¿Cómo enfrentar el temporal? – Gary Rodríguez / LA RAZON – 29.11.2010

Después de que el tipo de cambio estuvo “anclado” al dólar por más de dos años, sin moverse siquiera para enfrentar la crisis mundial que impactó en las exportaciones bolivianas haciéndolas caer en 1.300 millones de dólares en el  2009, finalmente el Banco Central de Bolivia decidió tocarlo.


La baja de la cotización del dólar en un centavo el 24/NOV/2010, fue la anticipada consumación del anuncio gubernamental sobre la posibilidad de apreciar el boliviano el próximo año, en función del “recrudecimiento” de la inflación en derredor del país y la previsibilidad de enfrentar mayores precios para los alimentos en el mundo (algo “cantado” hace tiempo atrás).

La explicación oficial para debilitar el dólar frente al boliviano fue la siguiente: los productos que lleguen del extranjero “van a ser más caros respecto a los producidos en Bolivia, los cuales “van a tender a salir”. La valorización de la moneda local (…) encarecerá los bienes nacionales para los países vecinos y garantizará su suministro en el mercado interno” (La Razón, 16/nov/2010).

El inevitable reconocimiento de que Bolivia no puede ser una isla de precios bajos en medio de un océano turbulento de precios altos llegó por la dolorosa constatación de la salida —vía contrabando— de azúcar, aceites, gasolina, diesel, GLP y otros, con precios artificialmente bajos acá, respecto a los de los países limítrofes. Detener la salida de contrabando de aquellos productos encareciéndolos con la baja del dólar suena bien; pero, ¿qué del resto? La baja del tipo de cambio también encarecerá los productos que con gran sacrificio se exportan legalmente al mundo.

Por ello resulta curioso leer declaraciones como que la baja del dólar: no afecta casi en nada las exportaciones y nos les quita competitividad (La Razón, 24/nov/2010).

Si esto es cierto, entonces la medida tampoco sirve para encarecer los productos de precios bajos, y seguirán saliendo de contrabando. Pero si la medida sirve, restará competitividad a todo producto de exportación con precios normales”, mucho más cuando el costo de producir se hace cuesta arriba, ¿o no está anunciado ya, que los sueldos subirán más del 4,5% en el 2011? (La Razón, 25/nov/2010).

Recientemente, el Presidente del Estado Plurinacional dio cátedra de economía anunciando la subida de sueldos en el sector petrolero para evitar la fuga de cerebros a otros países, dadas las mejores propuestas económicas que reciben por sus servicios: hemos decidido que a los técnicos que trabajan en el área de gas, petróleo, tendremos, mediante decreto, que subirles sus sueldos para que ganen más que el Presidente y así evitar que  se vayan a trabajar afuera del país, sino que se queden aquí, afirmó. (La Razón, 15/oct/2010).

¡Por esta razón es que resulta casi imposible impedir que los alimentos y combustibles baratitos se vayan de contrabando del país! Es verdad que en los países vecinos hay inflación, pero ¿por qué no hay allí colas ni racionamiento? Porque sus mercados están abarrotados y, aunque caros, los alimentos son comprados por quienes tienen un mayor poder adquisitivo que nosotros.

Por tanto, ¡ésa es la gran tarea! No insistir sólo con medidas de corto plazo para salir del apuro, sino producir más y con ello generar más y mejores empleos e ingresos para los bolivianos. Si sabemos que habrá un largo temporal de precios altos, ¿por qué no fabricamos paraguas y ganamos con su venta, en vez de pensar   sólo en no mojarnos?

Gary Rodríguez
es economista y gerente general del IBCE.

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