Evo, entre Lula y Chávez – Carlos Morales Peña – 29.11.2009
Que Evo Morales ganará las elecciones el 6 de diciembre no es novedad desde el comienzo mismo del proceso electoral. Una combinación entre legitimidad y aparato político-gubernamental llevarán al jefe del Movimiento Al Socialismo a la reelección presidencial. La incógnita es qué hará con el poder que recibirá en sus manos para los próximos cinco años en el Palacio Quemado.
“Habrá que ver, en la cancha se ven los pingos,….” dice el autor……
El dilema no creo que sólo genere incertidumbre en los sectores medios y los más conservadores del viejo sistema. Debe serlo también para el hombre de Orinoca, el líder cocalero del Chapare, que se enfrenta ante el dilema de establecer su propio modelo político, económico, social y cultural, más vinculado con un sindicalismo indigenista y nacionalista que con una visión de Estado de concertación de clases, tal como lo fue el nacionalismo revolucionario de los años 50 del siglo pasado.
Quizás, para el MAS, el dilema se encuentre entre ir por el modelo establecido por Inácio Lula da Silva, en Brasil, también de corte sindicalista y popular, o por el esquema de Hugo Chávez, en Venezuela, de corte populista, militar, autoritario y disfrazado de socialismo del siglo XXI. Como bien apuntaba el periodista de Página 12 y la revista Milenio, Oscar Guisoni, recién llegado a Bolivia, “Evo no tiene ni la pizca de socialista, esto no llega ni a una socialdemocracia”. De hecho, los temores de sectores conservadores y de clase media de que el triunfo de diciembre llevará a una radicalización autoritaria-indigenista de Morales y el MAS parecen entrar en duda cuando se observan las listas de candidatos a senadores y diputados para la Asamblea Legislativa, donde abundan los clasemedieros, intelectuales orgánicos con el actual modelo político, que se prometen a sí mismos como “garantías” para evitar dicho radicalismo.
Habrá que ver, en la cancha se ven los pingos, y la pelota electoral recién va a entrar en el arco. Lo cierto es que el contexto internacional frenaría cualquier fiebre del radicalismo del garcialinerismo, por ejemplo, teniendo en cuenta que Brasil ni Argentina, actores principales del tablero sudamericano, permitirían una salida hacia el modelo chavista-castrista. Ni siquiera Cuba se encuentra en ese trajín. Hoy, Raúl Castro está más preocupado por dar celulares, internet y comida a los cubanos y abrir su economía que en los discursos trasnochados del guevarismo. De hecho, no se vio la figura de Guevara en la campaña del oficialismo, no están las banderas rojas que propugnan una verdadera y profunda revolución socialista. Los pasillos de las universidades públicas muestran con claridad el enojo de los sectores de la izquierda dura que no ven en el Gobierno sino más que un burdo reformismo. Maquillajes por aquí, maquillajes por allá.
Ni siquiera la “revolución agraria” prometida por los sectores más radicales del Ejecutivo ha logrado repartir más que tierras fiscales (¡!). El evismo aún no sacó los pies del plato y no parece que vaya a hacerlo bajo un modelo que no deja de ser mixto entre el capitalismo, el estatismo y el comunitarismo. Como dice García Linera, son tres pisos que convivirán en el nuevo Estado que propugna el MAS sin mayor problema, sin mayor sobresalto. Ojalá que los movimientos sociales no perciban que el discurso está, como siempre, pintando un cuadro que no era eso que algunos llaman “revolución”. A votar señores y señoras, que la fiesta recién comienza.
Jefe de Redacción de La Prensa.
Fuente: http://www.laprensa.com.bo/noticias/29-11-09/noticias.php?nota=29_11_09_opin1.php