“Lucho San Pueblo… – Susana Seleme Antelo – 7.11.2010

…te seguimos esperando aquí” dice la canción de la película documental con la que el padre Eduardo Pérez Iribarne rinde homenaje a su amigo y compañero jesuita Luís Espinal Camps, asesinado el 22 de marzo de 1980, en la ciudad de La Paz. Vil como todos, ese asesinato fue el anuncio de los tiempos que se avecinaban: “tiempos de oscuridad”, diría Hanna Arendt.

(con un comentario  y una versión ampliada de la autora)

“Lucho San Pueblo” es el testimonio de un amigo, a su amigo.  Me conmovió, y la vi dos veces, para recordar los tiempos de compromiso militante por la democracia, la justicia social y tantas utopías aún pendientes. Y me fue revelador aquel estribillo de la canción: “Lucho San Pueblo, te seguimos esperando aquí … por los pobres, por más pan y por más techo… te seguimos esperando aquí”. Interpelador verso,  de una hermosa canción, letra y música de José “Pepe” Lijeron, con arreglos  musicales de Glenn Vargas, y cantada por Peko’s. Ellos contribuyen a que la película del padre Pérez sea un digno homenaje a “Lucho San Pueblo”. Me sacudió también otra frase: “siempre unidos te seguimos esperando aquí.”

¿Unidos? Muchos podrán corroborar al vocero del gobierno, Iván Canelas, amigo de Luís Espinal y ex periodista de radio Fides, quien expresó que con este gobierno, Bolivia está haciendo realidad los ardientes deseos de ese tiempo: la restauración democrática y la igualdad social. Si nos quedáramos solo en una de las múltiples determinaciones que hacen a la totalidad, es decir, en la visibilización, inclusión y empoderamiento de algunos pueblos indígenas, sobre todo aymara, tendría que decir que sí. Pero la totalidad como concepto dialéctico, la articulan múltiples determinaciones, para a ser síntesis “unidad de lo diverso”, Marx, dixit. Esa diversidad que los hombres  del oficialismo no ven, porque ‘no hay peor ciego que el que no quiere ver’. Porque reconocer diversidad sociocultural, pluralidad política, respeto a los otros diferentes y a sus DD.HH. son principios democráticos que no conjugan con la pulsión de dominación totalitaria-autoritaria de Evo Morales  y el MAS.  Así no puede haber unidad.

“Lucho San Pueblo” habla de la vida de “un buen hombre ¡vaya que era un buen hombre” dice el Padre Pérez. Narra su arresto en la noche tardía y silente del 21 de marzo del 80; detalla su calvario en el matadero, los suplicios, luego el asesinato con 4 cuatro tiros de metralla, para luego tirar en un basurero el cuerpo torturado.  ¿Por qué Lucho? se pregunta el padre Pérez. Y él mismo se contesta: la muerte,  que es negra, se convierte en luz, si es por el pueblo. Me conmovió.

El 22 de marzo de aquel año estábamos en un seminario sobre “Desarrollo Regional” en San José de Chiquitos. A las 17.30, Guillermo Capobianco, dirigente del MIR cruceño, comunicó su asesinato. Ahí presentimos que la lucha seguiría siendo a muerte: en junio vino el atentado a Jaime Paz Zamora, del que sobrevivió con la manos y el rostro quemados de por vida. El 17 julio fue el golpe a Lidia Gueyler, con sus horrores, los muertos y el dolor a cuestas. En enero del ’81, el asesinato a ocho dirigentes del MIR, sacudió al país.

No andábamos “con el testamento bajo el brazo”, como amenazaba Arce Gómez. Lo recordé saliendo del cine: en el primer aniversario de la muerte de Lucho Espinal, los jesuitas celebraron una misa en La Merced, a la que solo debían ir mujeres.  Ahí estuve con otras y algunos universitarios, entre ellos, Micky Bustos, con quien me encontré, la primera vez. Hubo corre-corre policial, pero salimos de misa pensando en Lucho y en seguir luchando, como ahora…

Enviado por la autora susana seleme [susanaseleme@gmail.com]

COMENTARIO de la autora:

