La inflación, la escasez y los escándalos le pisan los talones a Evo Morales – The Economist – 6.4.2011

“La calle se inquita” es el título de un artículo en el que la influyente revista The Economist analiza los diversos problemas que el gobierno de Evo Morales está afrontando. Desde las repercusiones tras el fallido gasolinazo, pasando por la vergüenza del escándalo por el tráfico de drogas que se cobró la libertad del “principal asesor gubernamental en temas de narcotráfico”, hasta la inflación y las políticas gubernamentales adoptadas que, según dice el artículo, “empeoraron” las cosas. HidrocarburosBolivia.com ha interpretado y traducido el artículo en cuestión y lo pone a su consideración.
La calle se inquieta / The Economist
Hasta la navidad pasada, el boliviano Evo Morales parecía ser el más sólido y exitoso de los presidentes de extrema izquierda latinoamericanos. El estatus de primer líder con descendencia indígena electo en su país, combinado con una política que canaliza hacia los más pobres en las tierras altas los ingresos obtenidos gracias al incremento en los impuestos establecidos para la industria del gas y del petróleo, le otorgaron una popularidad perdurable. Tras haber burlado a la oposición, establecida en las tierras bajas del oriente, el 2009 Morales ganó sin dificultad las elecciones para un segundo mandato con el 64% de los votos.
Pero de pronto son pocas las cosas que le están saliendo bien al Sr. Morales. La abrupta decisión de retirar el subsidio a los combustibles, incrementando sus precios en 70%, fue recibida con protestas masivas similares a las que el mismo Sr. Morales organizó en su momento contra anteriores gobiernos. Retrocedió rápidamente, pero eso no minimizó el descontento. El pasado mes, Morales se retiró de un evento en Oruro, una ciudad del altiplano anteriormente leal a él, tras ser recibido por manifestantes armados con dinamita molestos por el alza en las tarifas del transporte y los los precios de los alimentos.
Luego vino la vergüenza, cuando René Sanabria, un general retirado de la policía y principal asesor del gobierno en temas de narcotráfico, fue detenido en Panamá el 24 de febrero y extraditado a los Estados Unidos acusado por tráfico de cocaína. Algunos funcionarios dijeron que esa detención fue una venganza de la Administración de Drogas de Estados Unidos (DEA) por su expulsión de Bolivia en 2008. Sin embargo, el Ministerio del Interior arrestó a otros tres agentes de la policía vinculados con el hecho. Según las Naciones Unidas, tanto  la producción de coca como la de cocaína han aumentado en Bolivia durante los últimos años.
Pero el principal dolor de cabeza del Sr. Morales es la economía, el fallido intento de su gobierno por eliminar el subsidio a los combustibles (que representó $us 380 millones el 2010) fue una señal de su estrechez financiera. Su gasto sigue creciendo, pero el impulso a corto plazo para sus arcas, obtenido por el incremento de los impuestos a las actividades hidrocarburíferas parece haberse agotado. A la estatal petrolera le faltan los recursos y a las compañías multinacionales las ganas, de invertir lo necesario para  incrementar la producción de gas natural.
Luis Arce, el ministro de Finanzas, dijo que el año pasado que el gobierno boliviano registró un superávit fiscal por quinto año consecutivo. Pero no todos concuerdan con eso. Según Jaime Pérez de la Fundación Jubileo, un centro de análisis, el gobierno entró en cifras rojas el 2009. El propio gobierno prevé un déficit fiscal de alrededor de $us 870 millones (4,2% del PIB) para este año, un monto considerado alto para los estándares regionales.

Otra señal de alerta es la inflación, que subió en 8,4% durante los 12 meses previos a enero. Los precios de los alimentos se han disparado y existe una escasez de azúcar y otros productos básicos.  Los altos precios internacionales son en cierto grado responsables de eso. También lo son la sequía y los incendios que afectaron los cultivos el año pasado. Además, las inundaciones de este año, que ya han cobrado 39 vidas, han ocasionado interrupciones en el suministro de alimentos.

Pero las políticas del gobierno han empeorado las cosas. A medida que los precios se incrementaban el 2008, el gobierno intervino para frenar las exportaciones agrícolas e impuso el control de precios. El resultado fue que los agricultores plantaron menos. Largas colas se han formado en los centros estatales donde se distribuyen alimentos. Algunos de esos centros se cerraron tras agotarse sus suministros o por el miedo del personal a que ocurran actos violentos. La prensa encontró alimentos almacenados en los domicilios de varios funcionarios de gobierno y líderes del Movimiento al Socialismo (MAS).

A pesar de que se retrocedió en el incremento del precio de los combustibles, la medida inicial ocasionó un incremento en otros precios, muchos de los cuales aún no han sido revertidos. De manera particular, los conductores  del trasporte público están sintiendo los efectos de la medida. Las tarifas estuvieron congeladas por más de una década, aún cuando el costo de mantenimiento de los vehículos y el pago de sobornos policía se ha disparado. “Cuando empecé hace diez años, el almuerzo costaba dos bolivianos, ahora me cuesta ocho”, dice un chofer molesto.

Todo esto ha mellado la popularidad del Sr. Morales. Una encuesta realizada por Ipsos-Apoyo en las principales ciudades de Bolivia en el mes de febrero, mostró un índice de aprobación de tán solo el 32% (las áreas rurales tienden a ser más leales). El gobierno enfrenta una amenaza menor en la bancada opositora, en parte porque algunos de sus dirigentes han optado por el exilio frente al acoso legal. Contrariamente, la principal fuente de nuevas dificultades para el presidente está en su propio movimiento. El MAS es una coalición de partidos de extrema izquierda, activistas indígenas y organizaciones no gubernamentales. Los movimientos sociales, como sindicatos y grupos campesinos, forman su base política.

Hasta este año, esos grupos creían que el Sr. Morales estaba de su lado y perdonaron sus metidas de pata verbales y sus pasos en falso. Ahora muchos de ellos ya no le darán el beneficio de la duda. El nuevo slogan del gobierno es “Gobernar Obedeciendo al Pueblo”.  Ahora, el Sr. Morales se encuentra gobernando a la merced de quienes el lideró en las calles durante la última década.
Texto interpretado por Bernardo Prado Liévana (Editor de HidrocarburosBolivia.com)

Enlace al artículo original: http://www.economist.com/node/18285808

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