Los ‘indignados’ y las elecciones en España – Marcelo Ostria Trigo – 25.5.2011

En efecto, celebrados en medio de una severa crisis que a juicio de la mayoría fue manejada con impericia e ineficiencia por Rodríguez Zapatero y su equipo, queda manifiesta la exigencia ciudadana de un cambio; pero cambio democrático.

En las noticias internacionales de la semana pasada, España fue la principal protagonista. Primero, fueron los jóvenes ‘indignados’ madrileños –seguidos luego en otras ciudades, aun fuera de España– que se concentraron en la plaza de la Puerta del Sol de Madrid para protestar. Su motivación: “Un folleto de un anciano francés, Stephane Hessel (n. 1917), titulado: ¡Indignaos!” (Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica). “El artículo, de apenas 10 páginas (en realidad 30), bienintencionado aunque notablemente disparatado, se ha convertido en una especie de memorial de agravios que los jóvenes esgrimen como sustento ideológico” (C. A. Montaner). Esto es todo; lo dice la convocatoria a la concentración: “Estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie”. Nada más; no hubo –ni hay– propuestas.

Algunos –pocos en realidad– ven parecidos del movimiento de los indignados con el de los estudiantes parisinos de mayo de 1968, cuando estos se lanzaron a las calles, no muy pacíficos, con curiosas consignas románticas: “La imaginación al poder”. “Prohibido prohibir”. “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. “Queremos el mundo, y lo queremos ahora”. “No te fíes de alguien que tenga más de 30 años”. Pero lo sucedido en 1968 no fue, como tampoco lo es el movimiento de los indignados, el inicio de “…la revolución, y nunca pareció que pudiera serlo… después de 20 años –los de la posguerra mundial– de mejoras sin paralelo para los asalariados en economías de pleno empleo, la revolución era (en 1968) lo último en que pensaban las masas proletarias” (Jacques Derrida, filósofo francés).

El movimiento de los indignados surgió pocos días antes de las elecciones municipales y autonómicas españolas del pasado domingo, pero no mostró una abierta intención de influir en favor de la oposición o del Gobierno. Y, si la hubo, se quedó frustrada. Con la protesta de por medio, prevaleció la democracia española. En efecto, las elecciones –la concentración en la Puerta del Sol ya tenía varios días– se llevaron a cabo con normalidad y sus resultados mostraron que la protesta de los indignados contra el sistema político no tenía fuerza; la masiva concurrencia de los electores a las urnas reafirmó la democracia española, quedando, por lo menos ahora, sin vigencia las vagas acusaciones contra el “panorama político, económico y social”.

Según Ramón Pérez Maura, analista del diario ABC, “no tuvo sentido la multitudinaria protesta porque los indignados promueven una nueva democracia en la que se pretendería hacer oídos sordos a lo que la gente elige por votación, es una contradicción que desvirtúa la movilización”. Añade: “…parecen estar pidiendo una dictadura en vez de una democracia”.

Algunas conclusiones: los resultados de los recientes comicios fueron tan representativos del actual espectro político español, que han surgido tendencias nuevas, incluso alguna cercana a ETA, la organización terrorista proscrita. Además, los recientes comicios, pese a su ámbito electoral regional, han tenido un cariz plebiscitario. En efecto, celebrados en medio de una severa crisis que a juicio de la mayoría fue manejada con impericia e ineficiencia por Rodríguez Zapatero y su equipo, queda manifiesta la exigencia ciudadana de un cambio; pero cambio democrático.

Enviado por el autor Columna Mi opinion [columna_mi_opinion@hotmail.com]

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