Editorial y Subeditorial de EL DEBER – 22.5.2011

La nación por encima de lo ‘plurinacional’

Los ‘ejemplos’ de Bolivia que nadie quiere seguir

Lectura recomendada

La nación por encima de lo ‘plurinacional’

El reciente lío surgido en la Asamblea Legislativa Departamental cruceña terminó tal como lo quería el oficialismo. Tras una serie de incidentes y forcejeos de toda naturaleza, se impuso al fin la presencia -en uno de los curules asignados a los indígenas- del novel ‘pueblo’ yuracaré-moxeño y -nada menos- en la presidencia de ese cuerpo. Dejando de lado el problema surgido y sus potenciales consecuencias a futuro, más otras preocupantes preguntas que surgen como resultado de lo sucedido, hay algo que nos ha llamado la atención en el proceso y que vale la pena comentar.

El pueblo yuracaré existe y el pueblo mojeño también, eso es innegable. Ambos son parte de la riqueza étnica de los originarios del oriente boliviano. Lo novedoso –y centro de la disputa- fue la combinación de ambos, lo que incluso hizo que no falte alguien que se refiera a esta situación como la ‘creación’ de la nación 37, una más de las 36 naciones indígenas configuradas de acuerdo con las nuevas normas legales que rigen al ahora Estado Plurinacional de Bolivia.

Es lógico pensar que este fenómeno puede repetirse bajo otras modalidades. Podríamos el día de mañana tener un nuevo ‘pueblo’, esta vez yuracaré-aimara, o tal vez quechua-moxeño, guaraní-moxeño, quechua-yuracaré, etc. Una simple fórmula del cálculo combinatorio de 36 naciones tomadas de a dos, nos da la cifra de 630 potenciales nuevas ‘naciones’, si seguimos el mismo razonamiento de establecer nuevas naciones de idéntica manera a la que generó a los yuracaré-moxeños. A la de por sí impresionante cifra de 630 posibles nuevas naciones originarias producto de la combinación señalada, agreguemos que si la combinación se hace por 3 llegaríamos a 7.140 posibles nuevos pueblos y si combinamos 36 en grupos de a 4 se llega a 58.905 posibilidades. De continuar así la tendencia, las cifras pueden ascender mucho más aún, hasta llegar a millones. La simple conclusión de este absurdo crecimiento factorial de las naciones originarias

arbitrariamente definidas por el actual Gobierno, es que Bolivia tiene una mezcla lo suficientemente rica como para definir con precisión que lo más válido en nuestro país es el mestizaje, la mezcla de unos indígenas con otros y también con asiáticos, africanos y europeos. He aquí, en esa gran masa mestiza –de la que participamos prácticamente todos sin excepción- a la verdadera esencia concreta de Bolivia, su verdadera condición de pueblo único: la nación boliviana, rica, diversa y matizada a lo largo de siglos por muchas mezclas de razas y pueblos que germinaron positivamente dándole a Bolivia su fisonomía característica.

Vemos pues que el concepto de nación supera con creces la creación artificial -obra de asesores extranjeros- del Estado Plurinacional. Simples matemáticas así lo comprueban. Antes de llegar al absurdo, como lo hemos visto mediante la ejecución de sencillos cálculos, volvamos a lo nuestro: a la nación boliviana única e indivisible, con sus pueblos mezclados y también con sus nobles originarios, pero todos juntos, todos con un sentido común de pertenencia que estará siempre muy por encima de arbitrarias combinaciones.

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Los ‘ejemplos’ de Bolivia que nadie quiere seguir

Dominicus

En este ‘Estado Plurinacional’ –más un Frankenstein geográfico que un cuerpo político coherente–, parece que sus líderes sufren de disonancia cognoscitiva, término creado por el psicólogo Leon Festinger. Disonancia cognoscitiva es un estado de ansiedad mental producido cuando aparecen evidencias de que una creencia, decisión o comportamiento propios son incorrectos. A partir de ahí, el problema estriba en superar la disonancia reconociendo el error o reforzarla en función de algo ‘superior’ (ideologías o convicciones políticas) aun llegando a extremos. Con el tiempo la disonancia puede hacerse muy fuerte, tal vez induzca al disonante a convencerse de que lo suyo es verdad absoluta o paradigma. Eso último ocurre en la Bolivia de 2011.

Frente a los experimentos que actualmente sufre la otrora venerable República de Bolivia, la comunidad internacional en lugar de copiarlos con entusiasmo piadosamente calla o de inmediato corrige sus propios rumbos para no caer en semejante ‘macaneo’. Si Bolivia fuera ‘líder’, muchos países verdaderamente plurinacionales ostentarían tal apelativo. Por el contrario, no lo usan y afianzan una identidad nacional, como es lógico. Si Bolivia fuera ‘líder’, todo el mundo estaría en un frenesí etnográfico para ver quién llega más lejos con esa manía. No, por cierto que no, las naciones serias del mundo cuidan a sus pueblos y los unen en lugar de dividirlos, generando simultáneamente elementos modernizadores de progreso. Si Bolivia fuera ‘líder’, todo el mundo estaría ahora presto a elegir ‘democráticamente’ sus poderes judiciales. No ocurre nada de eso. Las elecciones de jueces –en todas las latitudes– se realizan mediante normas de probidad y sabiduría, sin estridencias demagógicas o autoritarias encubiertas con el ‘voto popular’.

Todo lo que hace Bolivia no es imitado y más bien se lo rehúye. El país retrocedió del número 146 al puesto 166 en materia de dificultades para concretar negocios. Si Bolivia fuera ‘líder’ en este campo, otros estados estarían dedicados a destruir su bien ganada competitividad. Nada de eso sucede.

Bolivia se encuentra hoy en manos de quienes creen –con una disonancia cognoscitiva notable– que lo hecho acá es modelo para el resto. No perciben la verdad: tan solo inspiramos lástima o indiferencia. El resto son pamplinas o verborrea, recurso ‘pluriabundante’ en esta ‘pluriconfusa’ patria nuestra del triste presente.

Fuente: http://www.eldeber.com.bo/2011/2011-05-22/editorial.php

 

1 comentario

  • By guido martín, 9 Junio 2011 @ 5:49 am

    cuanta verdad. la utopía de “si bolivia fuera lider…”, Esta nuestra sufrida patria que a diario se desangra, parecería que al mismo compatriota ya no le interesa, porque anda sin rumbo, como si quisiera olvidar que se encuentra en un verdadero pluriconflicto, sin salida al final del tunel.

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