Desnudo grotesco… – Cayetano Llobet * ®® Entre Paréntesis… – 12.6.2011

Hoy, ese Estado –olvidados los versos originarios y desprovisto de sus disfraces coloridos tan queridos y fomentados por embajadas y gobiernos europeos– dedicado exclusivamente al copamiento y ejercicio del poder sea como sea y preocupado por agarrar lo que se pueda y como se pueda, exhibe una desnudez grotesca luciendo sus flaquezas institucionales, al extremo de tener que llegar a dictar leyes que conviertan el delito –en este caso el contrabando– en una forma de pago de facturas sociales para mantenerse en el poder.

La llegada al poder de Evo Morales no estuvo desprovista de espectacularidad y de boato. El discurso indigenista elaborado por blancos sofisticados le otorgaba un toque intelectual al fenómeno de masas felices de su arribo al poder, convencidas de que por fin llegó la hora de ellos… ¡los otros habían sido derrotados! Lo que, desde luego, no estaba muy alejado de la verdad a juzgar por el miedo producido en esos núcleos de los denominados oficialmente ‘blancos’, entonces identificados con la considerada poderosa oligarquía cruceña a la que, además, se le adjudicaron los agravantes del separatismo y del terrorismo.

Hoy, ese Estado –olvidados los versos originarios y desprovisto de sus disfraces coloridos tan queridos y fomentados por embajadas y gobiernos europeos– dedicado exclusivamente al copamiento y ejercicio del poder sea como sea y preocupado por agarrar lo que se pueda y como se pueda, exhibe una desnudez grotesca luciendo sus flaquezas institucionales, al extremo de tener que llegar a dictar leyes que conviertan el delito –en este caso el contrabando– en una forma de pago de facturas sociales para mantenerse en el poder.

Y mucho antes de ser promulgada la ley de legalización de los autos ‘chutos’ (desnudos, carentes de respaldo legal, sin papeles), se encarga al vicepresidente –¡nada menos!– la tarea de dibujar los rasgos de la caricatura de Estado: “No podemos hacer nada”, es su lamento y él mismo recuerda la espectacularidad con la que llegaron a la frontera y encargaron a las Fuerzas Armadas la lucha contra el contrabando… versos escritos en papel higiénico. Los contrabandistas inventan, abren, construyen y utilizan rutas que la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) ni siquiera conoce. Los comisionistas y beneficiarios del paso de contrabando –grupos campesinos, comunidades, pueblos enteros– pueden apresar y matar a policías que estorben su negocio y el supuesto ‘Estado’ no tiene la posibilidad de hacer nada.

¿Qué Estado puede haber si en la misma Policía es donde se encuentran grandes narcotraficantes como el general Sanabria (asesor de Inteligencia del Ministerio de Gobierno cuando lo agarraron los gringos) o donde se da la casualidad de autos ilegales con placas clonadas al servicio de jefes importantes?

Cuando se ha procedido sistemáticamente a la tarea de desinstitucionalización del Estado, cuando se han metido topadoras contra las frágiles paredes de lo que había –la consigna es que no quede nada de lo anterior– y se lo hace en una sociedad desagregada, sin referentes de unificación, a lo único que se puede llegar es a la conformación de grupos de interés que defienden cada uno lo suyo. Es posible –como en los tiempos de la vieja ‘rosca’– que esos intereses tengan senadores y diputados encargados de su defensa. Y no tengo duda de que lo hacen con el mismo cinismo con el que los ‘rosqueros’ defendían los suyos.

Y lo que hace el Gobierno es simple: tratar de complacer a esos grupos que lo sostienen mientras acceda a sus caprichos e intereses. El Gobierno tiene el poder para hacerlo y nunca ha visto un obstáculo en la posibilidad de caer en la ilegalidad: “No me importa si es legal o es ilegal… yo le meto nomás”. Evo Morales dixit.

Con policías, con autos chutos, con elecciones judiciales, nos hemos acostumbrado al espectáculo grotesco: el de un Estado ya desnudo, chuto, esmirriado, luciendo con impudicia sus flaquezas, limosnero en esquina poco concurrida y convencido –¡todavía!– de que está participando en un concurso de belleza…

 

* Analista político

http://www.eldeber.com.bo/2011/2011-06-12/vernotacolumnistas.php?id=110611193006

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