Al retornar de su reciente visita a Corea, el presidente del “Estado Plurinacional de Bolivia”, don Evo Morales Ayma, se declaró admirado por lo que vio allá, y lo explicó en el acto recordatorio de los 95 años de vida de CAINCO. Dijo que estaba impresionado porque ese pequeño país, con pocos recursos naturales había logrado un alto desarrollo, y preguntó ¿por qué no podría Bolivia hacer eso o más, teniendo un territorio tan grande y muchos recursos naturales?

Similar declaración hizo la ministra de Planificación del Desarrollo, doña Viviana Caro, quien dijo que Corea “ha emprendido un desarrollo acelerado sin contar con recursos naturales, que Bolivia sí los tiene para encaminar el crecimiento nacional tomando varios elementos de la experiencia coreana (…) un país  muy importante por su modelo de desarrollo” (ABI, 29/ago/2010).

Si de hablar de Corea se trata, siempre es bueno aclarar de cuál se habla pues existen dos, y son polos opuestos. Luego de la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial, Corea se dividió en la República Popular Democrática de Corea (“Corea del Norte”) controlada por la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y la República de Corea (Corea del Sur) bajo influencia de EEUU.

¿En qué se parecen las dos Coreas? Ambas tienen gobiernos independientes desde 1948, son pequeñas y cuentan con pocos recursos naturales. ¿Qué las diferencia? Corea del Norte es una república socialista con 120.540 Km2 y un PIB per cápita de 1.118 dólares. Corea del Sur tiene una democracia parlamentaria, sólo 99.720 Km2, una economía de mercado y un PIB per cápita de 19.114 dólares. La mayor distancia se observa en el comercio exterior: Corea del Norte suma 5.200 millones de dólares; Corea del Sur, 719.900 millones (fuente: www.wikipedia.org).

El manejo centralizado de la economía en Corea del Norte la aisló del mundo al extremo de que desde la caída del Bloque soviético atraviesa por una crónica situación económica, lo que incluso provocó una severa hambruna a su población en los años 90, con centenares de miles de muertos por fallas en la distribución de alimentos: la tierra se trabaja en forma cooperativa en un 90%.

Por lo que a Corea del Sur respecta, si bien su desarrollo tuvo un fuerte apoyo estatal, la estrategia no sólo se basó en la industrialización sustitutiva de importaciones sino también en la protección y aliento a su sector agrícola, y la posterior estructuración de un modelo “hacia afuera” con planes quinquenales de desarrollo favoreciendo la importación de bienes de capital, tecnología e insumos, el acceso al crédito, la cesión de subsidios para reestructuración de empresas, y el aliento a la exportación con un tipo de cambio competitivo.

La búsqueda de la industrialización y la exportación —como política de Estado— dio fruto: en pocos años Corea del Sur se transformó en la decimoquinta economía más rica del mundo, cuya sostenibilidad se basa hoy en la educación y la tecnología. No por nada el principal ministerio que vela por su desarrollo es el “Ministerio de Economía del Conocimiento”.

¿Qué lección nos deja todo esto? Que ni tener mucho territorio ni muchos recursos naturales garantiza el desarrollo; y, que ni el tener un territorio pequeño y pocos recursos naturales, resulta un impedimento. Todo depende del modelo económico y las políticas públicas. Por ello, es de aplaudir lo dicho por el Primer Mandatario boliviano sobre la Corea, como ejemplo a imitar.

Gary Rodríguez
es economista y gerente general del IBCE.

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