¿Quo Vadis Bolivia? – Pedro Escobar Z. / LA PRENSA – 1.4.2011
Esa famosa frase en latín traducida al castellano significa: ¿A dónde vas, Bolivia? resume muy bien lo que está pasando en nuestro país, tanto a nivel interno como externo. En efecto, los mensajes que recibimos de los líderes masistas nos vienen prometiendo un paraíso socialista comunitario basado en un modelo económico y cultural que nadie entiende y que más parece una abstracción teórica hecha por una comuna de individuos donde todo lo que cualquier participante propuso se incluyó para construir el sancocho ideológico que ahora guía el desarrollo social, económico y cultural en Bolivia.
Sorprende sobremanera el desconocimiento que los ideólogos gubernamentales tuvieron sobre los aspectos básicos que limitan el desarrollo en todo el mundo y que no fueron considerados al diseñar el modelo socialista comunitario que tratan de aplicar acá. Uno de los más importantes es aquel que dice que en la medida que haya mayor diversidad étnica y cultural, las posibilidades de desarrollarse que tiene un país son menores. La razón es simple: la gente no se identifica con los gobiernos centrales y para contraponer la fuerza del centralismo crean gobiernos regionales cuyas instituciones y leyes se acercan más a su cultura y forma de hacer negocios. El MAS ha descuartizado al estado unitario en 36 republiquetas y ha generado una situación de conflicto entre oriente y occidente que será muy difícil recomponer para limitar las fuerzas centrífugas que ese partido político ha sembrado en la identidad del país.
Bolivia no ha logrado comprender hasta ahora que pertenece a un sistema de naciones donde la cooperación es mejor que el conflicto y, peor aún, al aislarse en su pensamiento e ideología está generando un subsistema que es incongruente y, llegado el momento, un obstáculo para el funcionamiento del todo. Desarrollamos dos ejemplos, el primero es el tema de la hoja de coca y el segundo es la nueva estrategia para conseguir que Chile nos devuelva al mar.
Este gobierno lleva ya seis años y hasta ahora no ha conseguido ningún resultado en algo crucial para la plataforma ideológica masista que es conseguir la despenalización internacional de la producción de hoja de coca, habiendo sucedido todo lo contrario: el narcotráfico ha crecido notablemente y cada vez los grandes carteles se acerca más a la estructura de poder. El gobierno, a la vez de negar esta verdad incuestionable, decidió tomar la política del avestruz y enterrar su cabeza en la arena, esperando que algo milagroso pase y que lo que no se consiguió haciendo lobby en el concierto internacional de naciones simplemente caiga del cielo. La obcecación alcanza ya niveles patológicos y es muy probable que cuando el gobierno del MAS se debilite, muchos de sus jefes tengan serios problemas con los organismos internacionales que luchan contra el narcotráfico y que los gobiernos que le sucedan tengan que hacer enormes esfuerzos para erradicar del país ese cáncer que estará enquistado profundamente tanto la política como en la sociedad y la economía.
El tema de la salida al mar es otro aspecto que muestra el autismo en que se mueve el gobierno ya que la nueva estrategia, si es que es llevada hasta el final, tiene mínimas posibilidades de favorecer a Bolivia y lo que es peor, está asumiendo que Chile seguirá el ritmo y condiciones que quiere establecer Bolivia en este proceso. En ese sentido, considerar que es posible mantener un diálogo bilateral amigable con Chile paralelo al juicio que se llevará a cabo en La Haya es una inocentada digna de principiantes y que muestra la incompetencia de las personas que afirman que esto sucederá. Los chilenos ya anunciaron que este esquema es incompatible y que por lo tanto todo proceso de diálogo se anula hasta que la Corte de La Haya de su veredicto, lo que normalmente toma entre 4 a 5 años, espacio de tiempo donde no se podrá hacer nada serio con el vecino país en términos políticos, diplomáticos y comerciales. En segundo lugar, la necesaria ratificación previa del Pacto de Bogotá implica que nosotros aceptamos que no es posible volver a tocar tratados que estén en vigencia en la fecha que se celebró dicho Pacto (1948)lo que pone a Bolivia un gran obstáculo para lograr que La Haya acepte su pedido.
