Muerte del Veintiuno Cero Sesenta – Gary A. Rodríguez A. – 2.5.2011


Ha  pasado  el g lorioso  “Primero de Mayo”  y  aunque  a  estas alturas el DS 21060 podrá haber sido declarado solemne y oficialmente “muerto”, bien podría tratarse sólo de un buen deseo, nada más que eso. Ahora, ¿por qué se dio el afamado 21060, del cual el Dr. Víctor Paz Estenssoro dijo que duraría 20 años?


Fue promulgado un 29 de agosto de 1985 ante la imperiosa necesidad de estabilizar la economía boliviana, colapsada por la hiperinflación y al borde de la catástrofe a consecuencia de los siguientes pecadillos del Gobierno de la UDP: “desdolarización” de la economía; aumento irracional de los salarios; manejo caprichoso del tipo de cambio; fijación de precios; y —su peor error— rendirse a la presión de las calles, perdiendo con ello legitimidad y autoridad.

¡Cómo estaría debilitado el experimento populista gubernamental que cuando le propuso a la COB un “cogobierno paritario”, el poderoso ente sindical a cuya cabeza estaba Don Juan Lechín Oquendo, el de la famosa frase —“burocracia insensible y satisfecha”— que espetaba a los ministros cuando se hacían los sordos para no oír las reivindicaciones sociales, ¡declinó la oferta!

Empero, las interminables concesiones salariales del gobierno Udepista, su desastroso manejo de las finanzas —gastando más de lo debido y subsidiando a empresas estatales— inundó de “dinero inorgánico” la economía, a la par que la producción interna decaía, haciendo de la inflación un pesado lastre en contra de los más pobres, por lo que la COB exigió: “incremento salarial con escala móvil”.

Bolivia enfrentó una de las más altas inflaciones del mundo en tiempos de paz y se dio paso a la terrible política del “pan para hoy, hambre para mañana”.

Frente a tamaño descalabro que implicó un altísimo costo social provocado por el gobierno populista, devino el 21060 como una opción estabilizadora y reinstauradora de la economía de mercado, para que con la ley de la oferta y la demanda se garantice el abastecimiento interno. La libertad de invertir, producir, exportar e importar se repuso, y la economía volvió a crecer. Se estableció un tipo de cambio “único, real y flexible” y acabó el “dólar negro”. Se propició la libre contratación de bienes y servicios, y la economía se sinceró.

Quienes primero querían “relocalizar” el 21060, ahora lo quieren “bien muerto”. De hecho, lo hirieron desde el 2006 con la “nacionalización” (estatización) en áreas estratégicas; la creación de empresas públicas; el intervencionismo sobre la economía; la fijación de precios; las restricciones a la exportación; con un Estado importador de alimentos y combustibles; utilizando el tipo de cambio, sólo como una herramienta antiinflacionaria; decretando aumentos salariales por decreto; rigidizando la legislación laboral y, cediendo su autoridad a las calles…

¿Será posible matar al mercado? ¿Se puede ignorar la Ley de la Gravedad? Cuenta la historia que un régimen militar de los 80 —preocupado por la subida del dólar— a tiempo de establecer un tipo de cambio fijo, decretó: “a partir de la fecha se prohíbe la subida del dólar”. Bueno el intento, pero la economía no funciona así.

Ahora que, si la “derogación” del 21060 va a tener la efectividad del aplaudido decreto que prohibió importar y comercializar ropa usada en Bolivia —y pese a ello se la sigue vendiendo en grandes volúmenes a vista y paciencia de las autoridades—, entonces: ¡adelante con el asesinato! Total, el muerto seguirá gozando de buena salud.

Enviado por el autor Gerencia General IBCE [gerencia@ibce.org.bo]

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