La libertad económica en declive y el futuro de la prosperidad – CATO – 29.9.2010

por James Gwartney, Robert Lawson y Joshua Hall

James Gwartney es es co-autor con Robert Lawson del Libertad Económica en el Mundo: Informe Anual publicado por el Fraser Institute y el Cato Institute.

Robert Lawson es profesor de economía de Auburn University y coautor del reporte Libertad Económica en el Mundo: Informe Anual, publicado anualmente por el Fraser Institute y el Cato Institute.

Joshua Hall es profesor de economía de Beloit College.

NOTA: con un comentario de Carlos Herrera


A principios de los ochenta bajo el liderazgo de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, tanto EE.UU. como el Reino Unido redujeron las tasas impositivas marginales, controlaron la inflación, simplificaron las regulaciones y flexibilizaron las barreras comerciales. Muchos otros países pronto siguieron el ejemplo y el resultado fue un cuarto de siglo de expansión de la libertad económica y de crecimiento en el ingreso. Entre 1980 y el 2007, hubo un movimiento gradual pero constante hacia la libertad económica.

Esta tendencia se puede ver en la información que recientemente se ha publicado en el informe anual de  Libertad Económica en el Mundo: Informe Anual 2010. Sin embargo, como lo muestra el reporte de este año, la calificación mundial en cuanto a libertad económica cayó por primera vez en varias décadas. De los 123 países con calificaciones en el 2007 y el 2008, 88 (77,1%) vieron su puntaje caer y solo 35 (28,5%) registraron aumentos en su nota.

EE.UU. cayó del tercer puesto en el 2000 al sexto puesto en el informe actual, con una calificación que pasó de 8,45 en el 2000 a 7,93 el en 2008.

El índice de Libertad Económica en el Mundo mide la consistencia de las instituciones y políticas de una nación con la libertad económica. Dicho de otra manera, las instituciones y las políticas son consistentes con la libertad económica cuando estas le permiten a los individuos elegir por sí mismos, llegar a acuerdos voluntarios con otros y cuando los protegen a ellos y a sus propiedades de los agresores.

Para lograr una calificación alta en el Índice de Libertad Económica, en una escala del 0 al 10, un país debe garantizar una protección efectiva de la propiedad privada, un respeto equitativo a los contratos y un ambiente monetario estable. También debe mantener los impuestos bajos, no crear barreras al comercio local e internacional y depender más de los mercados que del proceso político para asignar los bienes y recursos.

La caída en la calificación de EE.UU. se debe, principalmente, a un puntaje más bajo en la seguridad de los derechos de propiedad privada. No obstante, el gigantesco aumento en los préstamos estatales también fue un factor que contribuyó a la reducción de la calificación. El creciente gasto público, los déficit más grandes y el aumento de las regulaciones a lo largo de los dos últimos años, seguramente, bajarán la calificación de libertad económica de EE.UU. en los próximos años.

Ahora más que nunca tenemos conocimiento sobre las fuentes del crecimiento y la prosperidad. El crecimiento económico es principalmente el resultado de las ganancias obtenidas a través del comercio, la inversión de capitales y el descubrimiento de mejores productos, métodos de producción más baratos y mejores maneras de hacer las cosas. Varios estudios han mostrado que los países con mayor libertad económica crecen más rápidamente y logran niveles de ingreso per cápita más altos que aquellos que son menos libres.

De igual manera, hay una relación positiva entre los cambios en la libertad económica y el crecimiento del ingreso per cápita. Además, conforme ha ido creciendo el ingreso per cápita, la tasa de pobreza a nivel mundial se ha reducido y gran parte de este progreso ha ocurrido en países que han tomado importantes medidas para dirigirse hacia niveles más altos de libertad económica.

