Brasil: ¿Se aleja Dilma de Irán? por Infolatam – Columna Mi opinion – 18.1.2011

Nota del remitente.

Cada día se hace más evidente que el populismo está en retirada. El caso brasileño constituye un indicio de esto.

Se dirá que el ex-presidente del Brasil, ”Lula” da Silva”, que internamente se sujetó al sensato modelo de su antecesor, el presidente Cardoso, no fue populista, pero los hechos demuestran que sí lo era: fundador del Foro de San Pablo, se hizo de la comprometida compañía de comunistas, castristas, chavistas, masistas, emebelistas, montoneros, guerrilleros de las FARC, y de toda la fauna extremista latinoamericana.

El acercamiento de Lula al bárbaro régimen de Irán, coincidente con Chávez. Evo Morales, Correa y Ortega, fue prueba suficiente de que el histriónico ex-presidente carioca, estaba en la torva conjura populista contra la democracia en Latinoamérica.

Habrá que recordar, además, la ofensa de Lula, en un visita a La Habana, a la disidencia cubana, a los presos de conciencia que languidecen en las mazmorras del castrismo, a la memoria de los mártires que lucharon por la libertad y la democracia.

Con la misma sorpresa que dio José Mujica, el ex-guerrillero uruguayo ahora presidente, Dilma Rouseff se aleja del populismo y, por tanto de “Lula”, y decide transitar caminos propios de moderación, sensatez y de apego a los derechos humanos. Este ya es un cambio significativo.

La  nota que sigue, de Rogelio Núñez, es un recuento ordenado y revelador de la renovada actitud de la presidente del Brasil.

Brasil: ¿Se aleja Dilma de Irán?

Infolatam
Brasilia, 16 de enero de 2011

Las claves

  • Dilma Rousseff: “…tengo una posición bastante intransigente sobre los derechos humanos que se refleja en la diplomacia como una opción clara para conducir a una mejora de los derechos humanos. Muchas veces para conseguir una mejora en los derechos humanos tiene que negociar. En mi gobierno no va a haber ninguna duda al respecto”.
  • La presidenta de la comisión de derechos humanos en el Parlamento iraní, Zohre Elahian: “…a quienes Dilma Rousseff denomina prisioneros políticos y de conciencia son aquellos que llevan registrado en sus expedientes delitos de seguridad contra el pueblo iraní”.

(Especial para Infolatam de Rogelio Núñez)

El primer cambio significativo entre el gobierno de Dilma Rousseff y el de su padrino político, Lula da Silva, ya está cobrando forma. La nueva presidenta brasileña ha dejado claro que la relación con Irán será mucho más distante debido al profundo rechazo que provoca en Rousseff la situación de los Derechos Humanos y de la mujer en el país asiático.

Todo indicaba que las relaciones entre Irán y Brasil seguirían siendo buenas con Dilma Rousseff en el Palacio de Planalto. El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, envió una carta a Rousseff, tras resultar elegida, en la que expresaba su deseo de que las relaciones entre ambas naciones se ampliasen.

Ahmadineyad destacaba “los lazos de amistad” que se forjaron entre los dos países durante “la estimable gestión” del presidente Lula da Silva y se declaraba convencido de que “esta tendencia se mantendrá” durante el gobierno de Rousseff.

En la misma línea se expresó el presidente de la Comisión de Seguridad Nacional y Relaciones Exteriores del Parlamento iraní, Alaedin Boroujerdi, quien subrayó que la elección de Rousseff era una buena noticia para Irán y para el mundo porque “fortalece el bloque antiestadounidense”: ”Latinoamérica ha entrado en una corriente de oposición a Estados Unidos… el mundo será testigo, muy pronto, de la ampliación y expansión de las relaciones entre Irán y los Estados de América Latina”.

Tras la toma de posesión de Dilma Rousseff, Mahmoud Ahmadinejad, a través de su embajador Mohsen Shaterzadeh, invitó a la presidente brasileña a visitar Irán para fortalecer las relaciones bilaterales entre ambos países: “en la conversación discutimos cómo continuar la relación entre los dos países”, dijo Shaterzadeh tras la reunión, en la que se abordaron temas de cooperación económica, cultural y técnica entre sendos países, y de la agenda nuclear y energética.

El fin de la luna de miel

Sin embargo, algo había empezado a cambiar, como supo ver Carlos Pagni en el diario La Nación: ”la designación de Patriota como ministro de Relaciones Exteriores está al servicio de un giro diplomático que es, hasta ahora, la principal diferencia que promete Dilma respecto de su antecesor. Ella decidió un reacercamiento a Estados Unidos y ese cambio se advertirá en el congelamiento del idilio con Irán”.

Pagni se basaba en las palabras de Dilma en “una entrevista con The Washington Post del 3 de diciembre pasado, (donde) la presidenta brasileña dejó en claro que el distanciamiento de Irán obedece a una razón incapaz de sembrar dudas sobre la raigambre izquierdista del gobierno del PT: Dilma abandonará a Ahmadinejad obligada por su compromiso con los derechos humanos. Suena convincente, sobre todo en alguien que enfatiza las cuestiones de género: desde ayer, en Brasil, tres de los cuatro edecanes y un tercio del gabinete son mujeres”.

