Con la muletilla de la paz – Centa Rek – 1.9.2010

Uranio- es el asunto que está ahora en manos del gobierno de Bolivia. Después de muchos dimes y diretes, de negativas y cortinas de humo, se acaban de recabar las pruebas de expertos estadounidenses que han descubierto grandes yacimientos de metales radiactivos ubicados precisamente en la zona de Coroma, allí donde hacen escasos veinte días se desató un conflicto que entre otras demandas exigía la configuración de los límites de esta región entre Oruro y Potosí (cerro Pahua), lugar en el que precisamente se encuentran estas riquezas que según los cálculos alcanzarían a mantener a Bolivia por más de 100 años.

Es curioso recapitular ahora que algunos ingenieros potosinos, habían planteado por los días del conflicto que el gobierno no resolvía el litigio porque el Ejecutivo tenía la decisión de darle estos yacimientos mineros a Irán; o sea que el tema estratégico con Irán ya merodeaba como un cuervo en medio del conflicto y el uranio era ya también un secreto a voces.

Apenas han pasado los días en el calendario y el uranio no se puede seguir ocultando, y el ahora metal del diablo hace su aparición estelar ubicado precisamente en la zona en conflicto. El mismo Presidente boliviano da una apresurada conferencia de prensa a tempranas horas de la mañana de ayer, en la que aborda el tema del uranio con el ministro iraní de Industria y Minas, Ali Akbar Mehravian, quien habría llegado a La Paz para anunciar un crédito blando de 254 millones de dólares para una supuesta inversión de lecherías y una textilera. En la ocasión el presidente Morales volvió a tratar de hacer que los bolivianos aculliquemos el discurso de la paz y la paz, de que nuestro país habría constitucionalizado su voluntad de no ir a la guerra, de ser pacífico y apuntó todos los cañones a Israel identificándolo como el sumun del mal por concentrar bombas nucleares, mientras según sus aseveraciones Irán estaría buscando material radioactivo para fines industriales benéficos.

Bueno, la perorata de la paz ya nadie la cree, mucho menos en un país en el que la guerra es una condición que parece ser imperativa, puesto que se hace la guerra de la mañana hasta cerrar los ojos, y en rigor todos los conflictos se resuelven con el uso de la violencia, se plantea la destrucción del rival político como una condición sine cuanum de la convivencia destructiva y se justifican todo tipo de encarcelamientos, incursiones violentas, represiones y contiendas incluso internas e intestinas entre los miembros del partido del MAS a fin de seguir la receta bolchevique de las purgas internas del poder: Menos manos, más dinero para algunos, menos correligionarios mayor concentración de poder es la fórmula infalible de los regímenes totalitarios.

Finalmente cuando caía la tarde de ayer mismo, Irán y Bolivia acuerdan que precisamente se encargaría a Irán de hacer la prospectiva de los yacimientos de uranio encontrados, o sea que el tema avanza a grandes pasos y ahora cada vez con menos disimulo, claro que poniendo la cortina de humo de la paz para iniciar la guerra, porque la guerra no es una cuestión de constitución sino de geopolítica mundial en cuestión y de intereses por supuesto y de alineamientos con uno u otro frente. Sabemos que la Unión Europea, los Estados Unidos entre otros países tienen ya tomada su posición en esta pulseta por la hegemonía del mundo y que el actual gobierno de Bolivia también sabe porque eje se está jugando, aunque pretenda seguir creando cortinas de humo de lecherías y textileras y una serie de pretextos que se utilizarán por un tiempo hasta que la verdad salga a flote irremediablemente.

El negocio en cuestión no admite resguardar la paz por supuesto, va directo a la guerra y el gobierno boliviano que se está jugando sus cartas necesita tener al pueblo y los sectores bolivianos totalmente supeditados a su decisión, para poder tomar las decisiones claves en el momento que las papas quemen porque no pueden seguir calentándose indefinidamente en la sartén y sin duda va llegando el momento de las definiciones que no aceptarán más dilaciones, y allí dirán sin pelos en la lengua: a pesar que somos un país que ha constitucionalizado la paz, no nos queda otra que la guerra porque es un deber nuestro defendernos de los ataques y peligros miserables de los capitalistas, neoliberales… etc, etc. Total para discursos son buenos, son rápidos, no tienen sangre en la cara y no pestañean siquiera cuando mienten.

La prueba de oro es que nuestro país no ha cambiado en nada, salvo en el discurso engañoso, pastoso y claramente hitleriano con el que se sigue sosteniendo y acunando el llamado “proceso de cambio”, que piensa entre otras cosas llegar a la guerra con la muletilla de la paz.

Centa Rek- Senadora por Santa Cruz- Bolivia.

Enviado por la autora Centa Reck [rcenta@hotmail.com]

Sin Comentarios

Aún no hay comentarios.

Escribe tu comentario:

Editor: Willi Noack | Administración Técnica: Jose Carlos Choque Y. | Creatica Ltda.