“La delincuencia no es un problema, es una oportunidad” – 19.6.2011
Son impresentables las sandeces y me producen vergüenza ajena el abanico de payasadas que se plantearon en ese show denominado “cumbre de seguridad ciudadana” organizado por el incapacitado aparato gubernamental que se realizo el día jueves 16 de junio de este año.
Suponer la idea de un combate entre ciudadanos, creando milicias urbanas al mejor estilo fascista es fondear la decadencia de un acto público, dar por sentado la maldad innata del alma humana es recordar las ideas de aquel lobo que nos presenta Hobbes en su Leviatan, que por cierto es apodíctico para planes relacionados al poder, no así de relacionamientos simples, y lo peor aún, amenazar con sociedades panópticas y policiacas haciendo alarde de una falsa misericordia judicial y ocultando así su incapacidad de administrar justicia.
La mayoría de estas burradas se cometen debido a un aprisionamiento mental que sufren gran parte de nuestros burócratas, ellos obsesionados por un reconocimiento mediático, plantean programas escandalosos, pretendiendo acabar con proyectos represivos, lo que en realidad es una cuestión social. La delincuencia no es una cuestión de mayor o menor policías, la delincuencia es una cuestión de valores que no se han inculcado en las familias, tampoco en las aulas y menos en la práctica cotidiana. Es menester separar la delincuencia del crimen organizado, puesto que delincuentes y criminales tienen diferentes motivaciones. Los primeros; en la mayoría de los casos ante la frustración de una sociedad prostituta a la cual si no se tiene el dinero para pagarle lo suficiente no te muestra las tristes tetas de su decadencia expresado en artículos innecesarios en el mayor de los casos inaccesibles a su capacidad económica, amplificados por los medios de comunicación que nos bombardean de publicidad haciéndonos desear objetos que realmente no necesitamos y que debido a la psicosis social nos vemos obligado a robar o lo que es peor, a acceder a préstamos, hipotecando nuestro futuro para apropiarnos de esas nimiedades. Los segundos, en cambio, son agrupaciones de bandidos que son manejados por otros bandidos que se encuentran en las “cumbres” del poder político y económico, estos obviamente utilizan métodos más sofisticados de trabajo. Ejemplos abundan desde barbachocas al General Sanabria…
Carlos Guzmán
Ciudadano desesperanzado
Imagen: El gran masturbador de Salvador Dalí en 1929.