“Brainstorming” o de todo un poco sobre Bolivia – LA PRENSA – 6.11.2010
En una reunión en la que se juntaron varios especialistas (politólogos y economistas) se habló del futuro de Bolivia y cada uno trató de hacer una prospectiva utilizando la técnica de la tormenta de ideas (“brainstorming”) para analizar el presente y el futuro de nuestro país, tratando de destacar las cosas buenas y malas del Gobierno del MAS. Los resultados fueron inquietantes y poco prometedores, cuestión preocupante si se considera que en la reunión había varias personas que todavía creen en el MAS, aunque cada vez Menos.
En lo que se refiere a la explotación de los recursos naturales, todos estaban de acuerdo que se perdió la oportunidad de ser el centro energético de América del Sur, y que, dada la bajada en las reservas de gas, ya no es posible ejecutar ningún proyecto de exportación de gas natural, menos aún de industrializarlo. Esta situación permanecerá hasta que otra vez se logre conseguir la confianza de las empresas petroleras, lo que significa cambiar la Constitución y además esperar que de nuevo se abra una ventana de oportunidad en lo que se refiere precios de gas natural a nivel mundial. En concreto, la oportunidad que se perdió permitía que los proyectos fueran rentables y dieran buenos ingresos al fisco. Hoy en día, para que eso suceda otra vez, la economía mundial deberá dar otro salto en el precio de las materias primas para que los ingresos puedan superar a los costos. Esa situación no es probable que se repita en los próximos 20 años. El MAS decía hace unos cuatro años (aunque seguramente ya lo olvidaron) que Brasil tenía que aceptar las condiciones que pusiera Bolivia para comprar nuestro gas. La estrategia brasileña para responder a Bolivia fue simple y brillante. Aguantaron todas las tonteras que hizo el MAS en lo que se refiere la nacionalización de los hidrocarburos, aun a costa del prestigio de Lula, y cruzaron los dedos para que los bolivianos no cortaran el envío de gas a San Pablo, mientras tanto construyeron terminales de LNG y aceleraron la exploración de gas en su territorio. ¿En qué situación está Brasil ahora? Muy cómoda: Bolivia puede amenazar con cortar su exportación de gas a ese país, pidiendo lo que le venga en gana, y Brasil dirá: “No importa, hazlo, veremos quién pierde más.” Bolivia no podrá aguantar una semana su medida, ya que el impacto de su bravata será equivalente a dispararse en el pie porque, aparte de romper contratos y generar un enorme hoyo fiscal, también originará que no se fabrique combustibles en Bolivia porque no se podrá producir el gas húmedo que se vende a Brasil y del que se saca gasolina y diesel para el consumo interno. En concreto, el año 2019, Bolivia le pedirá de rodillas a Brasil que le compre gas, y el que definirá un precio de misericordia será Brasil. Experiencia ya tenemos. En la década de los 80, Argentina ya nos hizo ese favor, nos compró gas sin necesitarlo. Cuál es la solución: el MAS debe cambiar la Constitución y tratar que nuevamente se desarrolle la exploración en Bolivia para así generar las reservas suficientes que permitan atraer inversionistas y tratar de ejecutar proyectos que vendan gas a Argentina, Chile y ultramar. Caso contrario, Brasil aprovechará muy bien su ventaja en el año 2019, y así se acaba la posibilidad —que el MAS predice con tanta altanería— respecto a que se quedarán 50 años, ya que es muy probable —producto de la enorme crisis fiscal— que ese sea el año en que el MAS desaparece del mapa político boliviano y el medio siglo de gobierno masista pasará a ser sólo un mal chiste.
