El ajuste no alcanza y en Europa preguntan: ¿se viene el estallido? – PERFIL – 19.7.2011

peligra el euro

Antes y despues. Un joven griego se protege en Atenas con una máscara de gas durante la feroz represión policial tras la marcha de julio pasado. Los "indignados" españoles proclaman una "juventud sin futuro", pero también sin casa, trabajo, protección social ni miedo. Europa enfrenta un muy duro plan de ajuste.

Grecia está al borde del abismo. España e Italia se tambalean. Y en Gran Bretaña se preparan para el temblor. Todos apuestan a la misma receta: el recorte social. La Unión Europea, en una semana caliente.

Wer rettet die Welt vor dem Finanz-Armageddon?

DER SPIEGEL, 19.7.2011 (en alemán)

 

Por Jorge Lanata

17/07/11 – 01:14

El ajuste no alcanza y en Europa preguntan: ¿se viene el estallido? Antes y despues. Un joven griego se protege en Atenas con una máscara de gas durante la feroz represión policial tras la marcha de julio pasado. Los “indignados” españoles proclaman una “juventud sin futuro”, pero también sin casa, trabajo, protección social ni miedo. Europa enfrenta un muy duro plan de ajuste. 

 

Goldman Sachs no sólo es uno de los grupos de inversión más grandes del mundo desde 1869. También es una influyente agencia de marketing: un paper de 2001 mencionó por primera vez la sigla BRIC, refiriéndose a los países emergentes que en 2050 dominarán la economía mundial: Brasil, Rusia, India y China. La sigla se popularizó y la realidad siguió a pie juntillas la ficción: los presidentes del BRIC se reunieron en Ekaterimburgo decididos a conformar un bloque. La nueva palabra de moda impuesta por Goldman Sachs sólo reuniría a desgano a sus protagonistas; más que una sigla es un destino: PIGS (Portugal, Ireland, Greece and Spain). A veces, el acrónimo se transforma en Piigs, porque a la I se Irlanda se le agrega, también, Italia. “Pigs”, en inglés, significa “cerdos”, y la palabra refiere a flying pigs “cerdos que vuelan”, describiendo la “economía porcina”.

“Hace ocho años los cerdos llegaron, literalmente, a volar: sus economías se dispararon después de unirse a la Eurozona. Ahora los cerdos están cayendo de nuevo a tierra”, publicó aquí hace un tiempo el Financial Times. En septiembre de 2008, en pleno derrumbe de la burbuja inmobiliaria, el uso del término “pigs” provocó las protestas de empresarios españoles y del ministro portugués de Economía, pero ya era tarde: el término había saltado de Goldman Sachs al Financial Times y de allí a Newsweek, The Times y The Economist. Pero no sólo la economía de los pigs estaba en el barro: también la de Estados Unidos e Inglaterra, quienes ahora levantaban el dedo acusador. Por eso hubo entonces quienes pensaron que “pigs” no era sólo un ejercicio de ironía profesional, sino también una especie de cortina de humo para tapar defectos propios.

En cualquier caso, los sapos (o los cerdos) de hoy habían sido, ayer, princesas. Irlanda fue promocionado durante años como un modelo para los países que quisieran salir del sudesarrollo: salarios bajos, boom inmobiliario, pocas regulaciones y atención VIP al capital mutinacional. España y Grecia recibieron dinero a raudales de los mismos bancos que ahora los califican como economías de riesgo y vuelven a ganar dinero con los “seguros de impago” (credit default swaps, CDS) bautizados por el banquero norteamericano Warren Buffet como “armas financieras de destrucción masiva”. Los pigs figuran hoy entre los lugares 173 y 183 del mundo respecto al crecimiento económico 2010-2011: Portugal, España e Irlanda van del 173 al 175, y después de Haití, Letonia y Venezuela, Grecia se ubica en el lugar 183.

