Evo Morales es el primer arrepentido de las estatizaciones ‘bolivarianas’ – 24.2.2011

El presidente de Bolivia Evo Morales llega a la ceremonia de aniversario de la empresa estatal Yacimientos Petroliferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en La Paz, el martes 12 de enero de 2010, donde anunció que la petrolera estatal invertirá más de 11.000 millones de dólares los próximos cinco años para el potenciamiento del sector hidrocarburífero aseguró que sueña que llegue a ser como Petrobras o Pdvsa. (AP Foto/Juan Karita)

La empresa petrolera estatal de Bolivia (YPFB) necesita 8.000 millones de dólares, pero sólo ha conseguido 4.500. El gobierno admite el fracaso de su estrategia

Un informe del Observatorio Latinoamericano, que publica una web española, analiza las fallas de la política de autosuficiencia lanzada por el presidente de Bolivia para la explotación de los recursos energéticos del país. Entre otras cosas, hoy debe buscar incentivos para las petroleras, que sólo cobran 10 dólares por barril. A cinco años del inicio de su mandato, el modelo hace agua y el gobierno se ve obligado a revisar su política.

Copiando el discurso de su par venezolano Hugo Chávez, Morales lanzó desde 2006 un vasto programa de nacionalizaciones pero hoy “es el primero en confesar que ‘no va más’”, dice la autora del informe, Ana Zarzuela. Las inversiones extranjeras cayeron un 30% en un semestre lo que permite prever el desabastecimiento en crudo y derivados de aquí al 2015; el país importa el 95% del diésel y del GLP y con subvenciones por 600 millones de dólares cada año, tarifas subsidiadas en un 80% a países vecinos y el colapso de la estatal YPFB, “las paredes del cuadrilátero gasista y petrolero se echan encima del Estado”, escribe Zarzuela. Lo que Evo Morales llama “segunda fase de su nacionalización” es en realidad, denuncia la autora, una vuelta atrás, con “nuevo ministro, nueva Ley de Hidrocarburos y la urgencia por encontrar apellidos privados para los 3.500 millones de dólares que YPFB no sabe de dónde sacar”. Y también el sector minero está afectado tras una caída del 68% en dos años, necesita 17.000 millones de inversión inmediata.

Pero no sólo Bolivia corrige la orientación. Petroecuador admitió la supervisión del Ciadi en sus contratos y Venezuela concedió el derecho al 100% de las acciones a sus socios gasistas. “En los tres últimos años, dice el informe, Ecuador consumió todos los ingresos petroleros -más de 27.000 millones de dólares- y unos 6.000 millones por préstamos, uso de reservas e inyecciones del FMI”. Aun así, sigue teniendo una política y un discurso que ahuyenta inversiones. “Aunque no sabe cómo asumir sus operaciones y necesita más de 3.000 millones para los próximos tres años, a Petroecuador no le duelen prendas en decir adiós a la decena de empresas que prefieren irse antes que aceptar un modelo de prestación de servicios que les deja sin acceso a las reservas”, explica Zarzuela. Algo similar sucede en Venezuela, donde Pdvsa, con 195 trillones de pies cúbicos (TCF), exhibe un déficit local que supera los 2.000 millones de pies cúbicos diarios.

La admisión del fracaso por parte de Morales se origina, además de las dificultades presupuestarias, en el “ultimátum que varios informes de consultoras internacionales le han dejado sobre la mesa: sin más exploración en gas y petróleo, sin industrialización, sin reforma de YPFB y sin inversión internacional que supla a su mermado Tesoro, en 2015 Bolivia no podrá ni autoabastecerse“, según el extenso artículo del Observatorio Latinaomericano.

“Por primera vez, es el propio presidente boliviano -sigue diciendo el informe- el que, además de entonar el ‘mea culpa’ de las nacionalizaciones anuncia cambios en el camino de la gestión de los recursos naturales” que lo alejan de la doctrina chavista.

Bolivia, dice Zarzuela, “iba a ser el laboratorio andino de una ‘revolución’ bañada en ‘oro negro’ y gas que por primera vez en América Latina -decían los ideólogos cercanos a Chávez- dispondría de suficientes hidrocarburos y recursos mineros como para encarnar el ‘germen’ de su autarquía por toda la región [pero]  como el propio ministro Carlos Villegas reconoce ahora, Bolivia ha vivido una ficción’ sobre las reservas de la mayor riqueza del país, [y] pero se le ha dado la vuelta un embudo del gas del que los países vecinos escapan para buscar alternativas (que) pasan por el gas natural licuado (GNL); en la próxima década el Cono Sur triplicará su capacidad y su llave ya no está en manos de Morales”.

A días de haber cumplido cinco años en el poder, “Morales empieza a reconocer que ni los conflictos por el gas con sus dos mercados cautivos (Brasil y Argentina), ni los conflictos sociales y el divorcio de su partido MAS y los movimientos sociales que lo auparon al poder tienen la llave de su laberinto energético”.

El costoso modelo aplicado lo llevó a tener que importar gasolina, cosa que recién ahora admite: 85 millones de dólares en 2010.

El duro diagnostico del informe es que “Bolivia tiene que importar cada año 22.000 barriles de diesel para encarar el consumo interno y una ‘falla’ de planificación que el mercado no ha podido corregir en una década: la falta de inversiones, el desincentivo a las empresas para explorar y explotar carburantes líquidos -a golpe de subvenciones, bajos precios y tasas- llueve sobre mojado en uno de los grandes productores mundiales de gas natural, que tiene que importar GLP desde Argentina por su falta de refinerías y que no tiene cómo nutrir un parque automotor importado en su totalidad, que funciona con nafta en lugar de GNC que sí podría suplir”. Además, “Bolivia paga al Estado brasileño más de 700 millones de dólares anuales por la explotación de líquidos asociados al gas que podía haber tratado si hubiera construido dos plantas separadoras previstas y ni sus asesores ni las cúpulas de los dos ministerios implicados prevén en el medio plazo nada mejor que importar petróleo desde Venezuela a través de Chile o Perú (aunque exigiría un viraje

diplomático de Morales) para que sea tratado en la nueva refinería”, anunciada para 2013.

“Bolivia, dice el reporte, no está sola en el aterrizaje en el realismo de sus recursos. La acompañan sus socios del eje bolivariano -Ecuador y Venezuela- de espaldas a una tendencia que permitió que en 2010 América Latina y el Caribe recuperaran su atractivo para los inversores: la región captó alrededor de 100.000 millones de dólares en Inversión Extranjera Directa (IED), un crecimiento del 50% en relación con el año anterior, pero que sólo en Brasil concentró casi un 25% y en Chile otro 12% del total”.

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