LA “OFENSIVA ESTRATÉGICA” CONTRA LOS “TRAIDORES” – LOS TIEMPOS (Editorial) – 27.8.2010

¿Quién goza de la autoridad y sabiduría suficiente para decidir quiénes son leales, quiénes traidores y quiénes merecen quedar en el limbo?

Hace un par de meses, con la contundencia que suele utilizar sobre todo cuando sus palabras están dirigidas a los sectores que constituyen las bases sociales del “proceso de cambio”, el vicepresidente García Linera anunció el fin de una etapa de la “revolución democrática y cultural” y el inicio de otra, la que según sus criterios de datación cronológica vendría a ser la quinta.

Ésta, según las explicaciones vicepresidenciales, consiste en una “ofensiva estratégica” orientada a la construcción y la toma del poder político, económico y cultural, es decir, ya no sólo del Gobierno, “sino del poder para tener la capacidad de decidir y mandar sobre la política y la economía” del país. Dicho en otras palabras: a la obtención del poder total, el poder sin límites, objetivo último para el que todo lo hecho hasta ahora no habría sido nada más que parte de un moroso pero necesario proceso preparatorio.

Al describir las características que tendrá la nueva etapa, dijo que de lo que se trata –ahora que ya no existe oposición digna de tal nombre– es de dirigir la “ofensiva estratégica” contra los “traidores”, o sea, contra quienes desde las filas del aparato gubernamental, de la estructura orgánica del Movimiento Al Socialismo o de la densa red de organizaciones sociales que lo apoyan den alguna muestra de disconformidad, discrepancia o, peor aún, disidencia. Es decir, anunció que el nuevo “objetivo estratégico”, después de haber “aplastado” a la oposición, sería depurar las propias filas.

Muchos de los hasta hace poco más destacados y poderosos líderes intermedios del aparato político oficialista han tenido ya la oportunidad de probar lo que eso significa en términos prácticos. Unos porque fueron expulsados de los privilegiados círculos de los considerados suficientemente leales y otros porque recibieron pruebas de lo generoso que puede ser el nuevo sistema político con quienes se hacen merecedores de la protección oficial. Cuanto ocurre en Ministerio de Gobierno es un ejemplo de lo dicho.

Pero la “ofensiva estratégica” contra los “traidores” también se desarrolla en otros escenarios más allá del Órgano Ejecutivo. El proyecto del Reglamento de Ética que está por ser aprobado en la Comisión de Política Social, mediante el que se propone despojar de su condición de asambleístas representantes del pueblo que los eligió a quienes se declaren “independientes”, es evidentemente un instrumento mediante el que se pretende disuadir a diputados y senadores a pensar, y mucho menos actuar, de modo que no coincida con los lineamientos que bajen de los más altos niveles jerárquicos. Los procesos que ya han sido anunciados contra los representantes de Potosí que apoyaron las demandas de sus electores son otro elocuente ejemplo.

Y por si aún quedara alguna duda, durante el próximo mes de septiembre se iniciará –y finalizará– una drástica depuración de toda la estructura orgánica del Movimiento Al Socialismo. Para ello, se detectará a “infiltrados” y “traidores”, se los expulsará de las filas partidarias y se los remplazará por gente cuya lealtad sea avalada por quienes han logrado dotarse de los medios suficientes para “mandar obedeciendo”. ¿Quién goza de la autoridad y sabiduría suficiente para decidir quiénes son leales, quiénes traidores y quiénes merecen quedar en el limbo?

http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/editorial/20100827/la-“ofensiva-estrategica”-contra-los-“traidores”_86868_166243.html

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