(Economía en línea) El Estado Poncio Pilatos – Gonzalo Chavez / EL DIA – 20.2.2011
Lo que se observa en el país después del fracasado gasolinazo, es un Estado Poncio Pilatos que ante los problemas ocasionados por el mismo, se lava las manos y se libera de responsabilidad.
Un principio básico neoliberal es el archiconocido laissez faire, laissez passer, “dejar hacer, dejar pasar” a las fuerzas del mercado para que, vía los precios, administren escasez y abundancia sin ningún tipo de intervención estatal. En los últimos meses, el publicitado y coqueto Estado integral de los tiempos de cambio ha abrazado integralmente esta máxima liberal. Primero fue el frustrado gasolinazo y después el azucarazo, ambos nivelaron los precios locales a sus pares internacionales como recomendaría un buen seguidor de Adam Smith, y ahora, en la misma línea, se deja que el mercado resuelva el caso del transporte público y también de otros productos y servicios, cuyos precios están por los cielos. Como en los albores de capitalismo, ofertantes (todo tipo de transportistas) y demandantes (vecinos y usuarios) deben luchar a puño limpio en cada esquina de las grandes ciudades por la tarifa a pagar. Sindicatos de transportistas que se enfrentan con gremiales, juntas vecinales con comerciantes. Se apedrean y queman sedes sindicales. Los más fuertes o violentos se impondrán, en cuanto el gobierno, a través de la Autoridad de Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes adopta la vieja filosofía de Soliz, “hazte al zoncito y serás feliz”. ¿Negligencia o cálculo político? Difícil saber, pero en un tema tan delicado como complejo, el Estado integral se ha convertido en el Estado Poncio Pilatos que se lava las manos sobre el tema de las tarifas y espera que los municipios carguen con esta factura. Cabe recordar el quilombo con la inflación del 2011 y el conflicto distributivo asociado a esta tiene como origen la desastrosa idea del gasolinazo y su peor réplica: el reculazo. Lo que también desordenó la geografía de precios relativos fue las malas decisiones gubernamentales en materia de seguridad alimentaria, de hoy y de siempre, que convirtieron a Bolivia en un importador de comida y no en un beneficiario de los precios espectaculares de los alimentos como lo son Brasil, Argentina y Perú, siendo que también, como los vecinos, tenemos tierra en abundancia y por lo tanto, vocación agrícola.
El gobierno central debe intervenir en el tema de transporte público porque controla la provisión y precio del insumo más importante de este rubro, el combustible. A continuación me permito algunas sugerencias para abordar el tema de manera global, es decir, costos, tarifas, calidad del servicios, participación ciudadana y seguridad. Estos puntos deberían hacer parte de un gran pacto económico y debería estar registrado en un presupuesto plurianual.
1.- Realizar un censo de vehículos del transporte público, para determinar el tamaño del parque automotriz en Bolivia y establecer el porcentaje de éste convertido a Gas Natural Vehicular (GNV). A la fecha se manejan muchas cifras y se requiere que un órgano independiente lleve esta contabilidad.
2.- Establecer metas anuales concretas de conversión de vehículos de transporte público de gasolina y diesel a GNV con la participación de transportistas, vecinos, alcaldías y gobierno central. En este caso también se hacen muchos anuncios gubernamentales que no se pueden verificar.
3.- Determinar que a cada 5 mil carros convertidos a GNV, el precio de la gasolina se incremente en un porcentaje pactado.
4.- Pintar todo el parque automotriz de transporte público convertido a GNV de colar azul y negro, así algo en el proceso de cambio se moverá. De esta manera la industria de pintura y los talleres mecánicos podrían tener un impulso de demanda.
5.- Establecer una tarifa para el transporte que usa GNV de acuerdo a estudios de costos. Las tarifas del transporte público que use gasolina deberían ser más caras, para así incentivar la conversión a gas.
6.- Establecer un impuesto a los vehículos de lujo, las vagonetas y jeeps (4×4) que le quintan el sueño al “Vice”. Con estos recursos se podrían financiar parte de las medidas anteriores.
7.- Crear “vales transporte” para los sectores más pobres de la sociedad, los cuales se los podrían distribuir con la Renta Dignidad, el Juancito Pinto y la Juana Azurduy. Existe amplia experiencia internacional sobre lo que se conoce también como vouchers, cupones o bonos transporte que pueden estar financiados por el gobierno, el sector privado o ambos como parte del salario, por ejemplo. El desafío de política pública es focalizar bien a los beneficiarios de este subsidio.
8.- Identificar opciones de transporte público masivo en las grandes ciudades como metros, trenes de superficie funiculares y otros.
El Estado neoliberal es el de la mínima acción en la economía, el Estado integral, que publicita el gobierno, es una entelequia que no termina de aterrizar en temas económicos. Lo que se observa en el país después del fracasado gasolinazo, es un Estado Poncio Pilatos que ante los problemas ocasionados por el mismo, se lava las manos y se libera de responsabilidad. En estos días, la sociedad en las calles, a palo limpio, debe resolver las tarifas del transporte público como en los albores del siglo XIX.