Golpistas y corruptos – Susana Seleme Antelo – 19.12.2010
Sí, muy golpistas y muy corruptos los del gobierno ‘del cambio’. Ese ‘cambio’ que nos lleva, ya se sabe, hacia el totalitarismo camuflado de demócrata: convoca a elecciones y luego desconoce sus resultados. Hoy, impunemente ‘roban’ el voto popular para deshacerse de adversarios políticos que ganaron limpias elecciones democráticas en gobernaciones y municipios.
Los hombres del MAS están ‘robando’ la voluntad soberana de la ciudadanía a título de luchar contra la corrupción y la impunidad, vía grotescos procesos de politización de la justicia. Ya se han ‘cargado’ a un prefecto, Leopoldo Fernández; a un gobernador, Mario Cosío; a siete alcaldes, mientras están en el ‘corredor de la muerte política’ como los condenados a la pena máxima, dos gobernadores más: Rubén Costas y Ernesto Suárez, otro alcalde, Luís Revilla, amén de presos, imputados sin pruebas en un grotesco montaje ‘dizque’ terrorista y exiliados políticos. Nada que envidiar a dictadores y tiranuelos.
A cinco años de gobierno ya no quedan dudas sobre el proyecto político del MAS: totalitario, duro y sin paliativos, por lo tanto antidemocrático. Se inventaron el ‘proceso de cambio’ con sus cinco etapas, apoyados por ONGs, organismos internacionales y comedidos, entre fracasados y en ejercicio omnímodo del poder, desde la convocatoria a la Asamblea Constituyente, la primera etapa. Abusaron y prostituyeron las bases del sistema democrático y en nombre de los pueblos indígenas hoy transitan, como cualesquiera de los caudillos bárbaros habidos en Bolivia, hacia la más deleznable de la corrupciones, que las hay muchas: desconocer el voto popular con argucias leguleyas, para destituir autoridades opositoras.
Dar un golpe militar en Pando y hoy golpes de Estado, vía Asambleas Departamentales y Concejos Municipales, es la peor de las corrupciones: ‘golpean’ la institucionalidad constitucional porque los del MAS nunca creyeron en ella. Esta corrupción es deliberadamente perversa pues vulnera el elemental derecho humano a elegir y ser electo en democracia pluralista, representativa y participativa. Burlar la confianza de una nación que vota por su preferencia política, es corrupción mayor que las acusaciones contra sus adversarios, sin pruebas y sin respetar la presunción de inocencia.
No respetar el voto ciudadano para someter a espurios juicios políticos -guillotinas judiciales- a las opositoras autoridades electas es la mayor impunidad hoy en Bolivia. Desconocer el voto universal que eligió a autoridades locales de acuerdo a ley, es robar la voluntad de millones de bolivianas y bolivianos. En tanto, dueños de vidas y haciendas, el presidente, el ‘vice’ y sus operadores no rinden cuentas de su actos a la sociedad, pero confiscan arbitrariamente la voluntad soberana, como confiscan autos de colección de un empresario privado e imputan a ciudadanos por un inventado terrorismo sin haber respetado el debido proceso.
Dicen que llegaron para quedarse eternamente, lo que confirma que el MAS y sus hombres son golpistas contra la democracia. Pero se irán tarde o temprano, porque en política como en la vida misma, nada es eterno. Se irán cargados de oprobio, como se fueron totalitarios, dictadores e impunes golpistas de todos los tiempos. Y se irán como los mayores estafadores de la democracia, a la que se montaron de mala fe, utilizando el sufragio universal para hacerse del gobierno, hasta llegar al poder total, cabalgando en el corrupto golpismo político. Que se vayan más temprano que tarde, depende de la democrática sociedad boliviana.
Enviado por la autora susana seleme [susanaseleme@gmail.com]