¿APRENDERA EVO SU LECCION? – Jaime Dareblum – 9.1.2011

( traducción de Luis Eduardo Siles y enviado por Carlos Herrera)

Abrumado por protestas violentas, el presidente boliviano Evo Morales anunció el viernes pasado que estaba revirtiendo su controversial decisión de eliminar los subsidios a los hidrocarburos. La eliminación de esos subsidios había causado un aumento abrupto en los precios de la gasolina y el diesel (que subieron inmediatamente en 73 y 83 por ciento de acuerdo a Los Ángeles Times).  También había gatillado manifestaciones anti gubernamentales a través del país.

(el original está anexado)

“Esta medida no es necesaria” Morales declaró el 31 de diciembre. “Entiendo las recomendaciones de los trabajadores “. Entiende también que dos gobiernos previos fueron derrocados por protestas relacionadas con la problemática energética (liderizadas por el propio Morales, entre otros) en 2003 y 2005.

En el corto plazo, el ex cultivador de coca puede haber salvado su gobierno izquierdista y robustecido momentáneamente su base política entre los indígenas más pobres, que estaban en primera línea en las protestas recientes. Pero Morales está muy debilitado y vulnerable antes los retos futuros. Es más, salvo que decida cambiar el curso de su política económica, Bolivia experimentará grandes dificultades.

En realidad, la verdadera historia tras las protestas sobre el precio de los hidrocarburos, es el fracaso del socialismo al estilo de  Hugo Chávez. Bolivia es rica en gas natural, con la segunda reserva mas importante de de Sud América, pero Morales nacionalizó la industria corto tiempo después de llegar al gobierno y los resultados han sido desastrosos. “Tenemos reservas que se están encogiendo” le dijo el presidente de la cámara boliviana de hidrocarburos al Financial Times en Agosto. “ Esto no se debe a razones geológicas, sino al hecho de que no ha habido ninguna inversión significativa en cinco años”. La nacionalización del gas y el petróleo eran parte de una estrategia económica más amplia. Imitando su benefactor en Venezuela, Morales lanzó una serie de expropiaciones estatales a industrias clave incluyendo  la minería y las telecomunicaciones. El primero de mayo, anunció la nacionalización de cuatro grandes compañías eléctricas. Esto era necesario, Morales argumentó, para “adecuarse a la nueva constitución del estado boliviano” que fue formalmente adoptada a principios de 2009. “Los servicios básicos no pueden ser un negocio privado” agregó. “Estamos recuperando la energía, la luz, para los bolivianos”.

En el proceso de “recuperar la luz” sin embargo, Morales ha ahuyentado  a los inversionistas extranjeros y desincentivado la libre empresa. Su intento de rehacer Bolivia inspirado en la imagen de la Venezuela socialista le ha conseguido un aliado cercano en Caracas , pero le ha hecho un daño masivo a la economía boliviana y a  su  reputación global. La encuesta “haciendo negocios” del Banco Mundial ubica a Bolivia en el puesto 149 de 183 economías, incluso detrás de Sierra Leone y Siria. “ El gobierno le tiene fobia a la inversión extranjera y los procesos de nacionalización y la falta de reglas claras están creando falta de confianza” dijo el año pasado el economista boliviano Waldo Lopez.

Al eliminar los subsidios a los carburantes, Morales estaba tratando de promocionar mayor inversión. Estaba también tratando de terminar- o por lo menos reducir- el contrabando de carburantes bolivianos a países vecinos (como Chile y Brasil) con precios más altos. Hablando con CNN Morales estimo la pérdida anual de ese contrabando en 150 millones. “Para un país pequeño esto es mucho dinero” dijo.

Morales necesita el dinero para pagar su deuda con Chávez que le ha brindado una generosa  asistencia económica pero que ahora tiene una severa crisis domestica en Venezuela. “En el lapso de los últimos tres años Bolivia  ha pasado  de exportador neto de hidrocarburos a ser un importador neto “señala el Wall street journal citando un informe de la CBH. El costo anual de los subsidios gubernamentales para la gasolina y diesel importados  alcanza aproximadamente a 380 millones de dólares, que como lo señala el Wall Street Journal, representa el 2% del producto económico boliviano. Considerando las enromes reservas de gas natural estas cifras son notables. A través de su radical agenda anti empresarial, destinada, supuestamente, a ayudar a los pobres, Morales ha logrado lisiar el sector energético boliviano. Cancelar los subsidios fue un intento de mitigar el daño y atraer nuevamente la inversión privada.

Cuando la decisión encendió alzamientos masivos que amenazaron con hacer caer al gobierno, Morales hizo marcha atrás. Evadió el conflicto y evitó lo que podía haber sido una amenaza a su presidencia. Pero los  subyacentes problemas económicos y energéticos de Bolivia siguen sin resolver. El gobierno es corrupto casi sin remedio y con propensión al despilfarro; el año pasado, por ejemplo, Morales compró un avión presidencial en 39 millones de dólares y ha firmado un acuerdo para adquirir de China un satélite de 300 Millones de dólares. Téngase presente que Bolivia es el país más pobre de sud América.