Mientras la canciller alemana Angela Merkel sostiene que éste no es en modo alguno una crisis del euro, el frío verano inglés parece desmentirla: aquí, la isla de la libra; la ciudad explota de turistas de vacaciones y tránsito embotellado. Londres fue y será una ciudad cara y los ingleses recelan el dinero: una comida en un buen restaurante de la ciudad puede costar hasta 700 libras para cinco personas, lo que explica las mesas vacías, aunque Covent Garden o Nothing Hill o Picadilly Circus se parezcan hoy a la peatonal de Villa Gesell en una noche de enero. El ambiente es festivo, es imposible conseguir un taxi y la ciudad se ha llenado de rickshaws, esos carritos que en algunos países asiáticos son tirados por personas a pie y aquí por ingleses en bicicleta. Un trayecto corto en rickshaw puede costar alrededor de veinticinco libras.

El alcohol contribuye al estado de ánimo general: ya no está vigente la prohibición de venderlo hasta las once de la noche (antes respetada a rajatabla por los pubs) y ahora los teens se abrazan a su botella de cerveza sentados en el cordón de la vereda, con su chica sobre las piernas. Sueños de una noche de verano: arriba, en la diagonal de la escena, la crisis sucede de todos modos.

El gobierno conservador de David Cameron ha aprobado un recorte de 83 mil millones de libras en cuatro años; reducirán en 500 mil puestos de trabajo la plantilla de la administración pública y bajarán en 20 mil millones los gastos en políticas sociales (el recorte sanitario tendrá efectos adicionales en este país donde la salud es gratuita, o lo era). El lápiz rojo llegó también al ejército, que perderá 42 mil efectivos por las medidas de ajuste puestas en marcha. En el resto del continente, cruzando el Canal de la Mancha, la situación de los pigs es todavía peor.

Fin de fiesta. “Se acabó, de momento, el tiempo de la propaganda, las medidas irrealizables y los discursos irresponsables trufados de insultos y chistes”, advierte la prensa italiana. El nuevo plan de “liberalización de todos los sectores económicos” llegó vía Bruselas y fue avalado por el superministro de Economía, Giulio Tremonti: “Se hará cuando pase la crisis y podamos vender los activos a precios razonables”, dijo.
El diario La Repubblica sostiene que la lista de las empresas que saldrán al remate sorprenderá a todos: el Estado sacará al mercado cuotas de grandes compañías, como ENEL (de energía eléctrica), ENI (Ente Nacional de Hidrocarburos) o Finmeccanica (aeronáutica, helicópteros, sistemas de defensa, energía y transporte). El renovado plan fiscal recortará en 7 mil millones el gastos sanitario y en 9 mil millones el de los entes locales; congelarán durante dos años las pensiones más altas (desde 2.380 euros brutos en adelante) e introducirán un nuevo impuesto a los tenedores de bonos. Los recortes sumarán unos 65 mil millones de euros.

Mientras el sol cae, fatal, en Madrid, con su peso de treinta y cinco grados, la palabra clave es “desahucio”. La Real Academia es trágicamente precisa al definirla: “quitar a alguien toda esperanza de conseguir lo que desea”; “dicho de un médico: admitir que un enfermo no tiene posibilidad de curación”; “dicho de un dueño o un arrendador: despedir al inquilino o al arrendatario mediante una acción legal”. Los “desahuciados” llenan minutos del telediario de cada noche. Algunos resisten y se quejan; otros buscan la ayuda de los vecinos; la mayoría se aleja en silencio, simplemente abandona la casa de sus sueños en busca de otro destino. En el primer trimestre del año se desalojaron en Madrid 2.537 familias. En general, cuando el cerrajero, dos policías municipales, el procurador (representando al banco que ejecuta) y la comisión judicial (formada por un auxiliar y un gestor) llegan a la casa, la encuentran sin gente. En el 90% de los casos los desahuciados son inmigrantes.

