Los 50 kamikazes de Fukushima – HOYBOLIVIA – 19.3.2011

Sé buena/o. Es el secreto.


Japón.- Se les conoce ya como los “kamikazes de Fukushima”. Se habla de 50, pero son en realidad 180 voluntarios, que entran en turnos en la central de Fukushima y se juegan la vida para salvar la de los demás.

Todos son expertos, todos conocen el riesgo que asumen y todos se juegan la vida en los edificios donde trabajaban desde hace años, informa Periodista Digital.

Son los que pese a los altos niveles de radiación han decidido permanecer al pie de cañón en un lugar que muchos califican ya de desastre nuclear.

Pero, ¿cómo trabajan? ¿Cuáles son sus condiciones de seguridad? ¿Por qué lo hacen?

SENTIDO DEL DEBER

Los riesgos a los que están sometidos, aunque asumidos como inherentes a su profesión, como hacen bomberos o militares profesionales, no dejan de crecer.

El Ministerio de Sanidad japonés anunció ayer que elevaría el límite legal de exposición a la radiación a la que puede someterse cada trabajador para que puedan permanecer más tiempo en la central, desde 100 a 250 milisievert.

La cantidad quintuplica, según The New York Times, el máximo permitido para los trabajadores de las centrales estadounidenses.

“Sería impensable elevarlo más, teniendo en cuenta la salud de los trabajadores”, admite el ministro, Yoko Komiyama.

Un funcionario japonés citado por la cadena CBS asegura que ha logrado hablar con uno de los operarios que siguen en Fukushima, que le ha dicho que no tenía miedo a morir, pues era su trabajo.

Según empleados del sector nuclear citados por varios medios estadounidenses, esta reacción no es extraña, fruto de una mezcla de sentido del deber y de lealtad y camaradería hacia los compañeros. A esto se une, en el caso de Japón, la fuerte identificación que los trabajadores sienten hacia sus empresas, y el sentido de sacrificio por el bien de la comunidad.

UNA LABOR SUICIDA

Su labor consiste fundamentalmente en bombear agua de mar en los reactores fuera de control para contener el calentamiento de los núcleos.

El terremoto y el tsunami inutilizaron los sistemas de refrigeración ordinario y de emergencia. Por tanto, actualmente se utilizan unas 14 bombas que han sido desplazadas hacia la planta.

LOS 180 HÉROES

De momento se sabe que en total son 180 y que para no exponerse durante demasiado tiempo a los niveles de radiación trabajan en turnos rotatorios de 50 personas.

Bajo la constante amenaza de la radiactividad, las explosiones y los incendios estos “héreoes” se han convertido en los únicos seres vivos de la zona que se atreven con la radiación.

Entran con trajes protectores, máscaras y en algunos casos bombonas de oxígeno. Sus trajes de protección y gorros repelen la radiación pero no así las partículas radiactivas invisibles.

La radiación empieza a hacer mella en su salud y, según varios medios, muchos de ellos ya están heridos. Desde el terremoto, ya han muerto cinco trabajadores de la central y 22 están desaparecidos.

EL SACRIFICIO Y LA MORAL

Pero, ¿por qué arriesgan su vida? Probablemente su educación para sacrificarse por los demás sea una de las razones, como apunta un experto nuclear estadounidense que señala que en trabajos de este tipo “se desarrolla un sentido para la lealtad y el compañerismo cuando se entrena durante años junto con otros”.

Sus condiciones de trabajo son extremas. Hacinados, con altas temperaturas, vestidos con incómodos trajes que apenas les dejan movilidad y con la presión de que se están jugando su vida y la de sus ciudadanos.

Todo ello ha hecho que estos hombres bajo el anonimato se conviertan en la esperanza de todo un país.

“Las personas que están trabajando están luchando contrarreloj”, afirma un empleado de otra central japonesa en una red social.

“Por favor, no olvidemos que estas personas están trabajando para proteger la vida de todo el mundo a cambio de la suya propia”.

CRÍTICAS DEL GOBIERNO JAPONÉS

Incluso el Gobierno japonés que ha criticado duramente a la empresa dueña de la central TEPCO por su mala gestión durante esta crisis, sólo tiene palabras de elogio para estos hombres.

“Sólo tratan de hacer lo mejor para todos sin pararse a pensar ni un un segundo en las consecuencias para ellos”, afirmó el primer ministro Naoto Kan.

Durante el tiempo que permanecen en la central están sometidos a altos niveles de radiación perjudiciales para la salud, pero su marcha podría ser una catástrofe mundial.

EL FANTASMA DE CHERNOBYL

Algunos trabajadores rusos que estuvieron en Chernobyl apuntan a que la situación de estos hombres es incluso más peligrosa que la que vivieron ellos en 1986.

Andriy Chudinov, uno de los ‘enterradores’ de Chernobyl, lo explica así:

http://www.hoybolivia.com/Noticia.php?IdSeccion=15&IdEdicion=1035&IdNoticia=45724

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