La memoria y el olvido (I) y (II) – Susana Seleme Antelo – 29.8.2010


De esta columna no me olvidé y por eso vuelvo a ella para hablar de memorias y de olvidos. Y es que siendo el  mundo tan proclive al olvido, dicen que  una generación es poca cosa  cuando se trata de garantizar la seguridad y la veracidad de la misma. Es decir, la memoria ajena al hombre efímero y sorda a los rumores e intrigas de quienes escriben las historias oficiales, pasadas y presentes, pues ya sabemos que la historia oficial la escriben los circunstanciales ‘vencedores’ de cada eslabón histórico.

Como la presente ‘historia oficial’ que pretenden escribir los efímeros hombres del MAS, sobre la construcción de un Estado “socialista comunitario”, que no es otra cosa que el Estado  indígena-originario-campesino. Es decir, el ‘Estado étnico corporativista’ en el que la condición étnica aymara y  su representación corporativa,  sea sindical, gremial, federativa, u otra, es determinante como mecanismo de representación política y de acceso al poder,  mecanismo convertido en más importante que la condición de ciudadanía, como atributo democrático.

Según algunos estudiosos, la ideología del MAS responde tanto a una corriente marxista,  como a una indianista y a la proveniente de la Teología de la Liberación. La tesis de la última corriente cabe en una sola frase: “la opción preferencial  por los pobres”, opción a la  que muchos sacerdotes y ex sacerdotes católicos, identificaron con los pueblos indígenas.  Sin embrago, buscando las fuentes ideológicas del MAS, rescato la memoria de muchas generaciones y me pregunto a cuál de las  corrientes indigenistas-indianistas se adhiere? Porque las hay diferentes, según tengan la impronta de Fausto Reinaga; o la visión ideológica, política y económica de la ‘reciprocidad-complementariedad de opuestos y respeto recíproco’, desde Vicente Pasos Kanki, de origen aimara (1779-1851), hasta la Proclama Federalista de Caracollo de Zárate Willca, en 1899, con la “regeneración de la República” entre indios y blancos. En todo caso, distantes del Estado Plurinacional Comunitario del MAS de 36 naciones, pero con primacía de la aymara y la  tesis de la confrontación-bifurcación. No olvido la corriente ultranacionalista con ribetes secesionistas de la ‘nación aymara’, anterior a los incas. ¿A cuál de ellas responde el MAS?

En el mismo tenor ¿a cuál corriente marxista se adhiere?  A la Carlos Marx sin tergiversaciones, seguro que no. Marx nunca consideró el marxismo como una verdad indiscutible, absoluta, sino más bien una ciencia abierta y en movimiento, al servicio de la democracia parlamentaria para favorecer al proletariado. En todo caso, se trata de un marxismo lejos del ‘terror’ que se impuso tras la Revolución Francesa -con izquierdistas radicales llamados jacobinos como Ropespierre- que manaron a la guillotina a sus adversarios, los girondinos de derecha. Si la primera acción de la revolución proletaria, pensaba Marx, tenía que ser  “la desaparición de los aparatos represivos”, deduzco que el MAS no es afín a ese Marx, rescatado gracias a la memoria veraz de muchas generaciones adscritas al socialismo democrático, ajeno a intrigas de necesidades políticas momentáneas.

¿Por dónde camina el MAS, luego de haber convertido a los sindicatos cocaleros campesinos, productores de la materia prima para el narcotráfico, en ‘movimientos sociales revolucionarios’ del proceso de cambio hacia el socialismo comunitario? (Continua)

Más de memorias y olvidos (II)

Susana Seleme Antelo

Si el mundo necesita más de una generación para garantizar la veracidad de la memoria, el MAS requiere al menos dos artículos para encontrar las raíces de las que se nutre, sin interesados olvidos.

No sabemos a cuál de las corrientes indigenistas responde, pero sabemos que no se adhiere a la línea marxista del socialismo democrático, según vimos ayer. ¿Responde entonces a llamada marxista-leninista-estalinista de la tradición ‘bolchevique’? El Vice ha utilizado esa palabra varias veces y nadie le ha preguntado qué  es ‘eso’, como me preguntó una honesta periodista.  Es una palabra rusa que significa ‘mayoría’. Como tal se impuso en el curso de la revolución en desmedro de los obreros y de la doctrina para justificar las tergiversaciones que exigía el momento político-militar.

Bajo la mayoría ‘bolchevique’, la dirección de la revolución subordinó la conducción proletaria a la intelectualidad pequeñoburguesa. Los sindicatos obreros fueron despojados de su carácter político como organizaciones proletarias, merced a un férreo ‘partido único’, a la burocratización de sus cuadros y de los aparatos del Estado, que sustituyeron la clase por el partido. Éste manejó el poder total, y fue al mismo tiempo gobierno y Estado burocráticos centralistas. Fue ‘la vanguardia’ que condujo la guerra contra enemigos externos y también la represión, las purgas internas y los campos de concentración con flagrantes violaciones a los derechos humanos de los adversarios. Manejó la estatización, la militarización, la campesinización-colectivización de la economía y la sociedad, durante 70 años. La dirección político-militar del partido bolchevique fue dueño de vidas y haciendas. Salvando las distancia y los contextos, pienso en el MAS: no menciona la corriente nacionalista de los años ’50, como parte de sus corrientes, ni el culto a la personalidad -tan bien utilizada por Stalin- aquí para deificar al ‘jefazo’ guía espiritual  de los pueblos indígenas.

¿Fortalecer la estructura bolchevique de los movimientos sociales, es castigar a los “infiltrados de derecha que buscan fragmentar al Gobierno y atacan  el proceso de cambio”, el Vice dixit, a raíz de los sufridos 19 días del conflicto en Potosí, sin que movieran un dedo? ¿La instrucción militar a miembros de la sociedad civil, va en la línea de fortalecer la estructura bolchevique y del  ‘poder social’ para sembrar temor, ‘espiar’ a moros y cristianos, reprimir, castigar, ‘aplastar’ a los adversarios y vengarse por los 500 años? Ahí va Juan Ramón Quintana en el Oriente y en la Amazonía, ocupando militarmente territorios para consolidar el proyecto político etnonacionalista aymara.

¿Fruto de la profundización bolchevique son las nuevas ‘víctimas’ del caso Rózsa, la continua politización da la justicia y la ausencia del debido proceso? Un empresario cruceño preso en Palmasola, suma y sigue la arremetida judicial contra el  prefecto Rubén Costas, y el alcalde Nils Carmona, con prisión domiciliaria en Warnes se suma a otros. La presidenta del Concejo Municipal cruceño, Desirée Bravo, con la guillotina judicial al cuello por supuesto título irregular, que nadie ha visto: no hay cuerpo del delito.

Entre tanto, los cuadros del partido y sus brazos represivos,  cierran fila en torno al ministro Sacha Llorentty, acusado con pruebas por el Defensor del Pueblo de dos muertes y del uso indiscriminado de la fuerza policial en Caranavi.  ¿Castigarán  por ‘infiltrado’ al  Defensor Rolando Villena? La memoria veraz y segura, contra el interesado olvido.

Enviado por la autora susana seleme [susanaseleme@gmail.com]

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