La Central Obrera Boliviana indicó que la huelga “se llevará a cabo en los términos previstos”, con manifestaciones de protesta en las calles a la que se sumarán universitarios y docentes que reclaman el respeto a su autonomía.

Las universidades bolivianas públicas se oponen a que el Estado fiscalice sus gastos, por considerar que esto violaría su autonomía.

El gobierno de Morales reajustó a principios de marzo en 20% el salario mínimo nacional subiéndolo de 679 a 815 bolivianos (de 96 a 116 dólares) y elevó en 10% los sueldos de los sectores de salud, magisterio, fuerzas armadas y policía.

Los trabajadores “exigimos que el gobierno derogue el decreto el incremento salarial porque no fue consensuado con la COB, sólo es una imposición, un atropello y una falta de respeto hacia el sector”, protestó Pedro Montes, principal dirigente de la COB.

Hasta el momento la central sindical no fijó un porcentaje de aumento salarial, pero esa entidad calcula que para poder mantener una familia el salario debería ser de 8.309 bolivianos (1.187 dólares), que corresponde a 10 veces el salario mínimo actual.

“(Es) Una locura insostenible, por lo tanto no creemos que vaya a darse una movilización masiva”, respondió el ministro de la presidencia, Oscar Coca, frente al anuncio gremial.

La presunción del funcionario se basa en anuncios de diversos sectores, entre ellos de los campesinos, de que “ningún sector sindical va a parar ni a nivel regional ni nacional”, según la dirigente del sindicato de mujeres del agro, Julia Ramos, cercana al gobierno.

Voceros de los trabajadores de la salud y de la Central Obrera regional de la ciudad de El Alto, vecina de La Paz, anunciaron que no acatarán la huelga.