Un error equivalente cometió el ex presidente Mesa con su estrategia de “gas por mar”. Los chilenos obviamente no la aceptaron y construyeron terminales de LNG en Mejillones y en Valparaíso. Ahora, aun cuando el gas que compran es más caro, tienen la sartén por el mango y Bolivia sólo puede ofrecer su gas a Chile bajo criterios estrictamente comerciales, siendo la situación boliviana más complicada ya que, si quiere exportar gas natural, los puertos chilenos siguen siendo los más convenientes, sin embargo, ya no hay reservas ni mercado para justificar esa inversión. En esta materia, si Chile decidiera dar un enclave como el que dio Perú a Bolivia en sus costas cercanas a Tacna, Bolivia no lo podría utilizar, tal cual es el caso de Ilo, tema que Perú ha vuelto a resucitar preocupado del acercamiento boliviano-chileno. Para generar una vuelta a la situación “normal” entre Chile y Bolivia, los peruanos mandaron de embajador a uno de sus “ases” y esperan que, una vez que el gobierno boliviano entre en problemas internos de algún tipo, se ocupe la vieja estrategia de encontrar un enemigo externo a quien echarle la culpa. Chile ya lo ha sido, y es muy probable que lo sea de nuevo, bajo el argumento que nos tomó el pelo en esto de la Agenda de los 13 puntos.
Referente al litio, en la década que empieza el Gobierno lo está convirtiendo en lo que fue el gas la década pasada. Con el litio arreglaremos nuestros problemas y además no se lo exportará sin haberlo industrializado. Los errores son los mismos que los que se cometieron con el gas: se piensa que teniendo el recurso natural se tiene derecho a poner las reglas del juego y se olvida (a este punto ya es amnesia) que para vender recursos naturales se necesita mercado y enormes inversiones. Para tener ambas cosas, el MAS deberá cambiar su estrategia respecto al trato a la inversión extranjera y dejar de soñar con esto de que por principio la mayor parte de las ganancias debe ser para Bolivia y más bien negociar de tú a tú, pero bajo criterios de eficiencia, rentabilidad y estabilidad de las reglas del juego. Lo que terminó de arruinar la posibilidad de industrializar el litio es el anuncio del Gobierno que Irán será el socio estratégico de Bolivia en este tema. Está claro que los negociadores bolivianos no tienen la menor idea que los potenciales países que podrían comprar las baterías —que son los principales fabricantes de automóviles— tienen impuesto un fuerte embargo a los bienes y servicios producidos por Irán, y por lo tanto, si las fábricas que industrialicen el litio en Bolivia tienen capitales iraníes, no venderemos una sola batería fuera de Bolivia.
Otro aspecto que se tocó fue la reelección de Evo Morales. Todos estaban de acuerdo en que, si Evo no se presenta de nuevo, el MAS se dividirá y es probable que no puedan ganar las elecciones, sin embargo, si eso llegara a suceder, el partido que gane el gobierno no tendrá la más mínima posibilidad de tener gobernabilidad, ya que el MAS, aunque pierda las elecciones, seguirá teniendo un poder político enorme en el Congreso y además ocupará su vieja táctica de bloqueos y de exigir demandas imposibles de cumplir al gobierno elegido, lo que llevará de vuelta a la inestabilidad política de principios de la década pasada. Por otra parte, si se presenta Evo, con toda seguridad que saldrá elegido, pero tampoco tendrá ya la abrumadora mayoría que actualmente posee en el Congreso y que le permite aprobar leyes dignas de gobiernos de talibanes. En otras palabras, si don Evo Morales es presidente de nuevo en el año 2014, le tocará enfrentar la crisis definitiva y catastrófica del modelo “Evonomics” con el que se pavonean hoy en día sus ministros del área económica y es probable que ahí incluso pierda no sólo toda la ventaja política que logró generar para los indígenas, sino que también su caída signifique otro gran fracaso para los modelos de desarrollo socialistas. En el tema personal, lo probable sería que don Evo Morales pierda su prestigio mundial y su paso en la historia sea recordado sólo como una otra oportunidad que Bolivia perdió para ser un país viable. Hubo una opinión interesante respecto a este problema. Lo mejor es que Evo no se presente el año 2014, se produzca el desbarajuste final del experimento socialista-indigenista boliviano y recién ahí vuelva Evo, pero ya más maduro y dispuesto a ser una especie de Víctor Paz Estenssoro en el año 1985, o un Alan García en el año 2006. Está claro que el que dijo esto era un emenerrista, de esos que sueñan con que el MNR volverá a gobernar y, quién sabe…, en Bolivia todo puede suceder.
Quienes debatieron son seis personajes en busca de autor.
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