América Latina ante la catástrofe financiera – Jorge G. Castañeda / INFOBAE – 16.8.2011

El norte y el centro sufrirán más que el sur. Pero el gran peligro es la arrogancia: algunos líderes latinoamericanos, complacientes ante el dilema de las naciones ricas, parecen proyectar la certidumbre de que ellos, en cambio, “saben lo que hay que hacer” en una crisis… 

 

 

Los mercados financieros en abrupto descenso en Estados Unidos y Europa han enviado ondas de choque a todo el mundo. La recuperación económica ya estaba perdiendo fuerza – y ahora llega este nuevo impacto.

 

El resto del mundo desarrollado debe pensar ahora en cómo ayudar a reforzar la recuperación. China e India, con sus economías emergentes más grandes, deben ahora preocuparse acerca de cómo seguir creciendo si nadie más lo hace.

 

América Latina está en algún punto intermedio. La región no está aún plenamente desarrollada y sin duda no tiene el peso de los gigantes asiáticos. Pero Brasil y México – con sus PIB de 2 billones y 1 billón de dólares, respectivamente, y con estándares de vida muy superiores a los de China e India – también se verán afectados por las sacudidas en Estados Unidos y Europa, quizá más gravemente de lo que esperan algunos observadores regionales.

 

La crisis financiera sacude a los dos subgrupos económicos de la región – los sectores del sur y el norte – en formas diferentes. Cuando la economía estadounidense pierde impulso, México, el Caribe y América Central sienten la desaceleración más directamente.

 

Las naciones del grupo del norte tienen estrechas relaciones con Estados Unidos mediante el turismo, los envíos de efectivo de parientes radicados en Estados Unidos, las exportaciones de manufacturas y las inversiones estadounidenses. Esos ingresos se contrajeron severamente durante la recesión de 2009, pero en su mayor parte se han estado recuperando desde entonces.

 

Las exportaciones de automóviles de México y el turismo en el Caribe, por ejemplo, han regresado a sus niveles anteriores. Los envíos de efectivo a parientes aún no han repuntado totalmente.

 

Mientras más cercanos sean los vínculos norte-sur, mayor será el impacto de una recuperación vacilante de Estados Unidos, ya no digamos una nueva recesión.

 

El momento en que ocurre una nueva adversidad económica es especialmente malo, dados los desafíos políticos que enfrentan algunas de estas naciones: criminalidad y violencia en México y América Central; el fin de un régimen en Cuba (Fidel y Raúl Castro no se están haciendo más jóvenes); y elecciones el año entrante en México.

 

El grupo septentrional de América Latina apenas pudo soportar la recesión de 2009; una más podría desatar tensiones sociales que, al menos hasta ahora, se han mantenido bajo control.

 

El grupo del sur salió mejor librado la última vez, en gran parte porque su crecimiento económico reciente se ha visto alimentado por la insaciable demanda de China e India de materias primas, entre ellas hierro, cobre, soja, azúcar, carne de res y pollo, petróleo, pescado y café.

 

El efecto China-India tuvo mayor profundidad en países como Argentina, Chile, Paraguay y Perú que en Brasil o Colombia, donde los mercados internos siguen siendo más importantes que las exportaciones. Pero incluso en Brasil y Colombia las ventas al exterior generaron crecimiento y atrajeron grandes volúmenes de inversiones extranjeras en los sectores productores de materia primas (commodities) de la economía.

 

Estos flujos de ingresos provenientes del extranjero alimentaron la acumulación de grandes reservas de divisas extranjeras, que empezaron a generar inflación – agravada por rachas de gastos motivados por razones políticas en algunos países (Brasil, Argentina), aunque no en otros (Chile, Colombia).

 

La abundancia de inversiones extranjeras también contribuyó a sobrevaluación del tipo de cambio, haciendo de Sao Paulo, por ejemplo, una de las ciudades más caras del mundo.

 

Estas fluctuaciones contribuyeron a colocar a Brasil y Argentina en los primeros lugares del nuevo “índice de sobrecalentamiento” de The Economist – no el lugar ideal para estar si hay un descenso súbito de la demanda china e india de materias primas sudamericanas.

 

El margen para estímulos en los países sudamericanos es probablemente menor en esta ocasión que en 2009, cuando vigorosas políticas contracíclicas moderaron la declinación de la economía. Hoy, como consecuencia de la inflación y las divisas sobrevaluadas, el margen es más estrecho. Y los problemas políticos del grupo del sur son mayores ahora que hace dos años.

 

La Presidenta de Brasil, Dilma Rouseff, ha mostrado firmeza y carácter al deshacerse de tres miembros de su Gabinete cuando apenas han transcurrido siete meses de su periodo, acusándolos de corrupción y comportamiento desmesurado (si bien designar a los ministros en primer lugar no muestra un gran criterio).

 

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández Kichner, todavía está segura de ser reelegida en octubre, pero las elecciones en Buenos Aires y Córdoba han mostrado que Fernández está más débil de lo esperado.

 

El Presidente chileno, Sebastián Piñera, con un índice de aprobación en picada, se enfrenta al movimiento de protesta más activo y de bases más amplias en Chile desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet. Los desafíos de los estudiantes al sistema educativo del país han crecido hasta llegar a la violencia – un “invierno chileno”, como llaman a esta protesta, haciéndose eco de la primavera árabe.

 

Perú tiene, finalmente, un nuevo presidente, Ollanta Humala, que hasta ahora sigue siendo un enorme interrogante: ¿es el clon del Hugo Chávez de hace unos años, o la nueva versión de Luiz Inacio Lula da Silva que hoy asegura ser?

Las finanzas del subcontinente están (en su mayor parte) en buen estado. Brasil y México, que abarcan considerablemente más de la mitad del PIB y la población de la región, cuentan con cuantiosas reservas de divisas y equipos competentes en lo macroeconómico.

 

El gran peligro es la arrogancia: algunos líderes latinoamericanos, complacientes ante los dilemas de las naciones ricas, parecen proyectar la certidumbre de que ellos, en cambio, “saben lo que hay que hacer” en una crisis. Quizá sepan qué hacer, pero eso no significa necesariamente que puedan hacerlo.

 

Jorge G. Castañeda, ex ministro de Relaciones exteriores de México, es Profesor Global Distinguido en la Universidad de Nueva York y autor, más recientemente, de Ex Mex: From Migrants to Immigrants

http://america.infobae.com/notas/31495-America-Latina-ante-la-catastrofe-financiera

1 comentario

  • By Jorge Gamarra, 17 Agosto 2011 @ 9:03 am

    Señor Castañeda, sin ser economísta me doy cuenta de lo que está pasando en el mundo. En Norteamérica (que no es un continente separado del resto de América) y en Europa, tienen problemas de liquidéz porque ya no producen materias primas. Todos se dedican a los servicios. En cambio en América, y en particular en Bolivia de donde soy; producimos materias primas como soya, trigo, arroz, frejol, papa, etc. Somos un país productor al igual que Paraguay y Uruguay. Y tenemos a quien venderle nuestros excedentes: a nuestro hermano Brasil, a Chile y a Colombia. No crea ese cuento de que los precios de las materias primas van a bajar a los niveles de hace 10 años o más, habrá subidas y bajadas temporales pero nunca más ban a bajar a esos niveles porque la demanda creció por el consumo y capacidad de adquisición de nuevas potencias económicas que lo están haciendo mejor que USA, Europa y que Japón juntos.

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