Una reflexión esencial a propósito del sistema educativo – OPINION (Editorial) – 17.1.2011

No es posible hablar del sistema educativo sin un debate filosófico previo. En este caso la filosofía es necesaria para responder a la interrogante relativa al tipo de ser humano que se desea formar, en ámbito de ese sistema.
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LOS TIEMPOS, 17.1.2011

A partir de esta semana, los responsables de la Dirección Departamental de Educación del Ministerio de área y de la Dirección de Gestión Social de la Alcaldía del Cercado, sostendrán reuniones para definir como aplicarán las nuevas disposiciones de la Ley Educativa Avelino Siñani.

Claro que la respuesta a la interrogante formulada tiene etapas previas que recorrer, por ejemplo: ¿hay alguien con derecho a educar?, ¿ese derecho surge de una voluntad superior y dominante o de una delegación otorgada por la sociedad?, ¿para qué se educará a los niños y a los jóvenes, para que triunfen dentro del orden establecido o para que lo transformen?, ¿para que sean competitivos o para que sean solidarios? Hay muchas preguntas más, en este editorial abarcaremos lo estrictamente necesario a fin de generar un debate acerca de algo que definirá el nivel del pueblo frente a los desafíos internos y externos.
No hay una respuesta capaz de ofrecer un concepto total de la persona. Todos nosotros somos múltiples, insondables, perfectibles, en permanente evolución. Sin embargo y para definir el tipo de educación que deseamos, podemos decir que somos lo más avanzado y perfecto que existe en el planeta, no hay nada superior al ser humano, su capacidad de pensar le da el sitial más elevado. En la proyección de su pensamiento puede conocer y comprender el mundo en el que vive y a partir de ese conocimiento proponer reformas, avances y conciliaciones. Sólo las personas pueden transformar su medio y en esa dinámica transformarse en proyección infinita.
A esta altura surge una pregunta determinante ¿la gente nace con toda la capacidad que supone la dimensión a la que nos hemos referido en anterior parágrafo o tiene que ser educada, formada para alcanzar estadios, cada vez más elevados, de existencia? De la respuesta a esta interrogante dependerá la necesidad o no del sistema educativo, no sólo eso, el contenido y la orientación de los planes y programas utilizados. ¿Es necesaria la escuela y consecuentemente la universidad y otros estamento superiores?
Los niños de ahora nacen con su cerebro y con sus instintos más desarrollados que los niños de la caverna y de épocas menos distantes, la evolución que se da como resultado de las condiciones objetivas y subjetivas también mejoradas, constantemente, se transmite por herencia. Con esa base, es posible que en el transcurso de su vida aprendan, por sí mismos, todo lo que ha logrado la especie y las modificaciones propias de la naturaleza, pero tardarían más y pagarían un precio muy alto. La educación que, es un modo de transmitir a las nuevas generaciones los adelantos de todos los pueblos y de todas las personas, es una de las creaciones más inteligentes y generosas de quienes nos precedieron en la maravillosa aventura de vivir.
Por lo que hemos dicho, la escuela, el nivel medio y la universidad, deben servir para transmitir a las nuevas generaciones lo útil, lo noble, lo bello de lo que ha descubierto, creado o conquistado la humanidad. Debe entregarse a los niños y jóvenes lo necesario para que descubran lo que realmente es la naturaleza y la sociedad. La libertad en esta línea de razonamiento tiene dos componentes: conocer y comprender el mundo en que vivimos y ser capaces de transformarlo en la proyección del destino que corresponde a esta maravillosa categoría trascendente que somos nosotros, todos, con la única diferencia del esfuerzo que podemos realizar para poner en evidencia lo que esencialmente somos.

No es posible hablar del sistema educativo sin un debate filosófico previo. En este caso la filosofía es necesaria para responder a la interrogante relativa al tipo de ser humano que se desea formar, en ámbito de ese sistema. Claro que la respuesta a la interrogante formulada tiene etapas previas que recorrer, por ejemplo: ¿hay alguien con derecho a educar?, ¿ese derecho surge de una voluntad superior y dominante o de una delegación otorgada por la sociedad?, ¿para qué se educará a los niños y a los jóvenes, para que triunfen dentro del orden establecido o para que lo transformen?, ¿para que sean competitivos o para que sean solidarios? Hay muchas preguntas más, en este editorial abarcaremos lo estrictamente necesario a fin de generar un debate acerca de algo que definirá el nivel del pueblo frente a los desafíos internos y externos.No hay una respuesta capaz de ofrecer un concepto total de la persona. Todos nosotros somos múltiples, insondables, perfectibles, en permanente evolución. Sin embargo y para definir el tipo de educación que deseamos, podemos decir que somos lo más avanzado y perfecto que existe en el planeta, no hay nada superior al ser humano, su capacidad de pensar le da el sitial más elevado. En la proyección de su pensamiento puede conocer y comprender el mundo en el que vive y a partir de ese conocimiento proponer reformas, avances y conciliaciones. Sólo las personas pueden transformar su medio y en esa dinámica transformarse en proyección infinita.A esta altura surge una pregunta determinante ¿la gente nace con toda la capacidad que supone la dimensión a la que nos hemos referido en anterior parágrafo o tiene que ser educada, formada para alcanzar estadios, cada vez más elevados, de existencia? De la respuesta a esta interrogante dependerá la necesidad o no del sistema educativo, no sólo eso, el contenido y la orientación de los planes y programas utilizados. ¿Es necesaria la escuela y consecuentemente la universidad y otros estamento superiores?Los niños de ahora nacen con su cerebro y con sus instintos más desarrollados que los niños de la caverna y de épocas menos distantes, la evolución que se da como resultado de las condiciones objetivas y subjetivas también mejoradas, constantemente, se transmite por herencia. Con esa base, es posible que en el transcurso de su vida aprendan, por sí mismos, todo lo que ha logrado la especie y las modificaciones propias de la naturaleza, pero tardarían más y pagarían un precio muy alto. La educación que, es un modo de transmitir a las nuevas generaciones los adelantos de todos los pueblos y de todas las personas, es una de las creaciones más inteligentes y generosas de quienes nos precedieron en la maravillosa aventura de vivir.Por lo que hemos dicho, la escuela, el nivel medio y la universidad, deben servir para transmitir a las nuevas generaciones lo útil, lo noble, lo bello de lo que ha descubierto, creado o conquistado la humanidad. Debe entregarse a los niños y jóvenes lo necesario para que descubran lo que realmente es la naturaleza y la sociedad. La libertad en esta línea de razonamiento tiene dos componentes: conocer y comprender el mundo en que vivimos y ser capaces de transformarlo en la proyección del destino que corresponde a esta maravillosa categoría trascendente que somos nosotros, todos, con la única diferencia del esfuerzo que podemos realizar para poner en evidencia lo que esencialmente somos.

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