El Gobierno quiere deslindar su responsabilidad en la grave crisis alimentaria que sufre Bolivia – Comité pro Santa Cruz – 4.2.2011
El Gobierno Boliviano intenta deslindar su responsabilidad en la grave crisis alimentaria que sufre el pueblo y distraer la atención con asuntos políticos. Desde el presidente del Estado, hasta el último vocero atribuyeron la escasez de alimentos y el alza de los productos básicos a los cambios climáticos, a la crisis económica mundial y a los empresarios.
Según el presidente del Comité pro Santa Cruz, Luis Núñez, la estrategia del jefe de Estado y de sus colaboradores, es hacer que pueblo y los medios de comunicación se distraigan en asuntos políticos, cuando en realidad, los problemas principales son: la inflación de la canasta familiar, las inhumanas filas y marcado de los brazos para conseguir alimentos, al estilo de los tiempos de la UDP, la corrupción y los ajustes de cuentas por causa del incremento del narcotráfico.
Para la dirigencia cívica, las causas reales de la grave crisis alimentaria y la inflación, es la falta de seguridad jurídica para los productores, falta de políticas de incentivo a la producción, apoyo en semillas, créditos y la falta de garantía de que los traficantes de tierras y cocaleros no tomarán los predios productivos.
De acuerdo con una publicación en internet de Infobae.com, la Organización para la Agricultura y Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) en Bolivia, el Gobierno es el principal responsable de la crisis alimentaria, al prohibir las exportaciones.
El presentante de la FAO, Gonzalo Flores, representante asistente de la Organización para la Agricultura y Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) en Bolivia, entre 2008 y 2009 el país enfrentó alza de precios por coyuntura internacional, escasez por desastres naturales y “ciertas medidas de política que se pensó que en ese momento eran buenas: prohibición de exportaciones, control de precios y entrar a la producción de aceite”. Explicó que “en ese momento esas medidas surtieron efecto porque permitieron abastecer al mercado interno. Pero siguieron rigiendo y han generado un efecto boomerang muy delicado”. Lo que ocurrió es que “los productores de maíz, de arroz y otros granos fueron desincentivados porque plantaban con una expectativa de rentabilidad que preveía exportar una parte de lo que producían. Pero al no poder hacerlo prefieren un uso alternativo de su dinero y lo colocan en otros rubros”.
Eso explica la caída de la superficie sembrada que tanto preocupa a Morales. “LA FAO desaconseja firmemente las restricciones a las exportaciones, ya que a menudo provocan una mayor incertidumbre y disrupción de los mercados mundiales y empujan a alzas mayores de los precios a nivel global, al tiempo que hacen disminuir los precios a nivel doméstico, reduciendo así los incentivos para producir más alimentos”.
A pesar de esas recomendaciones, desde 2007 el Gobierno de Bolivia aprobó 13 decretos supremos para restringir las ventas al exterior de carne de pollo, aceite de soja y girasol, maíz, trigo y otros productos, según cifras del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) recogidas por el diario La Razón.
Flores agregó que la situación se agrava por la “inseguridad alimentaria crónica” del país, donde “gran parte de su población no tiene acceso a los alimentos suficientes para mantener la vida saludable”. El 25% de los niños menores de cinco años tiene problemas de nutrición.
Morales, mientras tanto, atribuye la escasez de productos básicos a las consecuencias del calentamiento global, la crisis del capitalismo y a “algunos empresarios que sacan provecho de la situación”.
Comité pro Santa Cruz [jimiortiz@cotas.com.bo]