El mundo ahora se enfrenta a una situación similar a la de la Gran Depresión. Durante la década de los treinta, políticas económicas perversas transformaron un declive cíclico normal en una década de penurias y sufrimiento. Aunque fue causada por políticas contraproducentes, la Gran Depresión condujo a más regulación estatal, un crecimiento del gasto público, y reducciones en la libertad económica. ¿Pasará lo mismo esta vez? ¿Otra vez escogeremos más Estado y menos libertad económica?

Ahora estamos en el medio de un gran debate entre los partidarios de un Estado limitado y mercados libres y aquellos que favorecen más colectivismo y más dirección política de la economía. El resultado de este debate determinará el futuro tanto de la libertad económica como de la prosperidad de los estadounidenses y demás personas alrededor del mundo.

1 comentario

  • By Willi Noack, 30 Septiembre 2010 @ 14:19 pm

    Recibí el siguiente COMENTARIO de Carlos Herrera

    “Todo lo bueno de estos dos últimos siglos (el aumento del bienestar para millones de personas, la seguridad, la ciencia misma e incluso el régimen de gobierno democrático) es, al final, obra de la libertad económica, es decir, de un sistema de asignación de recursos que depende más de la necesidad y la voluntad de las personas, que de la visión y el capricho de un grupo de burócratas. Esto es ya un dato de la realidad, no una especulación ideológica.
    Lo que sí es pura invención (o sinverguenzura sin límites) es afirmar que el sistema económico de control centralizado de la economía, ha sido exitoso; esto es, que aquel orden económico donde la voluntad de las personas (para la asignación de los recursos) es parcialmente sustitutida por la planificación de un grupo de políticos, sirve para algo más que para fabricar una burocracia cuya mayor habilidad es vivir bien a costa del trabajo ajeno, diciéndole además a la gente lo que tiene que hacer con su dinero y con su vida.
    Ésta es también, en última instancia, la razón de la inflación mundial de Estados de Bienestar, que como puede verse han dejado, no personas con una vida más estable y más segura, o sociedades más productivas (depués del despilfarro de miles millones de dólares en el último siglo) sino sociedades en crisis, donde lo que más crece es el desempleo y la inseguridad. El tercer mundo es la mejor muestra de ello, aunque Europa no se libra de la crítica tampoco, si bien es un mundo donde la libertad económica tiene más legitimidad.
    En el mundo de hoy señores, ya no son las divagaciones socialistas el problema a enfrentar, porque los principios de propiedad privada, de libertad y de derechos básicos han ganado mucho terreno, sino aquella cofradía de profesionales de la política que en todos y cada uno de los países han conquistado un auditorio al que fascinan sus promesas de bienestar y solución final para las desgracias de la gente.
    El verdadero problema (para alcanzar el bienestar y la seguridad plena) tal y como los liberales lo han afirmado desde siempre, es el tamaño y el rol del Estado (esto es, el poder que se le delega a los políticos) porque como afirman los filósofos liberales, no hay límites para los políticos cuando de disponer del poder se trata. Este miedo es al final el verdadero germen del Estado democrático con separación de poderes. Porque éso es justamente lo que ha pasado en el último siglo, si uno mira las cosas con cuidado; los políticos han dispuesto alegremente no sólo del dinero ajeno (creando impuestos pesados y arbitrarios, que más que solidaridad ha sido una tranferencia obligada de recursos para fines netamente políticos) sino incluso de la libertad y la propiedad de las personas, en experimentos de los cuales sólo ellos han salido bien parados. La historia latinoamericana está llena de historias fallidas relativas a esos experimentos en busca de la felicidad milagrosa (la que cae del cielo, sin trabajar y sin ejercer la libertad, quiero decir)
    La clave de la prosperidad es por tanto la libertad económica y la descentralización del poder en multitud de instituciones con competencias claramente establecidas en las normas básicas.
    Y entonces ¿cuales son los parámetros de un sistema con libertad económica? Este breve y sencillo artículo lo dice en uno de su párrafos. Un saludo Carlos.
    PD el artículo en source URL…..”

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