonomía hacia Estados Federales que dicten sus leyes y su propio orden y que establezcan pactos con los otros Estados en aspectos de interés general y mutuo. Se trata de construir una Republica Federal Democrática, lejos del Sindicato que estamos sufriendo.

 

ovidio roca avila [ovidroc@hotmail.com]

 

1 comentario

  • By El Ciudadano, 17 Agosto 2011 @ 14:20 pm

    Y ya estamos en la fase 2 DE SINDICATO A MAFIA.
    Como en la novela “El Padrino” de Mario Puzzo, los sindicatos se convierten en organizaciones vinculadas con el crimen organizado.

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