Efectivamente, en noviembre pasado, en una entrevista con el diario estadounidense The Washington Post, la entonces Presidenta electa de Brasil criticó el comportamiento de su país en la ONU, al abstenerse de votar una condena a las violaciones a los Derechos Humanos en Irán. “No estoy de acuerdo con cómo votó Brasil. No es mi posición…las prácticas medievales aplicadas (en Irán) cuando se trata de mujeres. No hay ningún matiz; no haré ninguna concesión en este asunto”.

Si bien Dilma defendía “la estrategia de construir paz en el Oriente Medio” desplegada por Lula da Silva, también aclaraba que no aprobaba los “apedreamientos”: “no me sentiría cómoda como presidenta electa si no me pronuncio contra el apedreando. Mi posición no cambiará cuándo tome posesión”.

Dilma Rousseff continuó en días posteriores diciendo claramente y en público que era “una barbarie” la posible lapidación de una mujer iraní sentenciada por adulterio: ”estoy radicalmente contra el apedreamiento de la iraní. No tengo ningún estatus oficial para hacerlo, pero expreso aquí delante de ustedes que encuentro muy bárbaro el apedreamiento de Sakineh. Incluso considerando el uso y costumbre de otros países, lo considero bárbaro”.

Contrastan estas palabras con las más suaves empeladas, meses antes, por Lula da Silva: “Apelo al líder supremo de Irán, Mahmoud Ahmadineyad, a que permita que Brasil le conceda asilo a esta mujer…Si mi amistad con el presidente de Irán sirve de algo y si ella está provocando inquietud allá, estaremos dispuestos a recibirla aquí”.

Esta toma de postura ha seguido, como prometió Dilma, una vez en el Palacio de Planalto. El canciller Antonio Patriota respaldó las palabras de su presidenta: “la situación de amenaza de apedreamiento de la mujer condenada por adulterio va en contra de todo lo que representamos. Creo que habrá que hacer una reflexión interna sobre los derechos humanos”.

Rousseff, por su lado, manifestó que en su gobierno “el diálogo continuará con todos los países del mundo incluso Irán…tengo una posición bastante intransigente sobre los derechos humanos que se refleja en la diplomacia como una opción clara para conducir a una mejora de los derechos humanos. Muchas veces para conseguir una mejora en los derechos humanos tiene que negociar. En mi gobierno no va a haber ninguna duda al respecto”.

La respuesta iraní

Si bien tardó en llegar, en las últimas semanas el gobierno de Irán ha mostrado su desagrado. En un cable enviado por diplomáticos brasileños en Teherán al Palacio de Itamaraty, al que tuvo acceso el diario Estado de Sao Paulo, se deja traslucir la “incomodidad de Teherán ante las repetidas referencias a la situación de los derechos humanos en Irán”.

Según el periódico, un asesor del Presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, llamó al embajador brasileño en Teherán, Antonio Salgado, para manifestarle su molestia.

El experto en temas iraníes Paulo Botta, considera que “es probable que la posición de Rousseff tenga su origen en necesidades de política interna y externa. A nivel interno, podría relacionarse con la necesidad de establecer una diferencia con el gobierno de Lula para mostrar así independencia y posturas propias. A nivel externo, el objetivo prioritario de la política exterior de Brasil son los Estados Unidos y esta postura a favor de los derechos humanos puede significar una medida que le brinde beneficios políticos sin que implique grandes costos ya que las relaciones comerciales irano-brasileras marcharán por camino y posiblemente no se verán afectadas de manera significativa”.

Por lo tanto, el enfriamiento de las relaciones entre estos dos países es ya un hecho palpable, como muestran las palabras de la presidenta de la comisión de derechos humanos en el Parlamento iraní, Zohre Elahian: “a quienes Dilma Rousseff denomina prisioneros políticos y de conciencia son aquellos que llevan registrado en sus expedientes delitos de seguridad contra el pueblo iraní”.

La gran incógnita por ahora es saber como afirma Paulo Botta si “se trata de una política de mayor compromiso con este tema o una forma de acercarse a los Estados Unidos de forma indirecta”.

Víctor Garrido, periodista especializado en temas brasileños, analizó la situación para Infolatam: “la política exterior de Brasil hacia Irán no cambiará pese a que el discurso de Dilma es más marcadamente feminista y más comprometido. Dilma es tan pragmática como Lula y es consciente de la importancia comercial que Irán tiene para Brasil”.

Garrido no considera que vaya a existir grandes cambios de fondo:”hay que ser cautelosos, los cambios de producirse será de matiz. Brasil es el mayor socio comercial de Irán y no va a dejar de serlo”.  Incluso, ha llegado a haber algún malentendido. La embajada de Irán en Brasilia tuvo que salir al paso de una acusación que señalaba que los libros del popular escritor brasileño Paulo Coelho estaban siendo censurados en Irán.

El propio Coelho denunció en su blog que su editor en Irán le había informado que sus libros habían sido prohibidos en el país y el canciller brasileño, Antonio Patriota, pidió que se investigara el caso. La misión diplomática iraní en Brasilia emitió una nota pública, enviada a la AFP, en la que asegura que no es “verdadera” la “noticia de prohibición a la publicación y circulación de las obras del autor brasileño Paulo Coelho”.

Los libros de Coelho “son publicados actualmente en Irán con gran tirada y están disponibles en las librerías”, señaló la Embajada iraní, que culpa al editor de Coelho en Teherán, Arash Hejazi, opositor y fugitivo del régimen, de haber creado y planificado esa noticia.

Enviado por Columna Mi opinion [columna_mi_opinion@hotmail.com]

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