Los obreros contra las “nacionalizaciones” – EL DIARIO Editorial – 29.4.2011

Durante semanas recientes la administración del Estado Plurinacional ha estado haciendo sugerencias en cuanto a que procedería a “nacionalizar” algunas empresas de carácter privado, prolongando así su política en ese sentido iniciada cinco años atrás. Las empresas privadas a ser objeto de una medida de esa naturaleza serían, en esta oportunidad, algunas relacionadas con la minería y la industria, aunque se desconozca en forma específica los motivos para esa decisión.

El anuncio en ese sentido fue recibido con escepticismo y hasta indiferencia por la opinión pública e inclusive algunos sectores populares han considerado que la medida nacionalizadora resulta inoportuna, impertinente y hasta fuera de lugar.

Pero lo más notable de toda esta circunstancia es que sectores obreros han hecho conocer su oposición abierta a cualquier “nacionalización” de empresas privadas y que, además, no permitirán que se aplique medida de ese carácter, llegando inclusive a expresar que no son sólo contrarias a sus intereses sino también a la economía nacional.

La opinión de la clase obrera no deja de tener su peso específico por la experiencia dolorosa que trajeron numerosas “nacionalizaciones” en tiempos recientes, las mismas que más fueron estatizaciones por vía de la compra, que significaron la práctica de un obsoleto capitalismo de Estado y que dieron resultados negativos totalmente contrarios a los esperados. En efecto, las empresas estatizadas dejaron de cumplir sus actividades con eficiencia e inclusive algunas se paralizaron, dejando sin empleo a numerosos trabajadores.

Sin embargo, pese a esos antecedentes y experiencias antieconómicas, los anuncios oficiales de nacionalización de empresas privadas han continuado en forma sistemática, causando en esa forma un ambiente de pesimismo en todos los sectores de la población, ya que no sólo es afectada la economía local sino la situación económica en general del país. En ese sentido, coincidiendo con el Día del Trabajo del 1 de mayo, la administración estatal estaría preparando un programa de nacionalizaciones (más propiamente estatizaciones) con objeto de dar cumplimiento a su consigna de “Gobernar obedeciendo al pueblo” que, a fin de cuentas, sólo sería la prolongación de la ideología populista en vigencia en el país y cuyos resultados son de dudosos alcances.

El significado principal en Bolivia de una nacionalización consiste en que determinados recursos naturales o fuentes de materia prima que se encontraban en propiedad de empresas monopólicas de carácter antinacional, deben pasar a propiedad de la Nación (o sea el pueblo) para que el Estado, que es, en el mejor de los casos, el mero y simple administrador de esos bienes, vea lo conveniente para que esos recursos beneficien a sus propietarios, todos los ciudadanos de la República. La auténtica nacionalización no significaría, por consiguiente, que las empresas, que son otra cosa, que explotan esas materias primas sean afectadas en sus intereses y los intereses públicos.

Por una actual mala práctica de las nacionalizaciones en el país, se ha olvidado esos conceptos y simplemente se ha estado procediendo a estatizar empresas privadas y pasarlas a propiedad del Estado, por lo que la supuesta medida nacionalizadora resultó siendo una estatización que terminó como un paso de capitalismo de Estado, el mismo que, además, es presentado, como error conceptual, como una medida socialista, definición que, en realidad, nada tiene en este último sentido, por lo cual, en el caso extremo, consistió en una decisión poco menos que demagógica.

La clase obrera no se equivoca, de ahí que en el caso presente se opone en forma correcta a las supuestas nacionalizaciones, porque éstas sólo significan pasos para que las empresas privadas pasen a convertirse en propiedad del Estado, el que, por su parte, se limita a practicar un capitalismo estatal que tampoco tiene visión socialista, ni mucho menos, y a la cual se le quiere dar un tinte “revolucionario”, cuando en realidad es una decisión contrarrevolucionaria, posición a la que los obreros se oponen en forma acertada por la visión histórica que les caracteriza.

http://www.eldiario.net/noticias/2011/2011_04/nt110429/0_01edt.php

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