Cinco leyes, un funeral – Susana Seleme Antelo – 21.7.2010

Las cinco leyes fundamentales del MAS -del Órgano Judicial, del Órgano Electoral, del Régimen Electoral, Tribunal Constitucional y de la Ley Marco de Autonomía- tienen una sombría contracara: la del funeral por el deceso de lo que pudo haber sido un moderno Estado Social, Democrático de Derecho y Autonómico. Fue asesinado lentamente durante cuatro años y medio, en virtud de una mayoría electoral democrática, circunstancial y transitoria como deben ser todas en democracia.

Nada que festejar si esas cinco leyes le dan al oficialismo el pase para el control total de su Estado Plurinacional, tanto o más excluyente que los anteriores. Y el funeral tiene lugar porque el MAS y sus hombres desecharon desde el primer momento tanto la democracia como la autonomía, para ser exactos, desde mucho antes de que ganaran aquellas elecciones de diciembre de 2005. Hoy tenemos un país, menos democrático, más centralizado, lejos de la autonomía ¡qué duda cabe: es el totalitarismo masista disfrazado de democracia que llama a elecciones para reproducirse en el poder, sin fecha ni horario en el calendario!

Y no es por culpa de la oposición o de la dirigencia autonomista, que no supo librar la guerra, como dicen algunas personas y alguna prensa. En vez de buscar chivos expiatorios en este lado, habrá que ver lo que de verdad incumbe a toda la sociedad, no sólo a una parcialidad, que se llama oposición. Incumbe, sobre todo al oficialismo, a la correlación de fuerzas entre una y otro, totalmente desfavorable a la pluralidad política democrática. Incumbe también a los ‘mirones quintacolumnistas’ que sin trabajar para el enemigo, pero proclives a la crítica y a la diatriba, dejan de reconocer quién es el enemigo principal.

En realidad, ni la democracia ni la autonomía estuvieron presentes en el proyecto político de Evo Morales, sus hombres y asesores. Menos aun en su cada vez más abigarrada concepción filosófica-ideológica, mezcla de radicalismos de una izquierda que a lo largo de la historia ha demostrado más yerros que aciertos, y de un indigenismo provocador que desvirtúa tanto sus verdaderos orígenes, como las realidades actuales de los pueblos indígenas.

Al MAS nunca le importó la democracia como pluralidad e igualdad políticas, como representación-participación ciudadana, o como libertad individual e igualdad social sin diferencias étnicas ni de clase. Tampoco como oportunidad económica. La autonomía nunca fue vista como el necesario factor descentralizador para una reforma impostergable de un Estado centralista y obtuso, ni como un proceso concertado y pactado de distribución de poder, de territorio y de recursos entre el gobierno central, las gobernaciones, los municipios y los habitantes, ni como un proceso a corto, mediano y largo plazo, propio de la compleja y diversa sociedad como la boliviana.

El camino para obtener la autonomía ha sido arduo en todo mundo donde ha tenido lugar la lucha para tenerla: a ningún poder le gusta ceder parte de su poder, menos a un MAS de naturaleza totalitaria. Pero hay logros: la autonomía, a regañadientes, con muertes, exilio y presos está en su Constitución. Dependerá de la lucha que continuemos para que nuestros estatutos sean respetados más temprano que tarde. Hoy tenemos una ‘autonomía centralizada’, que es lo mismo que hablar de un oxímoron: es decir dos conceptos opuestos en una expresión cercana al absurdo. Como todos los absurdos que Morales y sus hombres le propinan a Bolivia, en nombre de un proceso de cambio que va para atrás.

A nadie debiera asombrarle el oxímoron-absurdo- de la ‘autonomía centralizada’ del MAS a partir de la Ley Marco ya promulgada. Sumada a las otras cuatro leyes -del Órgano Judicial, del Órgano Electoral, del Régimen Electoral, Tribunal- se convierten éllas en la única gestión exitosa de su gobierno: la concentración del poder total hacia el autoritarismo antidemocrático.

La propuesta cruceña de reconocimiento de sus estatutos, aprobados con 86% de votación sin necesidad de ser refrendados por sus asambleas departamentales, deun pacto fiscal para una nueva distribución de recursos y que las autoridades departamentales y municipales no sean suspendidas a sola acusación del fiscal, no solo fue rechazada, sino que los estatutos nuevamente deberán ser aprobadas por dos tercios de votos del total de los miembros de la asamblea departamental, para después pasar a control constitucional. Sólo entonces podrán ser aplicados por el gobierno departamental.

Que el ministro Caros Romero diga que como se trata de un “pacto autonómico, tiene que hacérselo en un escenario de fuerzas pluralistas”, es una bofetada a senadores y diputados autonomistas de la oposición: a ellos mis respetos democráticos por su resistencia al rodillo. Como existencia real de una política plural en la Asamblea Legislativa, que el masismo no respeta, vivieron la intransigencia, el fundamentalismo y el desprecio de los oficialistas. Los masistas desoyeron a “las fuerza plurales” de Bolivia.

Al respecto, el senador Germán Antelo (PPB-CN) informó que la LMDA “es violatoria a los derechos fundamentales de aplicación de justicia”, y que una vez que se instale el Tribunal Constitucional, planteará un recurso de inconstitucionalidad con el “apoyo de expertos” pues “hemos demostrado al gobierno del MAS, que no tiene razón para judicializar las autonomías, para seguir controlando los recursos y para no reconocer plenamente nuestros estatutos”.

Ni en la Comisión para ‘construir consenso’ ni en la Asamblea hubo respeto a la pluralidad, pero ahora sí la exigen en las asambleas departamentales. En Potosí rechazan la nueva Ley y, como era de esperar, el oficialismo hizo caso omiso de las demandas indígenas. Ya sabemos que los pueblos-indígenas-originarios-campesinos son sólo parte de la fachada para ‘parecer’ lo que no son: ni demócratas, ni pluralistas, ni autonomistas. Lo prueban sus cinco leyes para el control absoluto del poder, además con la inédita discriminación para el ejercicio de cualquier ciudadano-a para ser electo, por su militancia y adscripción autonomista, amén de las guillotinas judiciales contra alcaldes y asambleistas electos, entre otras violaciones al Estado de Derecho.

El gobernador Rubén Costas dijo hoy que “No hay que lamentar que hayamos perdido algo, hay que rescatar el valor, el coraje y la capacidad de nuestros parlamentarios por haber defendido nuestra norma”, mientras el secretario cruceño, Oscar Ortiz, afirmaba que mientras no haya Tribunal Constitucional que dirima sobre nuestro Estatuto, éste seguirá en vigencia.

La acumulación del poder total Evo Morales y sus compinches es transitoria, como todo régimen proclive a violar los Derechos Humanos a sangre y fuego. Ahora, una vez concluido el ‘funeral’ por las cinco leyes fundamentales del MAS y sus hoy aún hoy mandamases ¡la lucha por la autonomía continua, pese a quien le pese! Y le hace frente a un totalitarismo similar al estalinismo socialista-comunista que también cayó, como tarde o temprano cae todo poder que se cree absoluto.

Enviado por la autora susana seleme [susanaseleme@gmail.com]

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