Los cables indican que durante la reunión del grupo de seguridad atómica del G-8 en Tokio, un funcionario de la AIEA comunicó a las autoridades que la seguridad de las plantas nucleares era obsoleta y que un sismo fuerte supondría “un problema serio”.

La contestación japonesa fue comprometerse a mejorar el nivel de seguridad de todas sus centrales atómicas, y creó un centro de respuesta rápida en la central de Fukushima —la planta más afectada por el sismo—, pero documentos de WikiLeaks aseguran que el peor escenario que se estableció como hipótesis fue un terremoto de magnitud 7.0, en la escala de Richter.

Otro de los cables cita declaraciones de un experto estadounidense, sin identificar, en el que expresa su preocupación sobre la seguridad nuclear japonesa por los constantes terremotos.

En el reporte enviado a la embajada estadounidense en Japón, el especialista destaca que las reglas de seguridad sísmica sólo habían sido revisadas en tres ocasiones en los últimos 35 años y que las revisiones no contemplaban las nuevas plantas nucleares.