Las idas y venidas de Chávez – Marcelo Ostria Trigo – 22.1.2011
Un nuevo estilo caracteriza a varios gobiernos en nuestra región, afines entre sí: el de las idas y venidas, marchas y contramarchas, con la idea de que hay que dar un paso atrás, para luego avanzar dos pasos. Esto sucede cuando los aprietos –internos o externos– por yerros, malos cálculos o, simplemente, por ineficiencia, ponen en jaque a un régimen, cuyos estrategas creen que la insinceridad es habilidad política y método adecuado para el disimulo. Pero, cuanto amaina el temporal, vuelven a la carga.
En Venezuela hubo curiosas elecciones parlamentarias. El gobierno “bolivariano” elaboró un sistema por el que, aun perdiendo en la votación ciudadana, conservaría la mayoría de los curules parlamentarios, pretendiendo así aprobar, sin freno alguno, leyes sectarias. Pero el resultado alcanzado por el chavismo no fue suficiente para imponer esas normas que “profundizarían” el modelo socialista del siglo XXI. Entonces, en alarde de “viveza criolla”, antes que comience el nuevo período legislativo con la nueva composición de la Asamblea, los antiguos legisladores –todos chavistas– aprobaron en diciembre pasado una ley “habilitante”, concediendo al presidente facultades legislativas por 18 meses (hasta junio de 2012), con el pretexto de que éste, para lidiar con los desastres provocados por las recientes lluvias, requería de tales facultades extraordinarias.
Con la concesión de las facultades legislativas al jefe de estado venezolano, se concentraron en el ejecutivo las atribuciones de otro órgano del Estado, desconociendo uno de los elementos esenciales de la democracia: la separación e independencia de los poderes públicos (Art. 3º de la Carta Democrática Interamericana).
Las protestas, condenas y denuncias internas e internacionales arreciaron. El Secretario General de la OEA, que antes había apoyado el levantamiento de la suspensión de Cuba del organismo hemisférico pese a que el régimen castrista no cumple con la Carta Democrática Interamericana, ahora condenó la medida chavista. Dijo, en una entrevista en CNN, “estar preocupado por la Ley Habilitante y otras medidas aprobadas recientemente en Venezuela, considerando que éstas atentan contra la independencia de poderes”, y añadió que “El equilibrio de poderes es un tema que está en la Carta Democrática Interamericana y creo que cuando se dictan leyes como la Ley Habilitante (venezolana), con la duración que tiene, es un tema que sí es preocupante”.
Pero Insulza, luego remató su inicial condena con una retirada de vergüenza: “El tema viene a colación por las declaraciones y contra-afirmaciones de Insulza sobre la impresentable “Ley Habilitante”. En el lapso de una semana señaló que la misma era incompatible con una sana democracia… y más tarde replicó que la misma era una potestad soberana de las autoridades venezolanas…” (Fernando Luìs Egaña “El sainete de Insulza”, El Carabobeño, 17,01.2011)
En fin, cosas del también impresentable Insulza.
Y así también vino la contramarcha de Chávez: “Acosado por las numerosas críticas que suscitó la Ley Habilitante… Chávez había decidido acortar ese plazo hasta mayo de 2011. Anunció en la Asamblea Nacional que, ‘si es que alguien se siente limitado, os devuelvo la ley habilitante’. Se las devuelvo (las facultades extraordinarias), no tengo ningún problema, voy a trabajar más duro y más rápido… ¡ah! ahorita dirá alguno por ahí… reculó Chávez otra vez”.
Pero luego se impuso el cinismo: “No voy a devolverles la Ley Habilitante –dijo Chávez–, están muy equivocados. Ellos (la oposición) se niegan a debatir porque se quitan la máscara de voceros de la burguesía”.
Todo quedó, entonces, en “agua de borrajas”. Mientras tanto, la Carta Democrática Interamericana, las protestas y las denuncias, bien gracias: todo “violín en bolsa”.
Mi opinión
Columna independiente
Sábado 22 de enero de 2011
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Autor, Marcelo Ostria Trigo | Willi Noack 22 Enero 2011