El diario El País ha decidido ponerle rostro humano a la crisis: cada día, en sus páginas se cuentan dos historias. La de Aitor Gomez, por ejemplo, un conductor de grúas vasco despedido, con dos hijos y una hipoteca de 24 años. “Los despidos afectaron a 67 empleados de GAM, un tercio de la plantilla, sobre todo, a los trabajadores más jóvenes, a los que se les ofrece una indemnización de veinte días por año trabajado”. Aitor tiene dos hijos, de dos y cinco años, a los que lleva a un colegio público y una hipoteca de 650 euros. “Vivimos al día”, dice. Le quedan 24 años por pagar. Su mujer también está desocupada, es profesora de jardín de infantes. Antes ganaba unos 1.650 euros. Dice que no le importará “morir matando” tomando medidas de protesta cada vez más duras.

“Debo de ser medio ecuatoriano porque estaba convencido de que cuando pedimos un préstamo al banco, respondemos de él con el bien hipotecado –escribió en su columna Juanjo Millás–. Creía, pues, que lo peor que podía ocurrirme si dejaba de abonar la deuda era perder el piso, que no es moco de pavo. Y resulta que no, resulta que si por azares de la vida o de la burbuja económica que te haya tocado no puedes hacer frente al compromiso adquirido, el prestamista te arrebata el inmueble, lo saca a subasta frente a un grupo de facinerosos que se ponen de acuerdo en pujar por mucho menos de lo que vale, y luego te reclama la diferencia entre lo obtenido y lo que te quedaba por pagar. Quiere decirse que además de dejarte en la calle te roban la camisa. Ahora mismo, cientos o miles de ecuatorianos, a los que los bancos persiguieron para regalarles créditos llenos de letra pequeña, se han quedado sin casa, adquiriendo a cambio una deuda inhumana”.

La capital española enfrenta el “mayor recorte en educación en toda su historia”, por lo que unos 250 directores de los 320 institutos de la Comunidad de Madrid acordaron pedirle al gobierno que reconsidere las medidas de ajuste que suponen una reducción media del profesorado en 12,5% en cada centro: unos 2.500 docentes menos sólo en secundaria, a los que se suman unos 500 entre primaria y escuelas de idiomas.

Mientras eso sucede en Madrid, en Málaga las cosas no están mejor: el nuevo equipo de gobierno que preside Elías Bendodo, del PP, anunció que llevará adelante un “severo plan de ajuste” ante la “quiebra técnica” de la ciudad. Lo atribuyó al “despilfarro sin control presupuestario” y a la “política de tierra quemada” de los socialistas. Bendodo comenzó anunciando la reducción de los cargos de confianza y de los sueldos de los diputados y directivos, además de suprimir 14 de los veinte coches oficiales.
La Generalitat Valenciana, por su parte, reducirá en mil horas diarias la cobertura de sus ambulancias, reducción horaria que afectará la jornada laboral de 400 trabajadores. El ajuste español parece no tener fondo: en mayo de 2010, el gobierno bajó el 5% el salario de los funcionarios, congeló las pensiones y acabó con los 2.500 euros del denominado cheque-bebé, pero nada de eso alcanzó.

Grecia está en ruinas. Otra vez Millás, en las páginas de El País, exportando desahuciados: “La lógica y la democracia, que se inventaron en Grecia, han empezado a desmoronarse por Atenas”, escribe. “El capítulo titulado ‘Nuevo plan de Ajuste’ no tiene pies ni cabeza porque implica el desahucio entero de un país. Nos hemos presentado con nuestros guardias judiciales y nuestros guardias de la porra y les estamos poniendo los colchones en la calle. Quiere decirse que los griegos son ya turistas de su propio país”.