“La película documental a mi me conmovió… Buena o no,  para mi
¡fue recordar  esos tiempos, vividos a salto de mata, pero con qué mística, honestidad y
compromiso sin límites!
Lo que cuento de San Jose de Chuiqitos, cuando Guillermo Capobianco nos dio
la noticia,  es  verídico. En mi pasión desenfrenada de entonces, mucho más que ahora,
yo cité la carta del Ché en su despedida a Fidel. Ahi dice, más o menos que  en México
les pidieron  direcciones antes de zarpar a la aventura, y entonces supieron que la
probabilidad de  la muerte  era cierta….
Eramos unas-os soberanos románticos y encima enfermos de necrofilia: queríamos
morir por la revolución…
Tantos que murieron para que vengan estos  estafadoress  del MAS a sacarnos la cresta, a
destrozarnos otras utopías y,  encima, a querer robarnos el alma.

Saludos
susana  “

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

“Lucho San Pueblo…

…te seguimos esperando aquí”

( para “Semanario Uno”, XI-2010)

Susana Seleme Antelo

30 años después de su asesinato –1980-2010– ¿de qué lado estaría Lucho Espinal Camps, “Lucho San Pueblo” como le llama el padre Eduardo Pérez Iribarne,  es su película documental, del mismo nombre?  ¿De qué lado estaría “Lucho San Pueblo”, tan radical, tan comprometido, tan honesto por el amor a Dios, a los pobres, a la democracia y a la libertad, en estos tiempo que se dicen de ‘cambio’ y resulta que este ‘cambio nada cambia’, como diría el Conde Giovanni Tomasi di Lampedusa en el su célebre y única novela, “Il Gattopardo”?

¿De qué lado estaría  “Lucho San Pueblo”, quien decía que “Callar es lo mismo que mentir”, cuando el actual ‘cambio’, que sí lo hay, es para un solo lado, para el  perverso lado de los autoritarismos sectarios, dogmáticos y totalitarios, aunque se disfracen de demócratas, elección tras elección ?  No se qué diría, habiéndolo conocido no como gente que trabajó y aprendió de el, pero sí lo suficiente como para saber por mi misma y por lo demás, quién era . Por eso me arriesgo a decir que no callaría sus críticas.

“Lucho San Pueblo” dice la hermosa canción de esa película documental con la que el padre Pérez Iribarne rinde un sentido y merecido homenaje a su amigo y compañero jesuita Luís Espinal Camps, asesinado el 22 de marzo de 1980, en la ciudad de La Paz. Vil como todos los crímenes políticos, ese asesinato fue el anuncio de los tiempos que se avecinaban: “tiempos de oscuridad”, diría Hanna Arendt, cuando hablaba del fascismo en Europa,  muchos años después –Nueva York, 1968– en la madurez de sus sufrimientos y de su cada vez más lúcida  visión filosófica y política.

“Lucho San Pueblo” es el testimonio de un amigo, a su amigo.  Me conmovió, y la tuve que ver dos veces, para recordar los tiempos de compromiso militante por la democracia, la justicia social y tantas utopías aún pendientes. Como soy fruto de la contradicción, lloré de emoción y también me sublevé internamente ante quienes nos han estafado los principios democráticos por los que entonces dábamos la vida. Y me fue revelador aquel estribillo de la canción: “Lucho San Pueblo, te seguimos esperando aquí … por los pobres, por más pan y por más techo… te seguimos esperando aquí”.

Interpelador verso,  de una humana canción, letra y música de José “Pepe” Lijeron, con arreglos  musicales de Glenn Vargas, y cantada por Peko’s. Ellos contribuyen a que la película del padre Pérez sea un digno homenaje a “Lucho San Pueblo”. Me sacudió también otra frase: “siempre unidos te seguimos esperando aquí.”

¿Unidos? Muchos podrán corroborar al vocero del gobierno, Iván Canelas, amigo de Luís Espinal y ex periodista de radio Fides, quien expresó en la película que, con este gobierno, Bolivia está haciendo realidad los ardientes deseos de ese tiempo: la restauración democrática y la igualdad social. Si nos quedáramos solo en una de las múltiples determinaciones que hacen a la totalidad, es decir, en la visibilización, inclusión y empoderamiento de algunos pueblos indígenas, sobre todo aymara, tendría que decir que sí.

