“Me extraña tu cholo proceder” – Demetrio Reynolds / LA PATRIA (Editorial) – 28.9.2010

Ahora, dadas las circunstancias actuales, sería mejor que la sin hueso esté más quieta que activa. La prudencia obliga a callar en siete idiomas. Y también a caminar con el miedo bajo el brazo.

Expresiones como la del titular de esta nota es posible que vayan a la cuenta punitiva de los racismos, aunque en verdad no lo sea. Antes – de hoy en más, todo será “antes” – teníamos la libertad de chancearnos a gusto, sin temor a que algún fiscal nos lleve a la cárcel por eso. Ahora, dadas las circunstancias actuales, sería mejor que la sin hueso esté más quieta que activa. La prudencia obliga a callar en siete idiomas. Y también a caminar con el miedo bajo el brazo.

Bueno, todo esto viene a propósito de que el “hermano Evo” declaró hace poco en Nueva York que aquello de los 50 años de permanencia en el Palacio Quemado no era una broma, como muchos creyeron. El presidente del Estado Plurinacional, y también de las seis federaciones cocaleras del Chapare, siempre es formal y serio; un caudillo de verdades directas; nada de medias tintas ni subterfugios. Dice lo que piensa y lo que quiere, sin tapujos. ¡Un jefazo!

Empero, el tema surgió como tirado de los cabellos. Por algo será. ¿Cortina de humo?… Ni nos acordábamos ya de aquel octubre – no el negro neoliberal sino el rojo socialista – del 2008, cuando por acuerdo de “caballeros” entre el oficialismo y la oposición se viabilizó la convocatoria al referéndum constitucional. Era para legitimar con el voto del soberano la Carta ilegal de La Glorieta, lo mismo que hicieron los ex prefectos de la Media Luna con sus Estatutos Autonómicos. Claro, con la diferencia de que en este caso había sido delito y en el otro, no. Los que se denominan ahora gobernadores están siendo enjuiciados; en tanto que el oficialismo no tiene todavía quien lo enjuicie.

Como en política nada es gratis, a cambio del referéndum la oposición hizo insertar varios artículos para evitar el prorroguismo. El 168 estipula la reelección presidencial “por una sola vez de manera continúa”. Morales ya fue elegido el 2005; después, por segunda vez – y en forma continua – el 2009. Más claro, agua. Pero para mayor seguridad, en disposiciones transitorias se lee: “Los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos periodos de funciones”. Por lo que no “tomar en cuenta”, como se pretende, es violar la Constitución.

Esa vez la oposición celebró el acuerdo como un triunfo. “El texto constitucional – dijo el señor Doria Medina, líder de Unidad Nacional – no es el óptimo, pero es una garantía para la vigencia de la democracia en el país”. A juicio del líder de Podemos, Tuto Quiroga, la Constitución (después de las correcciones introducidas en una mesa clandestina) se vuelve un proyecto que garantiza las libertades fundamentales” Ambos hablan de garantías. El tiempo no tardó en convertir esas declaraciones en una amarga ironía.

La Constitución “chuta” a nadie garantiza nada. Ni siquiera a los originarios. Podrán algunos caballeros ser políticos, pero que los políticos sean caballeros…Eso es lo que precisamente no sabríamos decir. Entre tanto, si entendieron lo que entendieron, es asunto de ellos, los opositores, dijo el Vicepresidente, muy tranquilo. Por su parte, Morales manifestó que le “quitaron un año de mandato; por lo tanto, no he cumplido mi gestión y constitucionalmente estoy habilitado para una primera reelección” Luego, como ya es habitual, el “coro” repitió lo mismo: que le “quitaron”. ¡Es bonito el Presidente para hacerse quitar algo!

Sin embargo, la prensa de entonces (2008) registra versiones diferentes: Morales “accedió a acortar su actual gestión y llamar a elecciones generales en diciembre de 2009…Renunció a la posibilidad de una segunda reelección hasta el 2019…a cambio de que la Constitución sea sometida a las urnas para ‘refundar’ el país.” (Los Tiempos) Fue, pues, un asunto de “toma y daca”; es decir, una cosa por otra.

Esas fueron las cartas sobre la mesa. Al escudriñar un poco, se avizoran tres elementos: el político, el jurídico y el ético. Una decisión política puede pasar por encima de la ley, la moral y la lógica. En cuanto a lo legal, acaba de decir una lindeza confesional el senador Isaac Ávalos: “El tema de la Constitución es lo de menos”. Debe ser por eso que la violan cada vez. El último, lo ético, hace a la decencia en el respeto a la verdad y el compromiso asumido. Todo lo contrario al “cholo proceder”, según parece.

(*)El autor es columnista independiente

Fuente: http://www.lapatriaenlinea.com/?nota=42863

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