De la espontaneidad al hecho político – Susana Seleme Antelo – 17.10.2010

El país todo está movilizado para  anular el Art. 16,  exterminador de medios y dueños de medios, y el Art. 23 que aplica el arbitrario código penal a los periodistas, sin tomar en cuenta la vigente Ley de Imprenta y la autorregulación.

Lo que ha logrado un pequeño grupo de periodistas de Santa Cruz de la Sierra –Percy Suárez, camarógrafo y Franz Arauz, del Sindicato de Periodistas Independientes;  Milton Montero de Canal Universitario 11, Maritza Roca, independiente y Nora Panique, radialista –será un hecho  muy significativos en este año Bicentenario.

Lo es ya, porque la espontaneidad de cinco trabajadores de prensa se ha transformado en un hecho político nacional. Hoy en todo el país se recogen firmas,  NO contra la Ley de noble empeño: erradicación del racismo y la discriminación, como de mala fe  interpreta el gobierno. El país todo está movilizado para  anular el Art. 16,  exterminador de medios y dueños de medios, y el Art. 23 que aplica el arbitrario código penal a los periodistas, sin tomar en cuenta la vigente Ley de Imprenta y la autorregulación. En una Ley justa, se han metidos de contrabando dos artículos, vale decir han hecho trampa, como la asumida por el propio presidente para reelección del binomio Morales-García Linera hasta el 2020.

Sin dirección consciente, sin partidos políticos ni ‘estrategias envolventes’ como le gusta decir al ‘Vice’,  el país se ha aglutinado para exigir el  derecho a pensar diferente, a expresarlo sin temores, de viva voz y sobre papel, contra la mordaza y el monopolio de la información que pretende el oficialismo.

Quienes prendieron la chispita, querían solo 20.000 firmas, cuando la ley aun no estaba promulgada. En medio de fracasadas protestas nacionales, una vez consumada su vigencia, aquí continua la recolección de firmas,  y se abre la  huelga de hambre, previa ‘puesta en prenda’ de un televisor y una cadena de oro para comprar 3 colchonetas de paja. Los tres fueron Percy Suárez, el héroe que estuvo 11 día en la huela; Franz Arauz y Walter Menacho de Vallegrande. Luego, Mirtha Aguilar, radialista de Cotoca y Milton Montero de Unitel, bajo un toldito de nylon celeste, apretados, muertos de calor, en un rincón de la entrada al garaje de la Casa de Gobierno.

Cuando llegó una respetable carpa, se sumó Roberto Carlos de la Federación de Prensa. Un poco más tarde, Guider Arancibia, Gonzalo López, Osmán Patzi, Carmen Pérez y -en inédita solidaridad con los trabajadores- Pedro Rivero Jordán, Director Ejecutivo-propietario, todos de El Deber. Y después Remberto Araúz de Bolivisión,  Carmen Montaño, de la Estrella; Gary Añez de PAT; Pura González y José Luís Justiniano de ”Sin Letra Chica”, José Chavarría de El Día-El SOL; Angélica Mérida, Yerko Guevara y Fernando Cossio de Unitel, más 3 periodistas de Concepción. Llegaron a 24,  y pido disculpas, pero no me da el espacio para nombrar a cada uno. Hasta el viernes por la noche, aquí, las firmas crecían: 120.000.

Sin la presencia de la mayoría  de instituciones de la prensa, el  gobierno reglamentaba la Ley solo con sus afines, en tanto cobraba más fuerza el clamor por los derechos a la libre expresión y a la libertad de prensa, sin cortapisas de dudosa honestidad en democracia mientras las firmas suman y siguen en todo el país, al amparo de la Iniciativa Legislativa Ciudadana.

¿Por qué la espontaneidad de 5 periodistas cruceños se transforma en un hecho político nacional,  sin partidos políticos, y de norte a sur, de oriente a occidente se recolecta firmas contra dos artículos de una Ley tramposa? No solo porque la gente sabe el valor de la libertad de prensa y de expresión, consustanciales a la democracia, sino en repudio al autoritarismo y los abusos del MAS, cada vez más temerarios.   ¿Se van dando nuevas condiciones objetivas?

Enviada por la autora susana seleme [susanaseleme@gmail.com]

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