DE VUELTA A LA EDAD MEDIA – Carlos Herrera Echazú – 21.9.2010

La nota distintiva de la Edad Media fue la dispersión del poder en infinidad de reinos y feudos pequeños. Sólo la iglesia era el poder aglutinador europeo, pero aunque era temida y gozaba de gran influencia, la ley y la voluntad política que se aplicaba en la gran mayoría de las regiones, era la del rey o la del señor feudal. Pues bien, puede que la comparación parezca caprichosa y excesiva, pero si se mira con cuidado lo que en verdad ocurre en nuestro país, el parecido es sorprendente. …..

……Y es que estos nacionalismos criollos, que parecen tener la mano fuerte y responder a un plan y una moral única y centralizada, en realidad no son tales. Es decir, que si bien el jefe de gobierno tiene gran poder político (pues puede acabar con la oposición política, judicializando la persecución, inclusive) en realidad gobierna con lenidad hacia adentro, esto es, que en la miríada de instituciones estatales, en general se hace lo que manda el capricho y el oportunismo de sus directores. Veamos si esto es cierto. ¿Tiene ud. confianza en la Fiscalía, por ejemplo? Es decir, cree ud. que si se ve envuelto en un lío legal, esta institución le garantiza una actuación objetiva e imparcial, en su defensa de la sociedad? ¿Y con la Policía? ¿Se puede contar con ella para la protección de las personas, es decir, que sus actuaciones e investigaciones sean objetivas, libres de presiones circunstanciales y se subordinen a la ley? ¿Y con el Poder Judicial, siente que se aplica la ley como Dios manda? ¿Le tiene usted confianza? ¿En las instituciones de registro y recaudaciones públicas nacionales, ha mejorado la atención con el gobierno nacionalista? ¿Siente usted que en general el Estado marcha hoy mejor que antes? ¿Y si esto no fuera así, cree usted que hay alguien a quien quejarse, una institución con el poder de hacer algo efectivo para obligar a cada institución a que cumpla el rol que la ley le asigna?

Y entonces, si la respuesta a lo anterior fuera negativa ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué el poder (cuando gobiernan los nacionalismos populistas autoritarios) en realidad no se fortalece, sino que se diluye en infinidad de reinos e instituciones, tal y como en la Edad Media?

La explicación es bastante sencilla: porque no es posible que una sola persona, por más buena voluntad que tenga, pueda controlar toda la estructura estatal. Esto es simplemente imposible. Y por eso el poder se diluye negativamente (cuando el gobierno es de carácter personal, más que legal) porque se crean feudos en las instituciones que encuentran fácil infringir el orden y prostituir la naturaleza de las mismas, en razón de que lo que las liga al poder central, no es la ley, sino el compadrazgo y la complicidad política. Ellas saben que en la medida en la que no se opongan al poder político, no tienen que responder por sus actos a ninguna autoridad nacional. Y es precisamente por eso que el mundo moderno tiende a la consolidación de los Estados de Derecho; porque la ley constituye un referente más claro, más accesible, más imparcial, y finalmente responde a un acuerdo de voluntad política, infinitamente más democrático. Y esto es lo que explica, también, porqué las democracias están formadas por una inmensa red de instituciones: para democratizar el poder, para acercarlo a la gente, tanto como crear órganos de control y contrapeso mutuo, a los fines de que sea la ley, y no la voluntad de una autoridad circunstancial, la que rijan el orden social.

Ahora bien ¿Qué pasa cuando no es el orden legal constitucional el que rige la vida nacional, en términos de progreso e inversión? Pues que las grandes inversiones se paralizan, ya que el capital sólo corre riesgos calculados (y siempre en lo relativo a problemas de mercado, esto es, costos, competencia, financiamiento, etc.) nunca cuando se trata de un país que cambia las leyes a capricho. Y esto porque la lógica que mueve toda inversión (aunque esto le parezca un pecado mortal a esa masa tonta de populistas) es la de obtener una ganancia, no la de hacer filantropía. Y si no hay inversión, ya sabemos, no hay empleo y tampoco progreso, porque para mejorar la calidad de vida (esto es, mejorar la educación de los hijos, la salud familiar, los ingresos económicos etc.) es clave tener un empleo estable. En otras palabras, es clave que haya un capitalista que gane dinero con sus inversiones; porque son ellos y por el afán de ganar dinero, los que invierten (y a su propio riesgo, además) la plata que hacen posible los empleos formales. Que se diferencian de los del Estado, digamos esto también, por ser empleos que se pagan de la venta de bienes y servicios demandados por la gente, no de los impuestos o las recaudaciones nacionales.

Es una ilusión entonces la idea de que los Estados nacionalistas autocráticos son más efectivos a la hora de cimentar el progreso nacional, como para luchar contra la corrupción estatal. La verdad es que son más bien el caldo de cultivo ideal para la corrupción, porque nadie rinde cuentas de nada, no hay un orden de jerarquía institucional que se respete, tal y como en un Estado de Derecho. Y tampoco son capaces de cimentar un progreso real porque se rigen más por el interés político del grupo de poder supremo (el jefe y sus acólitos) que por el interés nacional, por lo que generalmente actúan de forma miope e interesada. Todo lo cual espanta e intimida al capital internacional, por el que, irónicamente, el mundo pelea palmo a palmo.

Carlos Herrera Echazú

Abogado.

Enviado por el autor carlos Herrera [calinzell@hotmail.com]

1 comentario

  • By sergio, 28 Mayo 2012 @ 19:49 pm

    ???????????????????????

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