Pero la totalidad como concepto dialéctico, la articulan múltiples determinaciones distintas y diferentes, para llegar a ser síntesis,  o “unidad de lo diverso”, como afirmaba Carlos Marx,  quien a pesar de ‘tantas idas y venidas’, me sirve de guía para la reflexión contradictoria, como corresponde a la realidad y totalidad concretas. Esa diversidad que los hombres  del oficialismo no ven, porque ‘no hay peor ciego que el que no quiere ver’ … porque reconocer diversidad sociocultural, pluralidad política, respeto a los otros diferentes y a sus DD.HH. son principios democráticos que no conjugan con la pulsión de dominación totalitaria-autoritaria de Evo Morales  y los hombres del MAS.  Así, difícilmente  podrá haber unidad, creo, vale decir, unidad en la diversidad, al menos.

“Lucho San Pueblo” habla de la vida de “un buen hombre ¡vaya que era un buen hombre” dice un emocionado  Padre Pérez.  La película narra su arresto en la noche tardía y silente del 21 de marzo del 80, en el paceño barrio de Miraflores. Detalla su calvario en el matadero –¡qué macabro símbolo!–, también los suplicios, luego el asesinato con 4 cuatro tiros de metralla, para después, en un acto que corona el summum de la intolerancias y el desprecio por la gente, tirar su torturado cuerpo un basurero.  ¿Por qué Lucho? se pregunta el padre Pérez. Y él mismo se contesta: la muerte,  que es negra, se convierte en luz, si es por el pueblo.

El 22 de marzo de aquel año 80, estábamos en un seminario sobre “Desarrollo Regional” en San José de Chiquitos,  cobijados por CORDECRUZ. Ya en la mañana sabíamos que Lucho estaba desaparecido desde la noche anterior. A las 17.30, más o menos, Guillermo Capobianco, dirigente del MIR cruceño, comunicó su asesinato. Ahí presentimos que la lucha seguiría siendo a muerte: en junio vino el atentado a Jaime Paz Zamora, candidato a la Vicepresidencia en binomio con el Dr. Hernán Siles Suazo. En una avioneta alquilada para la campaña política, cuyo propietario era Luis Arce Gómez,  Paz Zamora fue el único sobreviviente de cinco pasajeros, tras el incendio que se produjo al caer en tierra la aeronave, a pocos minutos del despegue: quedó con la manos y el rostro quemados de por vida. El 17 de julio de 1980, vendría del golpe a la presidente Lidia Gueyler Tejada con la violenta toma  del edificio de la COB, la desaparición, tortura,  asesinato y muerte de Marcelo Quiroga Santa Cruz, Gualberto Vega y luego otros, cuyos cadáveres siguen ‘desaparecidos’. El 15 de enero de 1981, Arce Gómez ordena el masivo asesinato  de ocho  dirigentes  del MIR, en la triste calle Harrington de la sede de Gobierno. La crueldad  demostrada antes y durante ese “oscuro tiempo” estremeció a la sociedad democrática del país.

Y a pesar de todo, no andábamos necesariamente “con el testamento bajo el brazo”, como amenazaba Arce Gómez. Lo recordé la primera vez que vi la película, saliendo de la sala # 10 en el Cine Center. Ahí me encontré con Miky Bustos y su esposa, y como es de rigor en estos casos, nos pusimos a charlar.  Recordamos que en el primer aniversario de la muerte de Lucho Espinal, los jesuitas cruceños celebraron una misa en La Merced, a la que solo debían asistir mujeres:  ahí estuve con otras y, a pesar de la ‘cuasi orden’,  también con  algunos dirigentes y universitarios, entre ellos, Micky Bustos. Hacía apenas dos meses  de la masacre de la calle Harrington, pero ahí estuvimos, sin más testamento que nuestra conciencia solidaria, democrática y entonces, radicalmente revolucionaria.  Hubo corre-corre policial, pero salimos de misa pensando en Lucho y en seguir luchando, como ahora, contra las imposturas y las mentiras…

1 comentario

  • By german, 6 Diciembre 2010 @ 23:51 pm

    esta BURGUESA GOLFA PURA M***** NOMAS SE MANDA

Other Links to this Post

Escribe tu comentario:

Editor: Willi Noack | Administración Técnica: Jose Carlos Choque Y. | Creatica Ltda.