Tiempos nuevos, nuevas y viejas urgencias – Susana Seleme Antelo – 27.2.2011

La última elección en el Comité pro Santa Cruz ha vertido mucha tinta sobre papel. Felicidades a los ganadores, no tanto porque dicen que esa plancha rompió con el monopolio de las llamadas ‘logias’, sino porque fue una limpia y democrática elección. Felicidades también a los valientes que se van y a los que se fueron antes.


¡Qué justo y digno homenaje a los 450 años de fundación de la vieja ciudad! Los resultados de esta elección son la consecuencia de una necesidad: la renovación como impulso imperioso de la historia para avanzar cambiando las formas, no los contenidos. Es decir, tomar la posta en la conducción del Comité pro Santa Cruz, sin aquel “ahora me toca a mí, la próxima a vos”. Ello no implica, necesariamente, que la fórmula ganadora hubiera desdeñado el apoyo de tradicionales sectores cruceños.
No tengo la última palabra sobre las trajinadas ‘logias’, pero el apelativo siempre me ‘olió’, más que a ‘misterio’, a enmascarar el carácter de la lucha por el poder político interno entre las diferentes fracciones burguesas emergentes y las élites cruceñas. No por cívico, el Comité deja de ser una institución política, aunque no forme parte del sistema de partidos políticos ni se adhiera a alguno. Ante la ausencia de partidos políticos nacionales que hicieran suya las demandas cruceñas, la lucha del Comité fue y es política, ya que representa las aspiraciones de progreso de una región que quiere liberarse de las trabas del poder central-centralista para ejercer el poder en función de sus necesidades.
Tuvo y tiene el Comité –con más o menos tinte conservador– el mérito de haber impuesto al centralismo sus demandas, convertidas luego en políticas de Estado con sus profundas transformaciones. El pago de regalías como política redistributiva en todo el país; democratización y elección de alcaldes, elección universal de prefectos-gobernadores como antesala a los gobiernos departamentales autónomos, aunque estén hoy ‘secuestrados’. Nada más político que esas luchas y sus logros.
Estas llamadas ‘logias’ cruceñas fueron y son grupos de poder y presión, como los hay en todo el mundo. Que se siga usando el nombre impuesto por los propios representantes de aquellos sectores es cubrir con un velo las luchas por el poder político en una institución que, reitero, es de naturaleza política y cívica, y no es pecado que así sea. Esas élites, sectores de clase y no pocos profesionales cruceños han tenido más luces que sombras, aun en el cerrado y excluyente manejo de las tres cooperativas de servicios públicos –las mejores de Bolivia– a la hora de hacer el necesario balance político institucional de los últimos 50 años.
Nuevo tiempo en el que tendrá que hablarse de más y mejor democracia interna. Tiempo nuevo con urgencias nuevas, entre ellas, como expresó en una entrevista el actual presidente, Dr. Herland Vaca Díez, con rotunda firmeza, conciso, sin aspavientos: “Exigir al Gobierno una explicación por los agravios” perpetrados contra Santa Cruz. Pienso en el caso Rózsa-Soza-terrorista-separatista, sus muertos y sus daños conexos. Habrá que reiterar al Gobierno una vieja urgencia: respetos guardan respetos y que la lucha por la autonomía no ha concluido, ya que desde Santa Cruz se construye la nueva Bolivia autonómica, sin excluir a nadie que la respete.

* Máster en Ciencias Políticas

http://www.eldeber.com.bo/2011/2011-02-27/vernotacolumnistas.php?id=110226220628

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