EL G20 DE ESPALDAS A LA CRISIS GLOBAL – LOS TIEMPOS (Editorial) – 15.11.2010

(actualizado el 23.11.2010)

La falta de acuerdos concretos para detener la “guerra de divisas” hace temer que el proteccionismo y los nacionalismos estén imponiéndose

Incertidumbre provoca derrumbe de las bolsas europeas
ALEMANIA 23.11.2010 .- La inestabilidad política en Irlanda, que hace tambalear el rescate financiero; el impacto en España, Portugal y Grecia y el ataque de Corea del Norte a Corea del Sur provocan el derrumbe de los mercados en todo el mundo.

Confirmando las más pesimistas previsiones, las que con anticipación desahuciaron cualquier posibilidad de que los países más ricos del mundo llegaran a un acuerdo concreto para hacer un frente común contra la crisis de la economía global, el pasado viernes concluyó en Seúl la cumbre del G20 sin más logros que muy tibias declaraciones de buenas intenciones pero ninguna decisión capaz de detener una “guerra de divisas”, que según muchos analistas del estado de la economía mundial ya se ha desencadenado y podría, al paso que vamos, derivar en un empeoramiento de la crisis que se inició en octubre de 2008.

Es verdad, como destacan muchos observadores menos pesimistas, que el comunicado final indica que los miembros del G20 coincidieron en la necesidad de evitar una “devaluación competitiva” de sus monedas, lo que podría ser interpretado como una señal alentadora. Pero no es menos cierto, como también subrayan los menos optimistas, que tal declaración de buenas intenciones no sólo no está respaldada por ninguna medida concreta, sino, por el contrario, que es totalmente contradictoria con las medidas económicas que cada una de las grandes potencias está tomando en desmedro de todas las demás.

Tal disociación entre la retórica y la práctica estaría sentando las bases, según muchos analistas, de una disolución o por lo menos debilitamiento de los vínculos de mutua confianza sin los que resulta poco menos que imposible la colaboración, la adopción de políticas comunes, la subordinación de los intereses de cada país a los de la recuperación de la economía global.

Así, con el despertar del fantasma del proteccionismo y la exacerbación de sentimientos nacionalistas se estarían creando las condiciones para una “guerra de divisas” y con ella una prolongación indefinida de una crisis ya no sólo económica, sino social y política de grandes proporciones a escala global.

Las primeras manifestaciones de la dimensión social de la crisis han comenzado ya a hacerse sentir en Europa, Estados Unidos y muchos países asiáticos. La masiva destrucción de fuentes de trabajo que condena al desempleo a grandes sectores de la población, los millonarios recortes a los presupuestos destinados a la seguridad social, educación y salud y la quiebra de los sistemas de pensiones, entre otras, son algunas de ellas.

Y, como también ya se ha comenzado a ver, de la crisis social a la política hay un trecho muy corto. Los Gobiernos socialistas de gran parte de Europa así como los demócratas estadounidenses están sucumbiendo ante la ola de descontento de sus electores y en todas partes se incuban proyectos contestatarios que ponen en riesgo la estabilidad política. Partidos de ultraderecha nacionalista, movimientos xenófobos predicadores del proteccionismo, del aislacionismo, del cierre de las fronteras para detener los flujos migratorios son, hasta ahora, los que más réditos están obteniendo del descontento creciente, y nada bueno se puede augurar de tales tendencias.

Ninguno de esos peligros es desconocido para los líderes del G20, pero eso no se refleja en un plan de acción común. Se diría que todos han optado por buscar la salvación individual aún a costa de la de los demás.

http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/editorial/20101115/el-g20-de-espaldas-a-la-crisis-global_99089_192193.html

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