Luego del episodio del aumento de precios de los hidrocarburos, es presumible que Morales aumentará la represión y profundizará  su alianza con Chávez. Eso significa mayor miseria económica para los bolivianos y mas protestas en algún momento en el mediano plazo.

El Embajador Jaime Dareblum es miembro sénior del Instituto Hudson y dirige el Centro de Estudios latinoamericanos.



Has Evo Learned His Lesson?

Weekly Standard Online

January 4, 2011
by Jaime Daremblum

Overwhelmed by violent protests, Bolivian president Evo Morales announced last Friday that he was reversing his controversial decision to abolish fuel subsidies. The removal of those subsidies had caused an abrupt spike in gasoline and diesel prices (which immediately jumped by 73 percent and 83 percent, respectively, according to the Los Angeles Times). It had also triggered anti-government riots across the country. “This measure isn’t necessary,” Morales declared on December 31. “I understand the recommendations of the workers.” He also understands that two previous Bolivian governments were toppled by energy-related protests (led by Morales, among others) in 2003 and 2005.
In the short term, the former coca farmer may have saved his leftist government and temporarily fortified his political base among the indigenous poor, who were at the forefront of the recent protests. But Morales is now greatly weakened and vulnerable to future challenges. Moreover, unless he changes course on economic policy, Bolivia will continue to experiences major difficulties.
Indeed, the real story behind the fuel-price riots is the failure of Hugo Chávez–style socialism. Bolivia is rich in natural gas, boasting the second-largest reserves in South America. But Morales nationalized the industry shortly after taking office in 2006, and the consequences have been disastrous. “We have shrinking reserves,” Bolivian Chamber of Hydrocarbons (CBH) president Carlos Delius told the Financial Times in August. “This is not due to geological reasons, but because there have not been any significant investments in the past five years.”
The government’s nationalization of oil and gas was a piece of its broader economic strategy. Mimicking his benefactor in Venezuela, Morales has launched state takeovers of several key industries, including mining and telecommunications. On May 1, he announced the nationalization of four large power companies. This was necessary, Morales argued, “to comply with the new constitution of the Bolivian state,” which was formally adopted in early 2009. “Basic services cannot be a private business,” he added. “We’re recovering the energy, the light, for all Bolivians.”
In the process of “recovering the light,” however, Morales has scared off foreign investors and discouraged free enterprise. His attempt to remake Bolivia in the image of socialist Venezuela has earned him a close ally in Caracas, but it done massive damage to the Bolivian economy, and to the country’s global reputation. The World Bank’s 2011 “Doing Business” survey ranks Bolivia 149 out of 183 economies, behind even Sierra Leone and Syria. “The government has a foreign-investment phobia, and its nationalization processes and the lack of clear rules are creating lack of confidence,” Bolivian economist Waldo López said last year.
By scrapping the fuel subsidies, Morales was trying to promote greater investment. He was also trying to end—or at least reduce—the smuggling of Bolivian fuel to foreign countries (such as Chile and Brazil) with higher prices. Speaking to CNN, Morales pegged the annual loss from such smuggling at $150 million. “For a small country, that’s a lot of change,” he said. Morales needs the money to help repay his debt to Chávez, who has furnished Bolivia with generous economic assistance but now faces a severe domestic crisis at home in Venezuela.
“In the past three years, Bolivia has moved from being a net exporter of hydrocarbons to a net importer,” the Wall Street Journal reports, citing a CBH analysis. The annual cost of government subsidies for imported gasoline and diesel comes to roughly $380 million—which, as the Journal points out, represents about 2 percent of total Bolivian economic output. Given the country’s enormous natural-gas reserves, these numbers are quite remarkable. Through his radically anti-business agenda—designed, supposedly, to aid the poor—Morales has succeeded in crippling the Bolivian energy sector. Canceling the subsidies was an attempt to mitigate the damage and lure back private investment.
When the decision sparked massive upheaval and threatened to topple the government, Morales reversed himself. He quelled the turmoil and averted what could have become an existential threat to his presidency. Yet Bolivia’s underlying energy and economic problems remain unfixed. The government is hopelessly corrupt and prone to wasteful spending; last year, for example, Morales purchased a $39 million presidential plane and signed an agreement with China to acquire a $300 million satellite. Keep in mind that Bolivia is the poorest country in South America.
In the aftermath of the fuel-price row, Morales is likely to embrace further repression and deepen his alliance with Chávez. That means more economic misery for Bolivians—and more protests sometime in the near future.

Ambassador Jaime Daremblum is a Senior Fellow with Hudson Institute and directs the Center for Latin American Studies.

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