CRECIMIENTO O DECADENCIA? – Carlos Herrera Echazú – 16.9.2010

Debido al enorme gasto que el Estado ha realizado estos años anteriores (recursos del IDH, sueldos a una burocracia en expansión, bonos “Juancito Pinto”, cheques venezolanos para obras en las provincias, buenos precios por las materias primas que vendemos al mundo, así como los dólares del narcotráfico y las remesas del exterior) hemos vivido un aparente momento de crecimiento económico, que ha estimulado el consumo de algunos bienes y servicios, creando una ilusión con la que algunos se han llenado la boca demagógicamente.

No estoy seguro, sin embargo, si lo que pasa aquí se puede denominar con propiedad crecimiento y por eso sugiero tener cuidado a la hora de juzgar el asunto, porque como dicen, “no todo lo que brilla es oro”, ya que algunos indicadores muestran que en realidad la producción general ha caído en un porcentaje entre el 5% y 10% en rubros importantes de la economía. Es decir, nuestra oferta de bienes y servicios es de menor cuantía, también menos variada y no hay que olvidar que los ingresos sólidos (las divisas) vienen de ahí precisamente. .

Ojo entonces con este brillo aparente, porque un crecimiento basado exclusivamente en la sobre valoración del consumo y en ingresos circunstanciales, es como un juego contable fraudulento, vende gato por liebre. Veamos por qué. Lo primero que hay que considerar es que sólo aquellos ingresos legales y que son fruto de la venta de bienes y servicios legítimos pueden considerarse sostenibles, esto es, durar en el tiempo de un modo indefinido. Los ingresos ilegales o aquellos que son fruto de la coyuntura temporal, en cambio, pueden esfumarse como las nubes en el cielo, en un abrir y cerrar de ojos. Es más, sólo los ingresos legítimos pueden ser permanentes, porque dependen de nosotros mismos, de nuestro esfuerzo y trabajo, por lo mismo de lo cual pueden también incrementarse dependiendo del acceso a nuevos mercados. Lo que es saludable entonces es que la oferta productiva de un país sea diversa y provenga de un sector productivo legal y numeroso.

¿Tenemos algo así nosotros? Veamos. Ya hemos insinuado al principio del artículo que el mayor actor en la economía estos últimos años y por ende el que más ingresos tuvo fue el Estado –como fruto también de la expropiación de las empresas petroleras extranjeras- y que debido a eso como a los otros ingresos mencionados, el pueblo boliviano pudo bañarse en una cascada de dólares y bolivianos durante por lo menos los cuatro años pasados. ¿Pero es esto sostenible? Es decir ¿son ingresos firmes y duraderos? No parece que así sea, si consideramos además la gestión que el Estado ha hecho del negocio de los hidrocarburos y de la velocidad con la que tecnología ha hecho posible la expansión de la oferta gasífera en el mundo.

Las remesas –otra de nuestras fuentes importantes de dinero- son siempre un fenómeno temporal porque los que las envían, o tienen el objetivo de asentarse con sus familias en el país donde trabajan, o quieren volver cuando acumulan algún capital. No es entonces algo que pudiera considerarse estable y duradero, en la perspectiva del mediano y largo plazo.

Con relación al narcotráfico, lo que es más probable es que muy pronto la Comunidad Internacional nos ponga en el brete y nos obligue a tener sobre él un control riguroso, porque el mundo moderno sabe muy bien que el narcotráfico puede corromper fácilmente a gobiernos pobres y débiles y esto mismo derivar en enredos con el terrorismo internacional, además de alimentar unas cadenas delincuenciales muy peligrosas (México y Venezuela son casos típicos) que es algo que les complica la vida a todos.

Con el precio de las materias primas pasa algo parecido, no podemos asumir que el ritmo de demanda mundial se sostenga indefinidamente (en el sistema capitalista siempre hay crisis periódicas finalmente) por lo que los buenos precios actuales pueden modificarse cada cierto tiempo. Hay que considerar además que el perfil de las necesidades del mercado mundial se ha modificado al punto de que lo que vale más hoy son bienes y servicios con un alto valor agregado, un privilegio exclusivo de las sociedades con alto nivel educativo, algo que nosotros ni siquiera soñamos todavía.

Tenemos entonces problemas a la vista, porque como puede verse este flujo actual de dinero -que ha creado la ilusión de un crecimiento verdadero- no parece sostenible por ningún lado. En otras palabras y para ponerlo de una forma clara ¿Cómo vamos a mantenernos cuando el flujo actual de ingresos decrezca? ¿Sin fábricas ni actividad productiva diversa, cómo vamos a sostener a los miles de ciudadanos que ahora se mantienen de las ubres del Estado, con lo que llega por las remesas o con la plata del narcotráfico?

El primer paso entonces será entender que el sueldo del país, esto es, la fuente más segura e importante de ingresos para los países, son las exportaciones. Y que por lo tanto las políticas del Estado deben apoyar la producción a gran escala porque ésta es la única fuente estable y permanente de ingresos nacionales. Más aún, a lo que se debe tender a mediano plazo es a vender productos con valor agregado, ya que los precios de estos productos son mucho más estables que los de las materias primas. Pero apoyar las exportaciones quiere decir apoyar la actividad privada, no desalentarla, como se hace hoy en Bolivia. Y esto mismo –aunque a muchos les cueste un mundo entenderlo- quiere decir que tenemos que diseñar un Estado eficiente, donde la riqueza y la propiedad privada sean legítimas y por lo mismo sea fácil montar un negocio, obtener un certificado cualquiera sin demasiada burocracia, conseguir un préstamo bancario o registrar el derecho propietario, lo mismo que acceder a la justicia para defender un derecho o para hacer cumplir una obligación. Sin olvidar por supuesto que debe además promover el cumplimento general de las leyes, como recaudar con equidad pero sin olvidar su rol de servidor.

En otras palabras, un Estado que cree las condiciones para aumentar la producción de bienes y servicios, porque sólo un crecimiento devenido de una oferta productiva diversa sirve para alcanzar el bienestar de un país. ¿O en qué otra cosa se funda la riqueza y el bienestar de americanos o ingleses, que no sea en la capacidad de sus empresarios de producir y vender un sinnúmero de bienes y servicios, lo que a su vez les permite comprarse una vida cómoda y segura?

Mencionemos de paso que la idea de fortalecer el mercado interno (acierto económico brasilero según los analistas económicos) es imposible si las reglas del juego social y económico no promueven exactamente el mismo tipo de sociedad que se requiere para estimular una economía exportadora, esto es, una sociedad que vea con buenos ojos el trabajo, la riqueza y el orden legal democrático.

Ésa es finalmente la lección que el mundo moderno tiene para nosotros (los países pobres) que la riqueza nunca procede de la expoliación, ni de la centralización de la economía a manos del Estado (como aseguraba la perorata marxista, hoy felizmente casi bajo tierra) sino del esfuerzo y el conocimiento propios de la actividad empresarial privada, la única con los recursos, el interés y la inventiva como para afrontar semejante reto. Y sólo es posible hacer esto si se entienden las cosas como realmente son, no tratando de acomodar la realidad a la ideología, porque entonces uno se engaña de la manera más estúpida.

Carlos Herrera Echazú

Enviado por el autor carlos Herrera [calinzell@hotmail.com]

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