Señales – Cayo Salinas * ®® Ratio Iuris / EL DEBER – 28.3.2011
Son esenciales a la hora de mirar el rumbo de un país. Permiten llevar a cabo un diagnóstico inicial de cuál es el norte y la forma como el Gobierno pretende conducir el Estado. Sirven incluso en las empresas y en la familia. De cómo se planifique la gestión estatal, empresarial y familiar dependerá en buena medida el éxito o el fracaso de lo proyectado.
En la esfera estatal es vital que el Gobierno sepa conducirse a fin de otorgar certeza a los actos que exterioriza. De ahí la importancia de la voz presidencial en momentos en los que la coyuntura exige señales claras que son las que al final permiten consolidar procesos de desarrollo y crecimiento sostenido con generación de empleo y reducción de la pobreza.
Por ejemplo, Paz Estenssoro, en su última gestión presidencial, supo valerse de señales y mensajes que de tanto en tanto dejaba sentado ante la opinión pública para afrontar el proceso inflacionario más severo del que la historia republicana tenga memoria. Era enemigo del show mediático como corresponde a la talla de un estadista, a diferencia de varios de sus pares, y era contundente cuando tocaba hablar con la rigurosidad del que dice nada más lo que debe decir y con la visión del que sabe por dónde debe transitar.
Bastaba una señal para que los actores sociales comprendan cuál era el rumbo que iba a tomar el país. Sin paz, los que le sucedieron divagaron jugando a dar señales según las coyunturas y los momentos políticos, algo fatal si acaso se quiere hacer bien las cosas. Con excepción del primer Gobierno de Sánchez de Lozada, los bolivianos fuimos espectadores de innumerables episodios donde el viraje a la hora de afrontar políticas de Estado era la regla antes que la excepción. El resultado está a la vista. Incluso ahora, bajo la conducción del MAS, las señales, si bien contundentes en la lógica del ‘socialismo del siglo XXI’, son contradictorias con lo que la actualidad demanda de las economías del mundo.
Más ejemplos. Mientras en Bolivia denostamos el capitalismo y los procesos donde el mercado tiene un rol predominante, en países como Chile, Paraguay o Perú las señales internas como externas han logrado que crezcan en índices que lamentablemente Bolivia no ha podido alcanzar por errores y desaciertos, entre otros, ¡en las señales!
¿Cómo crecer el 8 o 10% cuando en esferas gubernamentales se habla de que llegó la hora de consolidar la quinta etapa, esto es, la del poder económico del Estado? Un Estado en manos desorientadas es peor que un país en bancarrota. Mientras García Linera reclama poder económico, nuestros vecinos piensan en la forma de mejorar las señales al mundo en procura de captar más inversión privada.
Termino aquí. Como consecuencia del ejercicio de la abogacía, conocí días atrás una solicitud de asistencia judicial internacional librada por el Ministerio Público de Perú. En la nota membretada rezaba la siguiente frase: “Año de la Consolidación Económica y Social del Perú”. ¡Qué señal!
* Abogado
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