El afán de congelar los precios – Página Siete Editorial – 19.2.2011

COMENTARIO:

El precio que es resultado de la libre demanda y libre oferta establcido en un libre mercado y cumple con la función eminente de señalar desequilibrios que libres empresarios con su libre iniciativa hacen desaparecer en una competencia libre garantizada por la aplicación rigurosa de LEYES en caso de violaciones. Lo que resumí NO es teoría, es el MILAGRO ECONÓMICO ALEMÁN de la postguerra.

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Gobierno asegura que el Decreto 21060 ya está liquidado

La Jornada (Bolivia) - ‎19.2.2011


Contexto No puede abrigarse, en ningún caso, la pretensión de obligar a todos los agentes económicos a la manutención de sus precios para siempre.

El Gobierno se halla empeñado en lograr un objetivo que es deseable pero inalcanzable: el congelamiento de los precios de los bienes y servicios de primera necesidad. Aunque existan presiones sociales en este sentido, las autoridades no pueden guiarse por ellas; deben apoyarse en la ciencia económica, que enseña que todo intento artificial de fijar precios –en este caso de manera indefinida– es una convocatoria al desabastecimiento, el mercado negro, etc.

O, también, un llamado al conflicto social, como ocurre actualmente con el autotransporte. Tomemos en cuenta que las tarifas de este sector no han aumentado en varios años, pese a la acumulación de la inflación. Entonces, lo lógico es admitir que ahora suban. Si las autoridades hubieran aceptado desde el principio un aumento tarifario racional, es decir, apetecible para los interesados pero admisible para los perjudicados, el asunto ya estaría zanjado. En lugar de esto, el Gobierno procuró que el aumento sea insignificante y con ello sólo logró desorganizar el proceso, estimular a los transportistas a actuar por su propia cuenta, sin consultarle, e incentivar a los vecinos a tomar acciones directas de repudio a la supuesta angurria de los dueños de vehículos de transporte público.

Todos los países emergentes de Asia y América Latina viven un momento de prosperidad exportadora que está recalentando sus economías y, por tanto, generando inflación. Es necesario aprender a vivir con ello. La inflación puede ayudar al crecimiento, si se la controla en niveles razonables. Algo de inflación es mejor para la sociedad que el desabastecimiento, la incertidumbre y el conflicto a los que inevitablemente conduce el control de precios.

Es cierto que para los pobres cada aumento de precios, aún el más leve, es un grave problema. Sin embargo, la forma de enfrentar este desafío tiene que ser muy distinto. El Gobierno debe recurrir a la concesión de subsidios y apoyos productivos, al aumento salarial, a las medidas monetarias de control del aumento de la demanda e incluso la apreciación cambiaria, aunque ésta es la menos atractiva. Pero, eso sí, no puede abrigar, en ningún caso, la pretensión de obligar a todos los agentes económicos a la manutención de sus precios para siempre. Esto no sólo fracasará, también complicará las cosas, como hemos visto claramente con la actuación de Emapa y la carestía del azúcar. El Gobierno debe deponer esta política y probar otras cosas diferentes.

http://www.paginasiete.bo/2011-02-19/Opinion/NoticiaPrincipal/1600000119-02-11-P720110219SAB.aspx

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