La crisis alimentaria pone contra las cuerdas a Morales y a los empresarios bolivianos – EFE – 2.2.2011

La Paz, 2 feb (EFE).- La creciente falta de algunos alimentos en Bolivia y el aumento de precios de otros, para evitar su salida ilegal hacia países vecinos, tienen contra las cuerdas al Gobierno de Evo Morales y al empresariado, que han iniciado esta semana un acercamiento para afrontar la situación.

La crisis alimentaria boliviana se agudizó en los últimos años por factores climáticos adversos, la inseguridad jurídica y las restricciones a la exportación de ciertos productos decretadas por Morales, declaró a Efe el presidente de la Asociación de Productores de Trigo y Oleaginosas, Demetrio Pérez.

Citó como ejemplo el maíz, cuya producción fue deficitaria “como nunca antes” por la sequía que azotó a la región oriental en 2010, junto con el veto del Gobierno a las exportaciones del grano y la liberación de precios para importarlo.

“El productor perdió plata cuando se le cortaron las exportaciones, porque pudo haber aprovechado los buenos precios que había afuera”, afirmó Pérez, y agregó que “los que más ganan” son los intermediarios que acopian el producto y luego lo venden a precios “inflados”.

Es también el caso del azúcar, cuya escasez y encarecimiento comenzaron a fines de 2010, tras un aumento de hasta el 80% del precio de los carburantes que decretó Morales, el llamado “gasolinazo”, que tuvo que anular en enero ante la reacción social.

Según la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), la producción de caña de azúcar bajó 28% en 2010 respecto a 2009, lo que incidió en una disminución en más de dos millones de quintales del alimento.

La falta de azúcar y la especulación obligaron a Morales a elevar dos veces su precio en enero, primero 23% y el lunes entre 40% y 50%.

La ministra boliviana de Desarrollo Productivo, Teresa Morales, dijo que el aumento busca frenar a “intermediarios y especuladores” que compran azúcar barata al Estado para revenderla a precios mayores.

El Gobierno y los ingenios han tenido que importar azúcar de Brasil y Colombia para garantizar el abastecimiento hasta abril próximo, cuando comenzará la siguiente zafra.

Según la CAO, en 2010 hubo una merma del 8% de la superficie total cultivada en Bolivia, que bajó a 1,8 millones de hectárea.

En Bolivia, la extrema pobreza afecta al 33% de la población, más de tres millones de personas, de acuerdo con el PNUD, y un 26% padece “hambre extrema”, según la FAO, por lo que los aumentos de precios decretados por Morales tienen una gran incidencia social.

Las perspectivas para 2011 no son alentadoras por el retraso de las siembras a causa de la sequía, por lo que se prevé el encarecimiento de más productos.

La sequía también afectó al sector pecuario, con la muerte de miles de reses, la reducción de la producción lechera y las dificultades de los avicultores para conseguir alimento para los animales a precios competitivos.

Algunos analistas señalan además a la apreciación del boliviano frente al dólar como causa de la carestía.

Morales inició en los últimos días un acercamiento a los empresarios para trabajar juntos en el abastecimiento de alimentos, informó el lunes el ministro de la Presidencia, Óscar Coca.

Pérez cree vital la liberación de las exportaciones para incentivar a los productores y dice que “la solución” al déficit de alimentos “está en manos del Gobierno”.

El gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, Gary Rodríguez, dijo a Efe que la crisis alimentaria, que “se avizora como un problema estructural en el mundo”, podría ser una oportunidad para reactivar al sector en este país si Morales garantiza seguridad jurídica en la tenencia de tierras.

El presidente de la Cámara de Industria, Laureano Rojas, también responsabilizó al Gobierno por los aumentos de precios y la inestabilidad económica.

Rojas acusó a Morales de falta de políticas para reactivar el aparato productivo y fomentar las inversiones, y afirmó que la carestía es secuela del “gasolinazo”, que sigue afectando a los bolivianos a pesar de haber sido derogado.

El representante en Bolivia de la FAO, Gonzalo Flores, dijo a medios locales que hay dos crisis alimentarias superpuestas, una de inseguridad alimentaria crónica y otra coyuntural.

“Lo que estamos empezando a vivir en Bolivia es la combinación de ambas, unas de largo plazo que se van a combinar con causas de corto plazo que van a tender a agravar el problema si no se toman medidas adecuadas (…) Creo que hemos entrado en un problema que puede durar de tres a cuatro años. Va ser difícil salir de esta crisis”, aseguró.

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