El fin de semana pasado, se explicó en detalle cuáles serían los puntos que se discutirían en La Haya y en general se puede deducir que la lógica de los abogados que plantean tal estrategia es muy propia del tinterillismo con que en Bolivia se maneja y se hace justicia. En otras palabras: se buscará más lo que dice la letra muerta del Tratado que trabajar sobre el sentido y el fondo del compromiso que se asumió. Es infantil -por no decir una palabra más fuerte- argüir que porque literalmente no se incluyen en el Tratado de 1904 el paralelo 23° y 24° -que comprende las poblaciones de Antofagasta, Mejillones, el salar de Atacama, las seis islas, el mar comercial y la zona exclusiva- es válido afirmar que ese territorio todavía pertenece a Bolivia. Una analogía es decir que porque no nombré específicamente en el contrato de compra de un departamento, los cables, las puertas y los focos, eso implica que no estaban incluidos en el contrato de compra-venta y que son míos. Si ese argumento fuera válido y el tribunal de La Haya fallara en favor de Bolivia, todos los Tratados que se han firmado por guerras de conquista, donde el perdedor tuvo que entregar territorio, quedarían anulados y el mapa político del mundo tendría que ser cambiado. México le pediría a Estados Unidos que le devuelvan California y Texas, Colombia le pediría a Venezuela que le pasen de vuelta la zona petrolera, Ecuador a Perú, Paraguay a Brasil y Argentina, Perú a Chile y así sucesivamente, en el resto del mundo.
Por otra parte, si La Haya falla en contra de Bolivia estará claro que Chile cerrará toda forma de negociación en este tema y ratificarán su cantinela: “No hay cuestiones pendientes con Bolivia” y esta vez citarán a La Haya. En el mismo sentido, algunos analistas bolivianos afirman que hay que mantener el esquema multilateral, sin embargo, ningún país dará un apoyo concreto más allá de lo que ya se ha conseguido en la OEA que es admoniciones para que entre Chile y Bolivia se llegue a un acuerdo, obviamente de manera bilateral. Los que postulan esa estrategia prefieren que Bolivia siga humillándose en cuanto foro multilateral participe dándose el extremo que si nuestro país concurre a un foro, por ejemplo, sobre el SIDA y La Pobreza, la delegación boliviana tendría instrucciones para que en el documento de conclusiones se solicite incluir un párrafo en relación al tema marítimo boliviano.
Finalmente, si va en serio esto de acudir a La Haya -cuestión que creemos morirá en el camino- primero que todo se debe contratar un estudio de abogados experto en trabajar con este Tribunal y en lugar de pedir la invalidez del Tratado de 1904 se debiera trabajar primero con el tema del Silala, donde claramente Bolivia tiene más posibilidades de ganar y luego, una vez conocido los tejes y manejes en La Haya , recién definir si es promisorio presentar el problema del Tratado de 1904, confirmando previamente que hay buenas posibilidades de ganar; caso contrario, sería un nuevo desastre para la diplomacia boliviana armar un pleito con argumentaciones que son rechazadas con frases como ” No ha lugar” que demostrarían la incompetencia e ignorancia del equipo de abogados bolivianos sobre las normas internacionales. En todo caso no sería la primera vez que una idea peregrina nos deja en una situación peor que la inicial y si continuamos con estas seudo-políticas de estado espasmódicas -en las que ni dentro del mismo gobierno hay consenso- Bolivia continuará figurando entre los países más atrasados y además con un pensamiento derrotista y pedigüeño imbuido en el ser nacional que hace el resto de los países de Latinoamérica nos miren con lástima y lo que es peor, con desprecio.
Pedro Escobar Z. es abogado Internacionalista