Artistas sin maquillaje – Susana Seleme Antelo – 26.7.2010

…en una impactante película testimonial, producida por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) con el respaldo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

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Gary Antonio Rodríguez A. ¡Triunfaron! “Estamos ante gente de ñeque, estamos ante gente que nos está dando una verdadera lección de economía práctica, estamos ante gente que ha triunfado contra la adversidad y contra todas las probabilidades”, decía de la película el ex Presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), don Armando Méndez.  27.7.2010

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COMENTARIO:

Deseo hacer un comentario sobre el documento las “Historias de Migrantes Bolivianos”, Willi Noack, 26.7.2010


Son los hombres y las mujeres con la cara curtida por el sol       o los ‘surazos’ del Norte  Integrado quienes encontraron en Santa Cruz “la tierra prometida” o “el lugar del Señor”, dice una de ellas. Son mujeres y hombres que cuentan las Historias de migrantes bolivianos exitosos en la agricultura cruceña, en una impactante película testimonial, producida por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) con el respaldo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Son “los artistas sin maquillaje”, dijo el presidente del IBCE, Pablo Antelo, el día de la presentación en el Cine Center de esta capital, donde ya se exhibe la película. Son las personas migrantes de todas partes de Bolivia, que “rascaron la tierra cruceña a puro pulso”, dicen, por eso declaran: “Soy colla y soy cruceño”. Son las mujeres y los hombres migrantes que  llegaron a Santa Cruz “con la ropa en el cuerpo y sin un centavo” y encontraron en este oriente lejano “la tierra propia”, tan ajena y sombría que parecía allá, en sus lugares de origen, de donde salieron empujados por la pobreza.

Según Gary Rodríguez, gerente del IBCE, llegaron y triunfaron en Santa Cruz, crisol de la bolivianidad, y con esta película “se salda una deuda histórica, al visibilizar el trabajo que miles de anónimos productores realizan desde hace más de 50 años en pacífica convivencia con los cruceños, aportando juntos al desarrollo del país, sustituyendo importaciones y fomentando otras agroexportaciones, creando divisas, empleos y alimentos para todos los bolivianos”.

Son las mujeres y los hombres, 30 en total, que durante 57 minutos narran cómo llegaron al ‘monte’, sin caminos y cómo encontraron ‘su lugar’ en este Santa Cruz, para tener un medio de vida con “bienestar y para vivir mejor”. Gracias al esforzado pero gratificante trabajo agrícola, ellas y ellos hablan   orgullosos de sus hijos nacidos en tierra cruceña, todos educados, profesionales y gente de bien. Se oyen todavía acentos de origen potosino, cochabambino, tarijeño, orureño, paceño o beniano, a pesar de que llegaron hace más de 40 años, pero orgullosas ellas con las ‘polleras’ también de sus orígenes, cortando caña y manejando camiones con rastras, chatas y tractores; con chinelas, zapatos o descalzas; unas y otros bajo la canícula de cañaverales, arrozales, soya u otros cultivos, o bajo la lluvia persistente.

Son las y los artistas sin maquillaje de la Bolivia profunda, productiva, inclusiva, donde nunca se sintieron discriminados, en la Santa Cruz calificada por el malévolo centralismo      andino como separatista y racista. Aquí es donde se hace realidad la consigna de Naciones Unidas: “Convivir, sembrar paz”, con el propósito de incentivar la “pacífica convivencia”. Esa convivencia democrática rota por la polarización que   impulsa la política oficial del masismo que no reconoce   derechos ni respeto a las diversidades culturales y étnicas. Esas que, como relatan los y las protagonistas de estas historias, sí pueden convivir juntas.

Y lo cuentan dirigidos por un joven director de origen potosino, acompañado de otros jóvenes cruceños, responsables de fotografía, imagen y de sonido, guiados por Gary Rodríguez, arropados por la amable melodía de Niña camba. Son quienes expresan que el ‘patrón de desarrollo productivo cruceño’ es válido para un país que incluya a todos y a todas por igual  como ciudadanos libres, con empleos dignos, ajenos a la droga, al contrabando, a la corrupción. ¡Le recomiendo la película!

* Máster en Ciencias Políticas

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Deseo hacer un comentario sobre el documento las “Historias de Migrantes Bolivianos”

Bueno, soy alemán y no agricultor boliviano, no pertenezco al grupo-meta de la película. Y todo lo que se puede comentar sobre la obra presentada por el IBCE ya ha dicho nuestra amiga Susana Seleme. Permítanme no obstante añadir un par de palabras.

He vivido 40 años en lo que llaman el “primer mundo”, en Europa. Los siguientes 30 años viví y vivo en el oriente boliviano, principalmente en Santa Cruz de la Sierra, y un par de años en la amazónica Riberalta. Un año, el segundo de mi estadía en el país, moré con mi familia en La Paz, y estuvimos frustrados y al punto de retornar a Europa cuando felizmente en un último y desesperado intento encontrábamos en Santa Cruz lo que hoy para mí es mi segunda “patria”: libertad, espacio, amigos, trabajo, sentirme parte.

Es mi deber testimoniar que en todo el tiempo nunca he sido discriminado, agredido, insultado, “excluido”, más bien, todo lo contrario, recibí invitaciones a trabajar básicamente como un “amalgamador” de las experiencias europeas con la joven democracia boliviana.

Había aquí encontrado mi paraíso. Y todo empezó a cambiar cuando a partir del año 2000 el encanto de una sociedad un poco Macondo, un poco mediterránea (Italia?, España? Provence francesa?), iba paulatinamente  perdiéndose. Este proceso pasó al parecer inadvertidamente para muchos cruceños, por no ser desconfiados y no serlo, ¿a caso no es otra cosa que ser confiado, en algunos casos “confianzudo”?

Los americanos del norte viven en un “melting pot”, una olla en que se funden las naciones para asumir responsabilidades de conciudadanos de los EE.UU. ¿Exclusión? Bah! Estos cuentos de separatismo y terrorismo de los cruceños nunca antes habían escuchado. Santa Cruz era otrora, ¡que pena tener que decir “era”!, un modelo exitoso,  pacifico, moderno, abierto, alegre, competitivo, con paz social, libre y hospitalario, que motivó año tras año a miles de gente del interior a venir para integrarse, como bien y acertadamente demuestra la película del IBCE y de Gary Rodriguez.

Este modelo cruceño exitoso, hoy bajo una terrible presión, tiene fuerza, no va a perecer, y los actuales afanes van a fortalecer la convicción que vivir sin libertad es como vivir sin oxigeno.

Santa Cruz de la Sierra, julio de 2010.

Willi Noack

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