Mientras el FMI asegura que “Grecia no tiene margen de error”, calcula en 71 mil millones de euros los fondos adicionales que enviará, sumados a 33 mil millones de parte de acreedores privados. Los “indignados” griegos acuden de a miles a protestar en la plaza Syntagma bajo la violencia desatada de los MAT, policías antidisturbios, que dejó 700 heridos, un centenar de ellos hospitalizados por crisis respiratorias, días atrás. El plan de ajuste 2012-2015 dejará a Grecia en la recesión durante varias generaciones.

“Todo lo que paguemos solo servirá para cancelar intereses de la deuda –dicen los indignados a la prensa–. El plan de ajuste nos convierte en esclavos, prácticamente trabajaremos gratis. Primero fue Argentina, luego Grecia. ¿Quién será el próximo?”, se preguntan. Hay quienes sostienen que la “quiebra suave” de Grecia fue idea del Deustche Bank: en 2009, el grueso de la deuda griega estaba en manos privadas; hoy, el 37% es responsabilidad de instituciones públicas como el BCE y el FMI; con cada tramo del rescate europeo que se da a Grecia, disminuye el peso de la deuda de bancos, cajas y fondos privados. Para 2015 esa parte habrá aumentado al 56%, mágico proceso de conversión de deuda privada en deuda pública. Hasta los autores de “pigs” creen que es demasiado: el Financial Times calificó el plan de ajuste griego como un caso de “provocación política y vandalismo económico”.

*Desde Londres.

http://www.perfil.com/ediciones/2011/7/edicion_591/contenidos/noticia_0051.html

Enviado por antonio mariaca mendieta

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Para nuestros lectores alemán hablantes:

Globale Währungskrise

Wer rettet die Welt vor dem Finanz-Armageddon?

Von Henrik Müller

 

Europa steckt in der Schuldenfalle, ebenso die USA – das nächste globale Finanzdesaster nimmt immer bedrohlichere Ausmaße an. Jetzt können nur noch die Notenbanken helfen. Doch der Preis für die Rettung wird sehr hoch sein.

Hamburg – Es sieht so aus, als habe das Endspiel begonnen. Nicht nur um den Euro, sondern um das internationale Finanzsystem insgesamt. Das mag auf den ersten Blick übertrieben erscheinen. Aber die Fakten lassen Schlimmes erwarten:

 

  • Die USA flirten mit einer Staatspleite . Selbst wenn es doch noch zu einer Einigung kommen sollte, wird Amerikas Bonität durch das Gewürge der vergangenen Wochen dauerhaft beschädigt bleiben.
  • In Europa greift die Vertrauenskrise vom Rand auf den Kern der Währungsunion über. Dass Italien in ernsthaften Problemen steckt , stellt einen Wendepunkt dar: Ein Land dieser Größe lässt sich nicht mehr mit den bisherigen Rettungsschirmen stabilisieren.
  • Die demokratischen Systeme in vielen westlichen Ländern sind gelähmt. Finanziell wie politisch scheinen die Handlungsspielräume erschöpft.
  • Als einzige staatliche Institutionen sind noch die Notenbanken handlungsfähig. Aber auch ihr Spielraum wird allmählich eng.

Wohin führt das alles?

 

Die Gefahr besteht, dass es zu einer globalen Kernschmelze kommt – dass die Neubewertung der US-amerikanischen und europäischen Staatsanleihen im unfassbaren Umfang von zusammen 20 Billionen Euro rund um den Globus Banken, Versicherungen, Schatten- und Notenbanken in Schieflage bringt. Am Ende einer solchen Entwicklung wären nicht nur Staatsanleihen viel weniger wert, sondern auch viele andere Vermögenswerte.

Sicher, so weit sind wir noch nicht. Es ist immer noch möglich, dass sich das Szenario eines finanziellen “Armageddon” (US-Präsident Barack Obama) durch weitsichtiges Polit-Management vermeiden lässt. Aber wer den Gang der Ereignisse verfolgt, wird nicht umhin können, eine Kernschmelze als folgerichtigen Endpunkt der bisherigen Entwicklung zu sehen.

