Liberalismo en Cuba: ¿Naufragio o trampa? – Juan Claudio Lechín – 17.1.2011

Un alto funcionario del régimen cubano, Pedro Álvarez Borrego, ha huido vestido de mujer hacia Miami por el aeropuerto “José Martí”. Estaba siendo investigado por corrupción y natural es que huya, pero, tratándose del castrismo, es también natural sospechar que hay engaño en esa huída.

Cuba anda metida en un duro proceso de liberalizar su economía, llamada “actualización”, aunque su burocracia desconoce el liberalismo, su sistema no tiene mercado para encaminarlo y su pueblo no está acostumbrado al emprendedurismo.

La primera medida de la “actualización” fue echar a la calle a un millón de trabajadores del Estado; la segunda golosina ultra liberal ha sido suprimir la tarjeta de racionamiento a un pueblo que aceptó la opresión con mansedumbre a cambio de esa taza de arroz garantizada que le daba el gobierno. No habiendo rey protector, no habrá siervo manso. El cherry sobre la torta es el levantamiento del “secretismo” que había sobre el manejo de los dineros públicos. Un avance increíble.

Los sectores más conservadores del liberalismo internacional, el Tea Party, el Fondo Monetario y una vetusta derecha latinoamericana, aclaman estas medidas por ser ideológicamente “correctas”, pero fundamentalmente porque mostrarían a un castrismo claramente debilitado.

Pero hay cosas que no me cuadran. Mi primera desconfianza es auditiva. Me resulta disonante que un discurso promoviendo medidas ultraliberales (el de Raúl Castro), sea en tono de epopeya revolucionaria. También desconfío por “incoherencia escénica”, o sea, si Chávez anda tomando el poder absoluto con su dictatorial ley habilitante, y si Venezuela es cubano-dependiente (o neocolonia), ¿cómo puede Castro emprender un camino capitalista mientras promueve el comunismo en Venezuela? Aquí hay felino cautivo (léase, gato encerrado).

¿Y si todo esto se trata de una audaz movida política y no económica? Con la “actualización” ultraliberal, Cuba vuelve a ganar la confianza  de la cooperación internacional y gestiona una disminución de las presiones, también internacionales, contra Chávez, dándole respiro para terminar, el 2011, de hacerse con el poder absoluto en Venezuela. Entonces, Cuba fusionará su economía marginal con la venezolana petrolera, sin oposición alguna, y, a cambio, proveerá los destacados servicios de una de las inteligencias militares mas represivas y profesionales del mundo. Entonces, volverá a concentrar su economía. Fin de la historia. Exactamente hizo esto durante el “período especial” de los años noventa: ganó tiempo, apoyo internacional y luego volvió a centralizar su economía.

El fascismo es un modelo pragmático de la toma del poder. Teniendo la recompensa petrolera venezolana, ¿para qué tomar el largo y esforzado camino del liberalismo, del desempleo y el riesgo de una sublevación popular?

La fuga del funcionario Pedro Álvarez Borrego por el aeropuerto de Cuba, el país prisión, puede ser una señal de que el régimen policial esta fallando. Pero no sería raro que el castrismo tenga la estrategia de algunas serpientes de mostrarse desfallecientes con el fin de ganar tiempo, darle confianza al enemigo más grande, atraerlo a su terreno y liquidarlo. Con una credibilidad “liberal” renovada, el astuto lobying castrista protegerá al Chávez petrolero para que no caiga sino en sus manos.

Fuente: juan Claudio lechin [lechin.elcomercio@gmail.com]

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