Urge corregir errores en vez de pedir perdón – Jorge V. Ordenes L. – 21.2.2011

“…reclaman perdón, éste no viene al caso ante la frustración que se ha transformado en desencanto y hasta en bronca generalizada de la mayoría de la población boliviana de toda región, comarca, ciudad, poblado y lar. “

Errar es humano y perdonar es divino, reza el adagio, pero sabemos que hay errores poco humanos por lo inexplicables que si bien reclaman perdón, éste no viene al caso ante la frustración que se ha transformado en desencanto y hasta en bronca generalizada de la mayoría de la población boliviana de toda región, comarca, ciudad, poblado y lar. Este es el caso engendrado por la política económica que ha venido practicando el gobierno del Estado Plurinacional en la forma más atrabiliaria e increíble. Y ante los errores sus representantes máximos piden nada menos que ¡perdón!… seguramente a los movimientos sociales como si estos estuviesen conformados solamente por adeptos al gobierno cuando la miopía política de éste hace vista gorda de su propia impopularidad que no solamente se vienen registrando en las encuestas sino en las calles, en las plazas y en las conversaciones de café y de chicha.

Una cosa es dispararse al pie, otra es seguir disparando en un afán enfermizo hiriendo a inocentes que por estar al contorno reciben consecuencias inmerecidas que solo engendran más desilusión, traducida en paros, proclamas, manifiestos, manifestaciones, huelgas y cientos de comentarios diarios que desmenuzan los errores cometidos por lo que piden perdón cuando de lo que se trata es dar golpes a los timones del Estado.

La verdad es que la creciente secuela del imperdonable gasolinazo de diciembre debió haberse discutido antes de tomar la tonta medida no solamente al nivel Órgano Ejecutivo, sino al nivel empresarial y educativo por la sencilla razón más conocida que el aire que muchas cabezas piensan mejor que unas cuantas sobre todo cuando se trata del bolsillo de la gente, de su salud y de su relativo malestar… porque bienestar, hoy, muy pocos conocen. Y esto porque tenemos que importar desde gasolina hasta azúcar que la informalidad de procederes y favoritismo distorsiona hasta el asco del agiotaje.

La secuela del gasolinazo incluye no haber reemplazado a los ministros que fueron su causa lo que demuestra el poder de éstos sobre los que piden perdón e incluso sobre Su Excelencia. Cuando el poder lo ha dado el voto de la gente al Presidente y al Vicepresidente, y a su Congreso, nunca a las ideas incoherentes y hasta alocadas de unos cuantos “ministros” que deben ser reemplazados.

Lo inaceptable es que se pida perdón en nombre de esos ministros que cometieron errores graves que seguramente se repetirán porque ellos continúan como si tuvieran poder de hipnosis sobre sus superiores y sobre las ONGs que todavía pululan de una u otra forma. De allí que más que ¨pedir perdón” en este momento se trata de corregir errores y cantar políticamente las correcciones de modo que éstas signifiquen un giro en lo que va del mentado “cambio” que en materia económica, entre otras, se ha aplazado y se continuará aplazando si creemos que la mayoría de los movimientos sociales entiende lo que el Gobierno quiere decir con eso de que el siguiente paso es dizque “controlar la economía”, como si la inmensa informalidad y el narcotráfico fueran controlables cuando la verdad es que actúan sin control al mejor estilo neoliberal.

Una de las tonterías más grandes es engañar pretendiendo que la mentada devaluación del dólar beneficia al país. No, lo perjudica porque se ensaña con premeditación alevosía y ventaja con la agricultura del Oriente de Bolivia al disminuir su ingreso en moneda boliviana que es con lo que paga la mayoría de sus costos. Ya lo han dicho incluso en La Paz: deje en paz a los agricultores orientales que son los que alimentan en gran medida al país y exportan pese a las trabas e inconvenientes burocráticos. Incluso les han prohibido exportar alimentos lo que no solamente es perjudicial sino estulto porque exportar da márgenes para satisfacer la demanda interna.

Insisto, corregir errores es más politicastro y menos estrambótico que pedir perdón porque “ser perdonado”, si tal es posible, jamás corregirá nada.

ENVIADO POR EL AUTOR Jorge Ordenes [jvordenes@yahoo.com]

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