Beginnen wir mit den USA. Gut, es ist immer noch möglich, dass Präsident Barack Obama und die republikanische Mehrheit im Kongress bis Ende Juli doch noch einen Deal zustande bringen, damit das Land die Zahlungsunfähigkeit vermeiden kann. Aber auch ein solcher Kompromiss wird die Märkte nur kurzfristig beruhigen: Zum einen sitzt der Schock tief, dass die Eskalation überhaupt so weit gehen konnte. Zum anderen wird es kein dauerhaft tragfähiges Übereinkommen zwischen den geradezu verfeindeten politischen Lagern geben.

Auch nach einer Einigung wird die Unsicherheit über den künftigen Kurs der USA bleiben. Amerika, so sieht es aus, wird auf absehbare Zeit am Rande seiner fiskalischen Möglichkeiten taumeln – und zwar nicht primär, weil die Verschuldung so hoch ist, sondern weil die Steuereinnahmen Washingtons im internationalen Vergleich grotesk niedrig sind und das Steuersystem geradezu archaisch anmutet (zum Beispiel gibt es keine ertragreiche Mehrwertsteuer, wie sonst eigentlich überall in der entwickelten Welt).

Deshalb werden die Rating-Agenturen kaum anders können, als die Bonitätsnote der USA zu senken. Ein dramatischer Wendepunkt: Die halbe Welt hat ihre Überschüsse in US-Staatsanleihen, der (bislang) sichersten und liquidesten Anlageklasse auf dem Globus, angelegt. Wenn diese Bonds in Folge einer Herabstufung an Wert verlieren, würde das eine Welle von Abschreibungen in den Bilanzen auslösen. Viele Institute und Institutionen würden reagieren und andere Forderungen eintreiben; Banken müssten zum Beispiel ihre Kreditvergabe einschränken – was die ohnehin schwache Realwirtschaft weiter dämpfen würde.

Ähnlich die Lage in Europa. Seit Italien ins Visier der Finanzmärkte geraten ist – ohne dass bei den Fundamentaldaten eine Verschlechterung eingetreten wäre -, droht auch diesseits des Atlantiks eine Kettenreaktion. Ein plötzlicher Zinsanstieg in Italien kann die hoch verschuldete, aber stabile Volkswirtschaft an den Rand der Zahlungsunfähigkeit bringen. Die staatlichen Verbindlichkeiten in Höhe von rund 1,9 Billionen Euro sind zu hoch, als dass Italien so einfach von den Euro-Partnern über die Auffangschirme gerettet werden könnte. Denn: Würden die Sicherheiten fällig, wäre auch die Bonität Deutschlands und Frankreichs gefährdet.

Welche Anlagen sind überhaupt noch sicher?

Da es keine Rettung durch die Schirme geben kann, droht Italien eine Herabstufung durch die Rating-Agenturen. Das setzt eine weitere Kettenreaktion in Gang: Anleger, die nur erstklassige Papiere halten, müssten dann italienische Anleihen abstoßen – und als nächstes womöglich spanische, belgische…und so weiter. Wie im Falle einer US-Herabstufung käme es zu einer Abschreibungswelle. Mit den bekannten Folgen.

Beschleunigt wird die Schuldenspirale durch die politische Eigendynamik beiderseits des Atlantiks. Bislang konnten die westlichen Demokratien politische und soziale Risse durch Geldausgeben zukleistern. Nun geraten sie angesichts permanenter Sparzwänge an die Grenzen ihrer Handlungsfähigkeit.

Wie schwierig es ist, politische Gräben zu überbrücken, zeigt sich in vielen Ländern – von den USA bis Griechenland. Selbst in Deutschland (wo es wegen der Euro-Rettungspakete innerhalb der Regierungskoalition Streit gibt), in Österreich (wo die FPÖ die Große Koalition vor sich hertreibt) und in Finnland (wo die Partei der “Wahren Finnen” von rechts Druck macht) sind an sich stabile Regierungen geschwächt. Und in Frankreich scheint sogar die Wahl von Front-National-Anführerin Marine Le Pen zur Staatspräsidentin im kommenden Jahr denkbar.

