LAS RESERVAS INTERNACIONALES Y LA REALIDAD – LOS TIEMPOS Editorial – 1.2.2011
Sobredimensionar el real valor de las RIN y la tentación de echarles mano para salir de aprietos podría ser fatal para el futuro económico nacional
En medio de la superabundante andanada de cifras y datos estadísticos con la que el presidente Evo Morales quiso mostrar durante su informe del pasado 22 de enero que la gestión que encabeza tiene todas las características de un milagro económico, hubo un dato que nítidamente se destacó de todos los demás y se lo sigue destacando mediante una muy nutrida campaña propagandística. Se trata del incremento de las Reservas Internacionales Netas (RIN) durante los últimos años.
No es del todo infundado el esfuerzo que el Gobierno hace para destacar ese indicador pues éste es en verdad notable, sobre todo si se ven sólo las apariencias. Es verdad que ya cruzaron el límite simbólico de los $us 10.000 millones de dólares, y no es menos cierto que hace cinco años eran de sólo $us 1.714 millones y que en 1989 apenas llegaban a 19 millones de dólares.
Tales verdades, sin embargo, pese a lo incuestionables que son, no son suficientes para describir con veracidad la realidad de la economía boliviana. Es que, como no se cansan de hacer notar los más destacados expertos en materia económica, resulta del todo engañoso comparar los datos de dos periodos de tiempo para referirse a una variable sin siquiera mencionar todas las que dieron lugar a unos y a otros resultados. Destacar las diferencias entre las RIN de uno y otro periodo sin considerar el dramático contexto económico internacional que rodeaba a unas, y lo extraordinariamente favorables que fueron las condiciones de los últimos años es poco honesto desde el punto de vista intelectual, aunque muy efectivo desde el político y propagandístico.
Para que el cuadro comparativo sea completo, sería necesario que se lo acompañe de otros datos como, por ejemplo, las enormes diferencias del valor de nuestras exportaciones tradicionales. O hacer notar que parte de las RIN está en oro y que durante los últimos años el valor de este mineral ha aumentado más de cuatro veces sin que el Gobierno boliviano tenga mérito alguno en ello.
Tan importante como lo anterior sería que se muestre la otra cara de la moneda, la que consiste en los pasivos acumulados durante el último quinquenio. Hechas así las cuentas, se vería que el saldo apenas supera ligeramente los 2.000 millones de dólares.
No se puede soslayar, finalmente, que una parte importante de las actuales RIN más que a méritos gubernamentales se debe a la ineficiente ejecución presupuestaria de los gobiernos departamentales y municipales que hasta ahora, cinco años después de haber sido incorporados al “proceso de cambio”, no han logrado gastar ni invertir adecuadamente los recursos disponibles.
Nada de lo anterior implica una negación del mérito que le corresponde al Banco Central de Bolivia por haber logrado mantener durante los últimos años un manejo responsable de las reservas a pesar de lo deteriorada que está su institucionalidad y de las presiones a las que ha sido sometido. Sin embargo, vale la pena hacer notar que un sobredimensionamiento del real valor de las RIN, sumado a la tentación gubernamental de echarles mano para salir de sus aprietos, podría ser fatal para el futuro económico nacional.
Y, desgraciadamente, ésa es la tentación que parece estar rondando en algunos círculos gubernamentales.
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