Je länger und schwerwiegender die ökonomische Krise, desto stärker wird die soziale und politische Polarisierung – desto schwieriger wird eine Lösung. So nimmt die Wirtschaftskrise weiter an Fahrt auf.

Und jetzt?

Nun sind eigentlich nur noch die Notenbanken vollständig handlungsfähig. Die Vermutung liegt nahe, dass sie – entgegen anders lautender Beteuerungen – einspringen werden, falls die Zinsen für Staatsanleihen deutlich steigen. Nicht weil sie wollen, sondern weil ihnen am Ende gar nichts anderes übrig bleibt.

Wenn die Banken große Abschreibungen vornehmen müssen, sind sie gezwungen, ihre Kredite zurückzufahren; die Wirtschaft kann dann leicht in eine Kreditklemme und in eine sehr schmerzhafte Schuldendeflation abrutschen. Dieses sehr hässliche Szenario werden die Notenbanken mit aller Macht verhindern müssen – sie werden Bonds kaufen, um die langfristigen Zinsen zu drücken. Das läuft dann unter Euphemismen wie “Quantitative Easing” (Fed) oder “Securities Market Programme” (Europäische Zentralbank).

Zwar haben beide großen Notenbanken ihre Aufkaufprogramme für Staatsanleihen eigentlich beendet, um ihre Unabhängigkeit und ihre Glaubwürdigkeit zu schützen. Aber diese Linie werden sie bei weiterem Fortschreiten der Krise kaum halten können. Dann werden sie vor der Frage stehen: Welches Ziel ist uns wichtiger – Geldwertstabilität oder Finanzmarktstabilität?

Die Antwort wird eindeutig ausfallen: Niemand will Schuld sein an einem Komplettzusammenbruch. Also werden sie, solange es irgend geht, die Anleihemärkte stützen. Wenn Italien an die Schwelle zur Zahlungsunfähigkeit gerät, wird auch die Europäische Zentralbank (EZB) nicht umhin können, italienische Anleihen zu kaufen.

Retten uns die Notenbanken vor dem finanziellen Armageddon?

Eine Zeitlang vielleicht. Doch je mehr die Qualität der Anleihen schwindet – je weiter die Bonität der Staaten erodiert – desto mehr geraten die Notenbanken in die Klemme. Irgendwann müssten sie wertlose Anlagen gegen Geld tauschen.

Im Fall Griechenland steht das schon kurz bevor: Falls es zu einem Zahlungsausfall kommt und griechische Anleihen auf die Bonitätsstufe “Default” (“Zahlungsunfähigkeit”) herabgestuft werden, müsste die EZB entweder wertlose Papiere als Sicherheiten akzeptieren – oder die griechischen Banken könnten sich nicht mehr bei ihr refinanzieren und würden zusammenbrechen. Kein Wunder, dass sich die EZB mit Zähnen und Klauen gegen eine hellenische Staatspleite stemmt.

 

Völlig losgelöst von der Realwirtschaft würden die Notenbanken die Wirtschaft mit Geld fluten und die größte Schuldenkrise der Geschichte auf bewährte Weise lösen: durch Inflation.

Wenn irgendwann die Preise zu steigen beginnen, werden die Notenbanken angesichts ihrer aufgeblähten Bilanzen die Inflationsdynamik kaum wieder einfangen können. Die Folgen: Schulden würden entwertet, Währungen ruiniert.

Danach beginnt ein neues Spiel. Nach neuen Regeln – vielleicht den chinesischen.

http://www.spiegel.de/wirtschaft/soziales/0,1518,775060,00.html

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